Hasta siempre, Compos
Un salón de actos. Un grupo de estudiantes de Periodismo con el logo de una vieja, periódico en mano, plasmado en sus camisetas. Caras de ilusión sobre el escenario, y de incredulidad en los asientos. Empezaron a hablar de artículos, de ideas, de ofrecer un producto nuevo al alumnado, una plataforma para crecer y aprender unos de otros. Su mejor baza: la convicción, con las inherentes ganas de expresarse, de comunicar. Vídeos, promoción, fiestas, bolígrafos apilados en maleteros. Una web, un diseño, un equipo.

Presentación de Compostimes en octubre de 2012 | ©Charlie Peartree
La vieja no era una vieja, era “a nosa vella”. La página no era una simple página, sino nuestro Compostimes. En el atril estaban los creadores de, más que un proyecto, una ilusión. Y sentados, con sus primeros apuntes de la carrera, el resto. Los que poco a poco nos fuimos sumando a lo que, para muchos, fue el primer acercamiento al periodismo real. De pronto, habíamos pasado de escribir en viejas libretas y en documentos de Word a publicar artículos en una revista con la que llegábamos a quien nos quisiese leer. La libertad, siempre la primera premisa. En un momento en el que aporrear las teclas del ordenador e ir con la grabadora y el cuaderno a cubrir un evento era una actividad inexistente en las aulas de la facultad, Compostimes permitía la autogestión de hacer lo que a uno le viniese en gana. Sólo se necesitaban dos cosas: calidad y esfuerzo. El talento sobraba en muchos de los “compositores”, y el esfuerzo venía de serie. Gracias a ellos, los recién incorporados a la aventura fuimos aprendiendo y mejorando. Para algunos una corrección de un estudiante de cuarto de carrera era una especie de bendición, un consejo para grabar en la cabeza. Nuestra web era el contacto con el mundo profesional con el que algunos soñábamos desde pequeños.
Compostimes se transformó, poco a poco, en una fábrica de cumplir objetivos. Algunos, como lo fue el de entrevistar a José María Caneda, se convertirían en noticia nacional. Ha sido nuestro rincón para cubrir elecciones políticas mirando de tú a tú a los futuros candidatos a la presidencia de la Xunta. Para hablar de las exposiciones que tenían a Compostela como protagonista. Para hacer especiales de cine, de deporte femenino, de literatura. Un mundo abierto a la imaginación y a los conocimientos de cada uno de nosotros, cada uno con sus virtudes y defectos, pero con la responsabilidad que conlleva que alguien nos hubiese dado nuestra primera oportunidad. Lugares como Fonseca o la facultad de Ciencias de la Comunicación fueron centros de operaciones, apoyados por miles de mensajes en Facebook.
Poco a poco empezó a llegar lo mejor: vosotros. Las felicitaciones por el trabajo bien hecho, la cara de muchos organizadores de actos cuando Compostimes era allí el único medio, algo que ocurrió no pocas veces. Los reconocimientos por estar haciendo algo diferente, algo que no tenía recompensa económica sino mucho más profunda: la satisfacción personal. Han pasado cinco años y, como ocurre a menudo con las cosas que más queremos, ha llegado la despedida. Las manos que, al otro lado de vuestras pantallas, han firmado tantos y tantos artículos están ahora en su particular hueco profesional, con las mismas ganas y talento pero, esta vez, para poder vivir de lo que les apasiona.
Os damos las gracias por habernos seguido, por habernos apoyado, por haber hecho de Compostimes algo más que una palabra. Os pedimos un gran perdón por no seguir haciendo de esto una realidad más longeva. Quizás, algún día, como los amores del pasado, Compostimes vuelva y con él sus Cara a Cara. Gracias por habernos dejado ser libres. Pero, especialmente, gracias por convertirnos en periodistas.