Qué bueno que volviste

Juan Martín del Potro volvió a alzar los brazos en Rio | ©Clive Brunskill / Getty Images.

Juan Martín del Potro volvió a alzar los brazos en Rio | ©Clive Brunskill / Getty Images.

Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro nos están dejando imágenes para la historia. La abrumadora superioridad de Katie Ledecky y Katinka Hosszu habría marcado la competición de natación de no ser por la presencia, casi literaria, del irreverente Michael Phelps. A Usain Bolt, una vez más, nadie ha podido pararlo, mientras Simone Biles ha completado una participación absolutamente histórica en gimnasia artística que ha despertado de su letargo a la memoria de la mismísima Nadia Comaneci. Carolina Marín se ha reafirmado como la mejor jugadora de bádminton del planeta, y el piragüismo español (y gallego) ha vuelto a provocar más de una taquicardia con final feliz.

Es difícil hablar de la competición tenística sin recordar dos nombres. En primer lugar, el del manacorí Rafael Nadal, oro en dobles masculino junto a Marc López y al borde del bronce en individuales en una participación que, como suele ocurrir cuando se habla de él, superó todas las expectativas previstas. El otro es el del escocés Andy Murray, quien revalidó su oro olímpico de Londres y confirmó su candidatura a un número uno que buscará asaltar durante los próximos meses, ante la atenta y maltrecha mirada de un mermado Novak Djokovic, quien se marchó de Brasil a las primeras de cambio. Pero no lo hizo perdiendo contra cualquiera. Perdió contra Juan Martín del Potro.

Hablar del tandilense en presente llena los labios de una alegría desmedida. Y es que, hace un año, a nadie se le habría ocurrido que Del Potro fuese a lograr una medalla de plata en los Juegos Olímpicos, más que nada porque su muñeca izquierda había vuelto a convertirse en polvo una vez más. Las lesiones de este perfil, tan susceptibles de provocar recaídas, son las más dolorosas para un deportista con ansias por competir. Pero todavía lo son más cuando uno es consciente de que, sin ellas, probablemente tendría opciones de estar en lo más alto de su deporte. El caso del argentino es todavía más grave, porque Del Potro ya estuvo en la cima. Dos veces, concretamente. Y lo más increíble es que va camino de la tercera.

A modo de breve recordatorio cabe resaltar aquello de que este espigado tenista (no en vano mide 1.98 metros) fue número cuatro del mundo y se proclamó campeón del US Open en 2009. Ganar un Grand Slam con 20 años parecía ser el preludio dorado de una carrera llena de éxitos. Sin embargo, se destrozó la muñeca por primera vez apenas unos meses más tarde. Su 2010 no existió. En blanco. Su recuperación fue lenta y, finalmente, en 2013 logró recuperar su mejor nivel, alcanzando el número cinco del ranking e incluso llegando a semifinales en Wimbledon, sobre la superficie (hierba) en la que a priori tenía más dificultades para adaptarse. Y de nuevo, a comienzos de 2014, su muñeca volvió a resquebrajarse en mil pedazos.

En este presente 2016, tras dos operaciones muy delicadas y muchos meses de reposo, Del Potro volvió a las canchas. Lo hizo en Delray Beach, teniendo incluso miedo a golpear con su revés a dos manos por miedo a forzar su frágil muñeca izquierda. Pero lo cierto es que se sintió bien y alcanzó las semifinales, recuperando, de golpe y de pronto, 600 puestos en la clasificación ATP. Desde entonces ha disputado, haciendo uso del ranking protegido, hasta tres Masters 1000 (Indian Wells, Miami y Madrid), logrando una victoria en cada uno de ellos. También participó en Wimbledon, donde fue capaz de avanzar hasta tercera ronda, eliminando a todo un campeón de Grand Slam como Stan Wawrinka. Pero el delirio del tandilense ha llegado en la cumbre del olimpismo. Del Potro ha vuelto a ser Del Potro en Rio de Janeiro.

En una competición para el recuerdo, el argentino barrió del cuadro, entre otros, a dos números uno como Novak Djokovic y Rafa Nadal. Y lo hizo jugando a su manera, con el golpeo limpio de drive corriéndole como lo hacía en 2009 y 2013, haciendo daño a cualquier rival y sintiéndose ágil sobre la pista, con movilidad en ambos brazos y cubriendo muchísimo espacio con la facilidad que le otorga su generosa envergadura. De momento, está confirmado que habrá más Juan Martín del Potro a partir de dentro de dos semanas en Nueva York. Allí ganó el de Tandil su primer y único Grand Slam. Allí nació tenísticamente. O al menos nació por primera vez.