Deportistas galegas (IV): el resurgir de Ana Peleteiro

Por su ubicación en la geografía europea, la historia reciente de Belgrado ha sido convulsa. La capital serbia ha sido bombardeada en sendas Guerras Mundiales (primero en 1914, luego en 1941), y posteriormente en el conflicto con Kosovo (1999). Es una ciudad que ha tenido que recomponerse en varias ocasiones, que ha sufrido. Quizás por eso mismo es difícil encontrar un contexto más propicio que Belgrado para reencontrarse con uno mismo y resurgir, como hizo la semana pasada la atleta gallega Ana Peleteiro. La ribeirense es una deportista que desde muy joven ha tenido el listón muy alto. Con dieciséis años se proclamó campeona del mundo júnior de triple salto, un título que generó unas expectativas colosales, probablemente excesivas para una adolescente.

Ana Peleteiro, en una competición esta temporada | ©As

Ana Peleteiro, en una competición esta temporada | © As

Aquel día, un doce de julio de 2012, registró un salto de 14 metros y 17 centímetros, una marca que la ha perseguido durante casi un lustro. Tras erigirse como una de las atletas con mayor proyección de su especialidad, se estancó. El año siguiente al campeonato mundial fue muy duro para la gallega, que incluso reconoció que había perdido las ganas de entrenar y que llegó a plantearse dejar el deporte. Pero Peleteiro persistió y tomó la decisión de trasladarse al Centro de Alto Rendimiento de Madrid para recuperar la ilusión y convertirse en una saltadora más metódica. Volvió a ser muy competitiva a nivel nacional, lo que le permitió coleccionar tres campeonatos de España absolutos en pista cubierta, y uno al aire libre, desde su llegada a la capital española.

No obstante, en todos esos años fue incapaz de superar el techo personal que ella misma había marcado en verano de 2012. Ni tan siquiera de acercarse. Uno de sus objetivos cuando llegó al Centro de Alto Rendimiento consistía en preparar el ciclo olímpico que desembocaba en los pasados JJ.OO. de Río de Janeiro. La distancia mínima para estar en la ciudad carioca era de 14,15 metros. A pocos meses de la cita olímpica, Peleteiro se trasladó a Lisboa con el propósito de escapar del ambiente de exigencia de Madrid y quitarse la presión. Sin embargo, una inoportuna lesión provocó que tuviese que renunciar a su último intento de estar en Río. Cuatro años después de su excelsa participación en el mundial júnior, las puertas de los Juegos se cerraban para la ribeirense.

La precocidad de Ana Peleteiro, campeona del mundo júnior en 2012, jugó en su contra las temporadas posteriores, en las que no fue capaz de igualar la marca que le otorgó el título

El hecho de que Peleteiro no hubiese conseguido mejorar su marca desde 2012 provocó que se le tildase como uno de los juguetes rotos del atletismo español. Su dedicación durante todo el ciclo olímpico, su inmersión en el Alto Rendimiento, no había encontrado el ansiado premio. Ha sido curiosamente después de que pasase la cita brasileña cuando la gallega ha podido reencontrarse consigo misma, con la chica que asombró al mundo con dieciséis años. Más liberada y con un nuevo entrenador, Iván Pedroso, ha encontrado la comodidad y la regularidad para volver a alcanzar las marcas que una vez fue capaz de conseguir. El 2017 ha sido, por ahora, un año de crecimiento incesante. En febrero revalidó su título en el campeonato de España absoluta en pista cubierta con una marca de 13,67, para experimentar una ostensible mejoría en Belgrado, donde un salto de 14,20 le llevó directa a la final, otorgándole un nuevo récord personal y dejándola como la segunda mejor atleta española de la historia de su especialidad. En la final no pudo mejorar de nuevo su registro, pues se quedó en 14,13, lo que le valió para finalizar en una meritoria quinta plaza. La persistencia de la ribeirense ha dado sus frutos: la marca conseguida en la capital serbia le ha dado un billete para el Mundial de Londres, que se disputará en agosto.

Ahora que ha vuelto a ser la atleta que fue, Ana Peleteiro se muestra profundamente ambiciosa, pues ha mostrado la voluntad de que lo de Belgrado sea el principio de algo grande. La gallega ha vuelto a la élite del triple salto y no tiene intención de abandonarla de nuevo. 

Fotografía de portada: © AtlánticoDiario