Judo Olímpico: 16 años de declive

El judo español en los Juegos está gafado. Desde Sydney 2000 no consigue meter a ningún representante en los puestos de medalla y lo que es más preocupante a cada nueva ocasión parece más complicado que lo pueda lograr en el futuro. El relevo generacional a los campeones surgidos, principalmente de Barcelona 1992, no se ha producido. Siguen surgiendo buenos judokas pero sus resultados han ido empeorando, especialmente preocupante es que a muchos parece que se les encogen las manos y hasta las solapas cuando se suben al tatami en la máxima competición del deporte.

Rio 2016 ha sido el último exponente de que algo se está haciendo mal. De que no solo la mala suerte, las decisiones ajustadas o los errores puntuales son las causantes del fracaso. La nomina de posibles medallistas que se han quedado en el camino es bastante extensa y las derrotas en los combates clave son asuntos preocupantes.

“Las derrotas en los combates claves se han convertido en preocupantes”

María Bernabeú es la última de esta infausta lista para la delegación española. Una nómina de deportistas que parecen incapaces de revertir este retroceso.El ejemplo de la salmantina no deja dudas, Bernabeú fue incapaz de vencer en la lucha por la medalla de bronce a pesar de dominar el combate durante los cuatro minutos reglamentarios. Incluso estuvo a punto de puntuar gracias a un buen trabajo en suelo. Pero un waza-ari de su rival alemana durante la “técnica de oro” ponía fin a sus esperanzas. Un pequeño fallo de concentración seguramente causado por el brutal desgaste físico de este deporte ponía punto final a su sueño. Este desenlace no parecería nada descabellado en una competición que se suele decidir por detalles cuando la contienda es igualada. Lo que sucede es que la delegación española ha vivido varias veces un desenlace realmente similar.

El siguiente caso más cercano se produjo hace ahora cuatro años. El protagonista fue Sugoi Uriarte que también perdió en el combate por la medalla de bronce. Pero su caso es todavía más duro debido a que fue eliminado en semifinales(con cierta claridad) pero sobretodo por como se produjo su derrota en la lucha por la tercera plaza del podium. El vasco dominó pero sin llegar a puntual ante un rival muy conservador, y ni siquiera el tiempo extra pudo deshacer la igualada. Tuvo que ser la decisión de los jueces la que le privara de la presea. Un veredicto que pudo ser injusto, pero que seguramente se vio influenciado por una penalización realmente rigurosa sufrida por Uriarte durante el tiempo adicional.

“La victoria en primer ronda de Laura Gómez es un balance escaso para un equipo con un potencial mayor”

En cuanto al resto de la delegación enviada a Brasil, los resultados hablan por si solos. Cuatro representantes, Bernabeu aparte, y tan solo un combate ganado. La victoria en primer ronda de Laura Gómez es un balance escaso para un equipo con un potencial mayor. Especialmente dura fue la derrota de Julia Figueroa que llegaba como número cinco del ranking y no pudo realizar un buen combate en su debut. Mientras que la gran promesa Francisco Garrigós mostró un buen nivel competitivo pero la falta de experiencia le jugó una mala pasada ante el alemán Toby Englemaier al que dominaba con tres shidos a favor, pero que un despiste seguramente provocado por su juventud le costó un yuko en contra que no pudo remontar. Mientras que Sugoi Uriarte simplemente no estuvo al mismo nivel que hace cuatro años, se mostró lejos de su mejor nivel y no pudo superar a su rival. En definitiva un rendimiento cada vez más lejano a los buenos momentos del siglo pasado. Un lento declive que pone en entredicho el trabajo de casi dos décadas y que pide un cambio para recuperar el potencial de una disciplina capaz de grandes cosas en tres mágicos ciclos olímpicos.

Es posible que el éxito fulgurante logrado entre Barcelona, Atlanta y Sidney pusiera las expectativas demasiado altas. Que los judokas españoles tuvieran que soportar una presión y una responsabilidad mayor a la que debían enfrentarse. Que el precio a pagar sea un rendimiento menor al potencial, que la mentalidad o la preparación psicológica no fuera la mejor o incluso que sea una suma de todas estas causas unidos a los intangibles de un deporte tan difícil de ponderar.

Foto de portada: El País