El bricolaje del siglo XXI

El conocimiento no está muerto: a partir de ahora, el único límite existente es el que uno mismo quiere proponerse. Inventar ya no supone ningún problema económico; apostar por una disciplina académica promovida por el interés y la curiosidad humana resulta cada vez más común. Y que la creatividad sirva de motor para contribuir a cambiar el mundo, sienta las bases de del progreso.

El Movimiento Maker es una tendencia mundial que rompe barreras. Establece una intensa relación entre la sociedad y la tecnología. Si hace unos años creíamos que las grandes empresas eran las únicas capaces de engendrar contenidos, a día de hoy es posible promover ideas sin apenas moverse de casa. La condición indispensable es querer y poder; de manera desinteresada, el afecto por enriquecer el conocimiento refleja una desgarradora motivación por producir y difundir contenidos.

Catalogada ya como una corriente filosófica, los makers se consideran personas autodidactas, con ganas de aprender y colaborar bajo el estandarte del DIY (Do It Yourself). Promueven el trabajo en equipo, la creación de una comunidad interesada en el saber recíproco para lograr interacciones interpersonales. Y lo mejor de este movimiento, es que está formado por todo tipo de personas, desde pequeños benjamines ilusionados con la magia de la ciencia, hasta sabios doctores expertos en materias. El marco conceptual engloba disciplinas inventoras relacionadas con la tecnología: ciencia, impresión 3D, robótica, electrónica, metalurgia, artesanía y arte.

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La capital compostelana fue escenario de la mayor feria científica española| ©Mikaela Viqueira

El portador de este genoma se extrajo en Estados Unidos durante los años 70. Sus genes dominantes se expandieron, desde entonces, por todo el mundo, ofreciendo convenciones y ferias que reúnen a los seguidores de la cultura “hazlo tú mismo”. Aunque no se precisa inventar para formar parte del grupo: el curioso espectador que asoma la cabeza por la puerta el saber, determina un rol relevante en el intercambio de competencias.

En este sentido, Galicia y, en especial, Santiago de Compostela son pioneras en I+D. Los diversos campos de investigación científica y desarrollo tecnológico, incitan a una educación basada en la curiosidad. El reflejo de todo un trabajo garantizado por el deseo intelectual se plasmó hace dos semanas en el Palacio de Congresos. Durante dos jornadas repartidas, los makers gozaron de un espacio repleto de stands, actividades lúdicas y charlas divulgativas que potencian la finalidad de esta revolución: transmitir conocimiento.

La disposición de mostradores se extendió por toda la planta baja, albergando, bajo el mismo techo, entidades empresariales, emprendedores y asociaciones de jóvenes estudiantes. Mientas, las aulas del primer piso ofrecían pequeños obradorios y la oportunidad de asistir a una simulación lanzamiento de cohete espacial. El jardín de atrás se convertiría en un pequeño campo de batalla para los combates de drones, exhibiciones de parkour y talleres de reciclaje. Y, por último, el auditorio reunió a maestros que resaltaban la importancia de la innovación en una era dominada por la tecnología.

“Actualmente, España goza de la tercera Maker Faire más grande de Europa, después de Roma y París”, Marcos Saavedra

El proyecto educativo VermisLAB fue uno de los compositores de esta banda tecnológica. Marcos Saavedra, fundador y coordinador de la corporación, narra en una entrevista la importancia de este evento, así como la experiencia de organizar y vivir desde dentro el furor maker. Ensalza la cultura maker porque “la capacidad de innovación es mucho mayor que todo el conocido hasta el momento”. “En la actualidad, gente de todo el mundo comparte sus proyectos para que puedas participar en ellos y mejorarlos, es algo imparable y exponencial”, apunta.

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No todo es innovación y desarrollo tecnológico. Los makers también difunden conocimiento sobre cualquier área| ©Mikaela Viqueira

El sentimiento maker ha desembarcado en una tierra donde era necesaria la expansión del conocimiento. Saavedra destaca la implicación de Galicia como un paso importante para este cambio, argumentando que actúa de puente para la creación de una “red de espacios en donde fluya el conocimiento y ganemos peso como colectivo”. Actualmente, España goza de la tercera Maker Faire más grande de Europa, después de Roma y París.

Aunque congregar un evento tan completo es complicado “por la cantidad de cosas que hay que hacer y organizar, desde buscar a los makers hasta toda la estrategia de comunicación y la realización de las actividades”, Saavedra apunta que se trata de una práctica muy satisfactoria a nivel profesional. La experiencia produce sentimientos ” muy diversos, desde ver la cara de los más pequeños alucinando con todo lo que hay en la feria, hasta que surjan proyectos de innovación entre los expositores”.

Pero, sin duda, si el organizador tuviese que destacar su actividad favorita, “serían las largas charlas con los makers seniors de este año, fue sin duda un aprendizaje que no olvidaré nunca”. Por tanto, el resultado de esta primera Maker Faire en Galicia fue el esfuerzo efectivo de toda una comunidad innovadora, predispuesta, trabajadora y sin límites que lucha por cambiar el mundo.