El príncipe destronado
Shanghái. Marzo de 2015. Javier Fernández se proclamaba campeón del mundo de patinaje artístico, tras superar a su compañero de entrenamientos Yuzuru Hanyu. Ya era el rey de Europa pero, en ese momento, consiguió hacer historia en el patinaje mundial al situar por primera vez un nombre español en lo más alto. Desde 2015 hasta la fecha, Javier no sólo continuó ganando cada año los campeonatos de Europa, sino que en 2016 repitió gesta en el Mundial de Boston.

Javier Fernández durante el programa libre del Mundial de Helsinki | ©RTVE
Helsinki. Abril de 2017. El pasado fin de semana la racha se rompió. Javier se quedó lejos de revalidar título mundial, y se tuvo que conformar con un cuarto puesto. El patinador español salió a por todas en el programa corto y consiguió superar su propio récord europeo con 109’05 puntos. El que siempre había sido su principal rival, Yuzuru Hanyu, se quedaba quinto y otros patinadores entraban en escena: Shoma Uno, Patrick Chan y Boyang Jin. Se empezó a presagiar otro final dulce para Fernández.
Pero no fue así. Javier salió a la pista para realizar su programa libre sabiendo que Yuzuru Hanyu había realizado un ejercicio perfecto, clavando todos los saltos y arriesgando con los cuádruples. También había visto ya las actuaciones del resto de patinadores. El desenlace de la clasificación estaba en sus patines. Sufrió varias caídas, una de ellas en la recepción del cuádruple salchow. Mantuvo como siempre un nivel alto en la coreografía y en la expresividad, pero la diferencia al comparar, por ejemplo, con los saltos de Yuzuru fue notable. El esfuerzo y la buena parte artística no bastaron. El podio de Helsinki no lleva nombre español. Tiene a tres asiáticos como protagonistas: Yuzuru Hanyu, Shoma Uno y Boyang Jin.
Futuro. Javier Fernández ha contribuido a que se conozca el patinaje en España. A que la bandera nacional esté entre los principales patinadores del mundo. Ha promocionado de la mejor forma el patinaje artístico, ha dado a conocer el esfuerzo y la dificultad que hay detrás de un salto. Lo que queda por delante es no decir adiós para siempre a su trono, sino recuperarlo. Tras finalizar la competición en Finlandia, el patinador reconocía no haber entrenado como le hubiese gustado durante la mañana previa al programa libre, además de salir al hielo con muchos nervios. Pero, ahora, para la cabeza de Javier Fernández sólo hay una dirección. El futuro está marcado por un acontecimiento clave: los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018. El príncipe ha sido destronado, pero el trono ya espera su regreso.