Brotes verdes

Hacía tiempo que no vivíamos una semana tan cargada de épica, de historia y de emoción en el mundo del deporte. La remontada del Barcelona ante el PSG en la Champions agotó los adjetivos de la prensa por unos días y nos recordó que lo importante no siempre son los títulos, sino esos días especiales que nunca se borrarán de la memoria del aficionado. Si hablamos de épica en el deporte nunca debemos olvidar al ciclismo y si había alguna duda para cerrar la semana, en Niza, apareció Alberto Contador.

No siempre el aficionado recuerda los triunfos. En ocasiones, es más importante la emoción de un momento especial

Un ciclista que hace tiempo que no suma grandes victorias, pero que tiene una extraña capacidad que merece también su reconocimiento: hacer que toda carrera en la que participe acabe girando en torno a su figura. Lo hizo en la última Vuelta Ciclista a España en la que ni siquiera pisó el pódium y lo volvió a hacer durante toda la semana pasada en las carreteras francesas.

Quedan lejos esos tiempos donde los capos del pelotón no aparecían hasta julio. Ahora, pelean por objetivos de nivel desde el primer momento de la temporada y sus equipos les exigen victorias desde que se ponen un dorsal. Por eso, no es extraño ver a Contador, Quintana, Valverde o Froome buscar objetivos grandes en febrero o en marzo. París-Niza ha sido uno de ellos y por eso hemos visto una de las pruebas por etapas más atractivas de los últimos años. Con Alaphillippe demostrando que puede ser algo más que un clasicómano, con Henao alargando un poquito más la primavera eterna del ciclismo colombiano o con los sprinters afilando cuchillos de cara a la vía Roma de San Remo. Un cóctel perfecto, con emoción hasta el último día, ese donde apareció el Alberto Contador que más disfruta el aficionado al ciclismo.

Hace tiempo que Alberto Contador no consigue un gran triunfo, pero nunca ha dejado de ser un ciclista diferente y especial

Ese que se quedó a solo dos segundos del triunfo final, pero que fue capaz de poner en jaque a todo el pelotón y soñar con una remontada de otros tiempos. Porque atacar a cincuenta kilómetros de meta es una osadía que siempre se debe aplaudir. Se podrán discutir muchas cosas en la carrera de Alberto Contador, pero nunca se podrá poner en duda su valentía. Quizás, la carrera de Contador se acabe recordando más por su carácter ofensivo que por sus victorias, aunque de palmarés el de Pinto también va bastante sobrado. La París-Niza despejó muchas incógnitas y también nos dejo una imagen de esperanza: la de Alberto Contador, Marc Soler y David de la Cruz comandando la etapa decisiva. Son representantes de tres generaciones de ciclistas españoles distintas, pero que avivan la esperanza de un relevo en la elite que no parece nada sencillo. Brotes verdes que aparecen en una temporada donde las mejores victorias habían llegado gracias a Alejandro Valverde, un hombre que cada temporada parece que resta años en vez de sumarlos.

Entre brotes verdes y con un domingo para el recuerdo bajó el telón la París-Niza de Sergio Henao. Mientras, Quintana domina con mano de hierro en Italia para llevarse la Tirreno-Adriático. Todo, antes de que Froome aterrice en Europa para competir en la Volta a Catalunya con Contador y Valverde. En definitiva, una temporada apasionante de la que no llevamos ni tres meses y que tendrá, seguro, oportunidades para todos. Una temporada donde quizás los ciclistas nos vuelvan a demostrar que a veces merece más la pena una actitud valiente que una victoria.

Foto de portada: El Confidencial