Sueños rotos

“É feliz o que soñando morre. Desgraciado o que morre sen soñar”
 Rosalía de Castro
John Guidetti se lamenta de una ocasión fallada en Old Trafford - ©El País

John Guidetti se lamenta de una ocasión fallada en Old Trafford – ©El País

Duele. Y seguirá doliendo durante días en el imaginario colectivo de un equipo que no está acostumbrado a la gloria, esa que tuvieron en sus botas Beauvue y Guidetti a segundos del final. El Celta se quedó a un suspiro de Solna en el Teatro de los Sueños, tras acorralar al todopoderoso Manchester United y salir con la cabeza bien alta tras completar una competición para el recuerdo. Da igual, el celtismo seguirá viendo durante días esa maldita repetición y soñando con que el balón acaba dentro de la portería de “Chiquito” Romero”.

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Salió el Celta convencido de que no podía perder ni un segundo más en la eliminatoria. Tuvo cuatro ocasiones claras y se diluyó cuando Rashford volvió a amansar el balón en sus botas. Entre el glamour y los millones otra vez fue el chaval de la cantera el que sacó las castañas del fuego, con un centro medido que Fellaini solo tuvo que cabecear al fondo de las mallas. Si el Celta ya tenía que escalar el Tourmalet, ahora lo tenía que hacer en medio de una pájara y con la rueda delantera pinchada.

En medio de la desolación Old Trafford parecía Balaídos, con 2.500 aficionados celestes que no pararon de animar ni un solo segundo. En Manchester se recordará a la afición del Celta, aquella que no paró de animar ni cuando el sueño ya estaba más que roto. Esa que sabe valorar la gloria tras haber pasado por el infierno, esa ha visto a Iago Aspas batallar por no bajar a 2ªB, esa que ha llorado con los penaltis de Granada o que todavía no se cree que este sea el mismo equipo que hace 5 años deambulaba por Segunda División.

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Los recuerdos se agolpaban mientras los del Toto Berizo empezaban a encerrar al Manchester United. En la segunda parte se acabaron las especulaciones y, aunque los reds devil llegaban para incomodar a Sergio, poco a poco el partido comenzaba a tener un color claramente celeste. La insistencia tuvo premio a cinco minutos para el final con el empate de Roncaglia, el momento exacto en el que los de Mourinho metieron el partido en formol para que no se jugara a nada más. Una tangana por aquí, un calambre por allá y un saca tú la falta que a mí me da la risa…el todopoderoso United buscando acabar el partido en el córner ante el Celta, algo que podremos contar algún día con orgullo a nuestros nietos.

En medio del desconcierto el Celta consiguió llegar al área y crear la última ocasión, la que todos nos sabemos de memoria y la que nunca se olvidará. Como no se olvidaran las lágrimas de Iago Aspas, la inesperada caballerosidad de Mourinho en la victoria o el gesto de John Guidetti todavía sin poder creérselo media hora después del partido. Miles de imágenes de dolor que se repetían en el corazón de los aficionados celestes, hogares que soñaron con una victoria que nunca llega y que no sabemos si llegará en el futuro. El Celta seguirá llamando a la puerta, sobre todo por todos esos niños – los pequeños y los no tan pequeños – que ayer se fueron a dormir con la camiseta del Celta como pijama. Cerrando los ojos muy fuerte, soñando con que la pesadilla de Old Trafford se convierta en el futuro en solo un mal sueño.

Fotografía de portada: ©El Periódico