Un Tour previsible a primera vista

A pocas horas de que la carrera por etapas más importante del año para el pelotón ciclista arranque, dos nombre brillan por encima de todos en el norte de Francia, en esa Normandía de donde con muchos nervios, algún susto y esperemos que no muchas caídas, parte la ronda gala.

Hablamos de Chris Froome y de Nairo Quintana, protagonistas principales del pasado Tour que acabó con un resultado que muchos podrían prever para este año. Dos grandes equipos y dos tácticas diferenciadas: la del Sky romper la carrera en mil pedazos y después dedicarse al “catenaccio”, mientras que la de Movistar es un poco más conservadora al principio intentando que el colombiano remonte en la general en las últimas etapas hasta alcanzar el “sueño amarillo”.

El duelo Froome-Quintana parece inevitable con el control que ejercerán el Sky y el Movistar

Pero el Tour es algo más y por suerte tenemos varios factores desequilibrantes que pueden jugar un papel protagonista (esperemos) en estas tres semanas. El primero es el equipo Astana, con las mismas garantías y con dos líderes del nivel de Fabio Aru y Vicenzo Nibali (ganador en 2014). Del equipo kazajo nos podemos esperar tácticas nefastas (un saludo al Giro 2014) o tácticas impecables (como las que llevaron a Aru a conquistar la Vuelta y a Nibali el Giro de este año). Astana debe dar ese punto distinto que todos esperamos a la ronda gala.

Seguimos buscando motivos para la esperanza en Alberto Contador. Lleva demasiados años sin triunfar en París y precisamente eso hace que las tácticas del de Pinto nos ilusionen. Solo vale ganar y eso hará que su actitud ofensiva pueda cambiar la carrera. Y luego ya llegan las incógnitas…el nivel de Porte y Van Garderen, el papel de los franceses y lo que quieran arriesgar o por supuesto la aparición de Tom Dumoulin que viene al Tour a descubrir la carrera y a preparar los Juegos.

El equipo Astana y Contador son las esperanzas para cambiar la táctica férrea de la carrera

Alicientes sobran todos los días, empezando por la nómina de sprinters que será la primera en entrar en acción, y el recorrido permite bastantes alegrías teniendo en cuenta que tenemos muchísima montaña, quizás sin una etapa reina pero compensado por variantes que merecen la pena. La crono parece que de nuevo se quedará en un segundo plano si a nadie se le atasca, pero lo que está claro es que nos esperan 21 días pegados al televisor. El tiempo y los ciclistas dirán si este Tour se convierte en el de las “siestas” o en el de los “sueños”.