Mujeres y poetas

Una selección de poesía joven gallega hecha por mujeres

Hoy, 8 de marzo, es el Día Internacional de la Mujer. También, por extensión, el día de la mujer poeta.

Como en todos los terrenos, también en este quedan todavía muchas cosas por hacer. Por ello, y para celebrar esta jornada, se publica aquí una selección de autoras jóvenes gallegas.

Son mujeres hablando sobre mujeres, mujeres hablando sobre sí mismas, mujeres hablando sobre tantas cosas.

No hay mejor manera de celebrar la poesía, la igualdad, la belleza.

 

 

 

 

Claudia Caparrós

 

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Claudia Graña.

 

II.

Lo daré todo por un gesto tuyo que me indique hacia dónde debo seguir,
y me dejaré ir
como los esclavos de Miguel Ángel luchando por sobrevivirme,
luchando por nacer y por ser
y paralizada en un presente eterno, en un pasado
que me encarrila y que me llena de mí misma, fría en las cadenas de mi propio cuerpo y en las limitaciones de mi propia existencia, en todo
lo que me hace posible

 

y que siento en la piel
y en las respiraciones agitadas de las habitaciones en penumbra cuando me levanto para apagar la luz y lanzarme sobre ti
porque te deseo
como deseo esta vida furtiva, esta vida feroz de la que tengo que escaparme igual
que de ti
igual que de mí
Me adhiero a tus palabras porque no te tengo, porque no quiero tenerte pero quiero tocarte, quiero moldearte con mis manos como a un palacio de cristal malogrado
y después romperte
como a un monumento a los caídos,
a la memoria de los que ya no están
y a la memoria de los que ya no somos
 
en este instante entumecido, en este instante que congelo entre mis labios húmedos
 
la carne es blanca
 
Ningún camino me conduce a ti, ningún camino nos llevará al final de esta noche circular y laberíntica
y no sé si esto es un túnel
la horizontalidad
o si es un pozo
la verticalidad
pero no hay luz y te muerdo
pero me agarro a ti
y me deshago como un reloj de arena en una cuenta atrás que no termina nunca
y alzo los hombros porque no soy suficiente, porque no me basto
bajo el agua ya
no hago pie
 
Es la seriedad y la trascendencia de este cuerpo y de esta alma que gotea entre mis piernas,
entre mis ojos
 
Me erizo como un campo de trigo
Me enciendo como hierba
 
porque soy hierba
 
y estoy viva y estoy quieta y avanzo
y te miro diciéndote: estoy triste, Sully Morland,
estoy ahogada
 
 

María Do Cebreiro

mai2

Mai Oltra.

A alta montaña
 
Un día estiven a punto de perder a conciencia
e aquel rapaz, que facía montañismo,
colleume polos pulsos e logo referiuse
a un lugar situado entre a palma e o maimiño.
“Podes premer aquí”. Cando lle preguntei:
“como o fixeches?” faloume da montaña.
Dixo que na subida a carne e a pedra
eran o mesmo: “carne e pedra, carne
e pedra”, repetiu, “ata chegar arriba”. Amo
profundamente os lugares nos que a vida
e a morte se confunden. A neve é o máis alto,
pero non o único. (A morte non é menos realista
do que a vida). Están as sabas, onde o frío limita
cos embates da febre. E está o pracer dos corpos,
onde o estremecemento vén cadrar coa subida
da calor, nun lugar que desmente a enxeñosa
consideración segundo a cal “na vida todo é sexo,
agás o sexo, que non é sexo, senón poder”.
Así que non se trata de relativizar a morte,
senón de darlle o lugar que merece. Pedra
e carne. No gabinete de curiosidades da memoria
apareceu tamén a limpadora que en Zúrich
se queixaba do porca que era a neve: “A neve
só vos gusta aos que vides de lonxe”. Quizais
por un motivo semellante, cando os rescataron
no cimo da montaña, os superviventes
daquel accidente aéreo negáronse a falar.
O que viron arriba abriu neles un voto
de silencio. E o resto da súa vida actuaron
como unha cofraría de homes obrigados
por unha débeda impagable. Quen ousaría
culpalos por vivir? Obras, que non palabras.
(Precisamos o tacto.) Levo a montaña
no meu nome. Non coñezo a montaña.
(Somos capaces de amar sen coñecer?)
Estiven unha vez e só quería escapar.
Os “tesos cumes” dos que falaba o poeta eran
o máis semellante do mundo á claustrofobia.
Pero non era deles, nin sequera de min,
do que fuxía, senón daquel amor que era
un golpe no peito, que batía no máis fondo
do fondo dos cavorcos. Foi no espello do río,
na inmensa soidade da tumba de María
Mariño, que limpei de insectos e caracois
durante unha hora, debruzada sobre ela,
como se nese aceno puidese limpar aquel amor
e a min. Homes de pouca fe, a neve é unha marca
de xiz sobre o xersei de inverno despois de rematar
unha boa clase. E mesmo cando é mala,
a neve é esa marca que queda sobre a roupa.
A esperanza de que mañá será mellor.
 
