Cineuropa 2016: Personal Shopper

Los países escandinavos son modelos de perfección en varios aspectos vitales. Su forma de gobierno, el espíritu eco-friendly y en los últimos años también su hábitos saludables. La comida mediterránea ha dejado paso a las dietas veganas y a los batidos detox. Todos quieren ser pálidos, rubios y llevar gorros de nieve con quince grados de temperatura. Sin embargo, se hace evidente que la herencia más demandada es la de las bebidas “desintoxicantes”. Encabezan la lista de experimentos más buscados y dicen los expertos que cuanto más arriesgada es la mezcla, más posibilidades de éxito.

Como un batido de espinaca y manzana, Olivier Assayas, metió en su thermomix ingredientes dispersos con los que trataba de encontrar un sabor extrapolable a los problemas de las sociedades modernas. Empleó una pizca de terror, unos gramos de suspense y drama familiar y, por último, añadió unas ralladuras de thriller psicológico. Como resultado, se encontró con caras reacias y un pequeño grupo de adeptos que supieron ver que lo importante nos es la degustación, sino la intención revolucionaria.

Personal Shopper (2016) tiene como protagonista evidente a Kristen Stewart. Se trata de una joven que se muda a París para esperar una señal del más allá de su hermano gemelo, quien falleció recientemente. Para costearse su estancia en la ciudad de las luces, Stewart compagina su trabajo de médium con el de personal shopper de una mujer famosa. Aunque mantiene un estilismo muy cuestionable durante toda la cinta, se dedica a aconsejar a una celebridad acerca de su vestimenta. Como envoltorio de esta disparidad, se ve vinculada en un caso de asesinato. Aunque pueda parecer complicado, este es tan solo el aperitivo de lo que realmente esconde su temática.

l © festivalcannes.com

Un estilo difícil de definir l © festivalcannes.com

El director francés nos tiene acostumbrados a sus relatos desconcertantes. En ‘Paris, je t’aime’ (2006) nos confundía con los diferentes estados de las relaciones amorosas en los bares y rincones más dispersos de su ciudad insignia. En esta ocasión, da un paso más allá y pretende explicarnos cómo la influencia del consumismo y la tecnología nos está llevando a creer en fantasmas. Una interpretación muy generosa que pretende justificar esta receta tan compleja.

Otro de las recientes fijaciones del director es la actriz Kristen Stewart, siempre presente en el foco de la cámara. Sus gestos y movimientos ya son característicos y en esta ocasión, Assayas los lleva al extremo, rozando el abuso. Con un peinado hacia atrás y ropa unisex que acentúa su delgadez, la actriz es casi un chico. Tan solo se recuerda su género cuando se viste a escondidas con la ropa que no elige para ella. Es su fetiche y se suma a la serie de ideas sueltas que la película va dejando a su paso. Tampoco la recupera, es tan solo un apunte: le gusta la ropa cuando está prohibida.

Asimismo, nos cuentan que estamos en nuestra butaca “esperando una señal”. Lewis, su hermano médium muerto, prometió en vida mandarle una señal desde la ultratumba. No sabemos el cometido de ese mensaje, ni por qué en el último momento es lo menos importante. Lo cierto, es que nuestra víctima de la moda espera y nos hace esperar. Son pequeños trozos sólidos de manzana que se atraganta en la garganta al intentar tragar nuestra bebida a la moda.

El problema de los batidos con ingredientes muy contrapuestos es que, en ocasiones, nos preguntamos si era necesario arriesgarse tanto para estar entre los fieles a las últimas tendencias. La conclusión final podría ser que la inexpresividad de Kristen Stewart y la experimentación está tan into fashion como los batidos detox, todo contado por un experto de la moda. Por desgracia, en esta ocasión la ingesta no es del todo saludable.