Semana de piedras
El adoquín tiene algo especial. No sabríamos buscar un motivo empírico para ello, pero pocas ciudades tienen más encanto que aquellas que en su centro histórico lo conservan. Es algo así como un canto al pasado, a esas piedras que llegaron hace 25 siglos para mejorar el transporte de mercancías por las carreteras. Esas piedras que llegaron para hacer al hombre volar, esas piedras en las que hoy en día los ciclistas vuelan para alcanzar la gloria.
La sombra de la Vuelta a Flandes es alargada. Merodea en la cabeza del aficionado ciclista mientras sestea con la Vuelta al País Vasco y sueña con el “Infierno del Norte” del próximo domingo. Esos 100 kilómetros finales se repiten una y otra vez en su cabeza, recordando flashbacks como la avería de Boonen, la caída en conjunto de Sagan, Van Avermaet y Naesen o la exhibición de Philippe Gilbert. Quizás, eso es lo que nunca se va a borrar de la memoria del aficionado ciclista, el triunfo a lo campeón del belga que consiguió el monumento de su país con el mejor maillot posible: el de campeón nacional.
La espera entre Flandes y Roubaix se hace larga tras el espectáculo vivido el pasado domingo
A Gilbert le toca descansar hasta la Ardenas, porque Roubaix será territorio en su equipo para Tom Boonen, un mito que se despide a lo grande en el velódromo. Ese lugar donde le encantaría firmar su último triunfo, ese lugar donde quiere volver a hacer historia tantos años después y ese lugar donde es favorito con el permiso de Peter Sagan y Greg Van Avermaet. Quizás, ese sea el trío de ases de una carrera que viviremos el domingo y donde será difícil que veamos algo similar a lo de Flandes. Aunque cuando uno escribe sobre clásicas debería eliminar de su vocabulario palabras como difícil, imposible o nunca. Cosas del mejor ciclismo que solo se vive en primavera.
País Vasco defrauda a la espera de las grandes etapas que serán un buen prólogo para el “Infierno del Norte” del próximo domingo
Mientras, en las bonitas carreteras vascas, algunos gallos guardan fuerzas y evitan percances para las etapas decisivas de la Itzulia. Son Contador, Valverde o Henao – ciclistas a los que los adoquines les pillan lejos – que quieren ponerse la txapela. De momento, poco hemos visto por allí, pero el recorrido invita a guardar pensando en la contrarreloj final que lo marcará todo. Será una bonita lucha, como previa a los adoquines del domingo que lo volverán a copar todo.
Así son marzo y abril, los meses más variados en el mundo del ciclismo, los favoritos para muchos. Aquellos donde las clásicas toman el protagonismo y donde la primavera se respira por los cuatro costados. Ya habrá tiempo para pensar en las grandes vueltas, pero de momento el aficionado ciclista sigue soñando con algo tan curioso como las piedras, sigue alimentando su amor eterno por los adoquines.
Foto de portada: MARCA