      ***
 

[Traducción del gallego por Laura Villar]

 
La alta montaña
 
Un día estuve a punto de perder la consciencia
y aquel chico, que hacía montañismo,
me cogió por las muñecas y luego se refirió
a un lugar situado entre la palma y el meñique.
“Puedes apretar aquí”. Cuando le pregunté:
“¿cómo lo hiciste?” me habló de la montaña.
Dijo que en la subida la carne y la piedra
eran lo mismo: “carne y piedra, carne
y piedra”, repitió, “hasta llegar arriba”. Amo
profundamente los lugares en los que la vida
y la muerte se confunden. La nieve es lo más alto,
pero no lo único. (La muerte no es menos realista
que la vida). Están las sábanas, donde el frío limita
con los embates de la fiebre. Y está el placer de los cuerpos,
donde el estremecimiento coincide con la subida
del calor, en un lugar que desmiente la ingeniosa
consideración según la cual  “en la vida todo es sexo,
excepto el sexo, que no es sexo, sino poder”.
Así que no se trata de relativizar la muerte,
sino de darle el lugar que merece. Piedra
y carne. En el gabinete de curiosidades de la memoria
aparece también la limpiadora que en Zúrich
se quejaba de lo sucia que era la nieve: “La nieve
solo os gusta a los que venís de lejos”. Quizás
por un motivo parecido, cuando los rescataron
en la cima de la montaba, los supervivientes
de aquel accidente aéreo se negaron a hablar.
Lo que vieron arriba abrió en ellos un voto
de silencio. Y el resto de su vida actuaron
como una cofradía de hombres obligados
por una deuda impagable. ¿Quién osaría
culparlos por vivir? Obras, que no palabras.
(Necesitamos el tacto). Llevo la montaña
en mi nombre. No conozco la montaña.
(¿Somos capaces de amar sin conocer?)
Estuve una vez y solo quería escapar.
Las “rígidas cumbres” de las que hablaba el poeta eran
lo más parecido del mundo a la claustrofobia.
Pero no era de ellos, ni siquiera mío,
del que huía, si no de aquel amor que era
un golpe en el pecho, que golpeaba en lo más profundo
del más profundo de los barrancos. Fue en el espejo del río,
en la inmensa soledad de la tumba de María
Mariño, que limpié de insectos y caracoles
durante una hora, inclinada sobre ella
como si en ese gesto pudiera limpiar aquel amor
y a mí. Hombres de poca fe, la nieve es una marca
de tiza sobre el jersey de invierno después de acabar
una buena clase. Y lo mismo cuando es mala,
la nieve es esa marca que queda sobre la ropa.
La esperanza de que mañana será mejor.
 

 

 

 

 

Alba Cid

 

Sonia Marpez - Día de la Mujer

Sonia Márpez.

Rose is a rose is a rose is a rose ou Da denominación das especies
 
Bergk di que a historia dun texto é coma unha longa caricia[1].
cando Gertrude Stein contradí a Shakespeare utiliza case as mesmas palabras[2]
algo similar acontece
coa denominación das especies.
 
imaxina recibir o nome dun naturalista xesuíta que se despraza ás Filipinas no XVII
e nin sequera repara en ti,
porque os bosques de sándalo
ou os tarsios
—esa familia de primates minúsculos con ollos de oliva—
conseguen distraelo,
tirándolle das puntas da capa cuns dedos case humanos.
 
algunhas neves máis tarde, entre os muros da Universidade de Uppsala
o príncipe dos botánicos bautízate en homenaxe a aquel que non te distinguiu,
mentres no leste asiático
infusionan sen descanso as túas follas,
e protexen os cabelos das rapazas ou o fío das espadas con aceite extraído das sementes.
té branco ou té negro, corte limpo ou ferida:
ao fin, son os procesos de oxidación os que sentencian
todo.
 
nosoutras, que nacemos atadas a París,
e aprendemos nas novelas de Dumas
a apreixar contra o peito un ramo de camelias coa esencia mínima
—para evitar a tose,
para evitarmos toda convulsión—,
vixiamos despois a súa floración
na profusa constelación de pazos galegos.
 
así, a eclosión invernal é sempre un disparo,
e cada flor, cranio ou ánfora,
preámbulo dunha caída rotunda,
pétalos corrompidos pola humidade
cando tocan a terra.
 
esa, non o esquezas, será a nosa oración:
ao fin, son os procesos de oxidación os que sentencian
todo.
 

***

[Traducción del gallego de la propia poeta]

Rose is a rose is a rose is a rose o De la denominación de las especies
 
Bergk dice que la historia de un texto es como una larga caricia.
cuando Gertrude Stein contradice a Shakespeare utiliza casi las mismas palabras
algo similar acontece
con la denominación de las especies.
 
imagina recibir el nombre de un naturalista jesuita que se desplaza a las Filipinas en el XVII
y ni siquiera se fija en ti,
porque los bosques de sándalo
o los tarsios
—esa familia de primates minúsculos con ojos de oliva—
consiguen distraerlo
tirándole de las puntas de la capa con unos dedos casi humanos.
 
algunas nieves más tarde, entre los muros de la Universidad de Uppsala
el príncipe de los botánicos te bautiza en homenaje a aquel que no te diferenció,
mientras en el este asiático
infusionan sin descanso tus hojas
y protegen los cabellos de las jóvenes o el hilo de las espadas con aceite extraído de las semillas.
té blanco o té negro, corte limpio o herida:
al final, son los procesos de oxidación los que sentencian
todo.
 
nosotras, que nacemos atadas a París,
y aprendemos en las novelas de Dumas
a estrechar contra el pecho un ramo de camelias con la esencia mínima
—para evitar la tos,
para evitar toda convulsión—,
vigilamos después su floración
en la profusa constelación de pazos gallegos.
 
así, la eclosión invernal es siempre un disparo,
y cada flor, cráneo o ánfora,
preámbulo de una caída rotunda,
pétalos corrompidos por la humedad
cuando tocan tierra.
 
esa, no lo olvides, será nuestra oración:
al final, son los procesos de oxidación los que sentencian
todo.

[1] Anne Carson, en Autobiography of Red
[2] “When I said/ A rose is a rose is a rose is a rose/ And then later made that into a ring I made poetry and what did I do I caressed completely caressed and addressed a noun”

 

 

 

 

 

Luisa Iglesias

 

Solas amanda

Amanda Pardal.

me dijeron que no volviese sola a casa
que tuviese cuidado con el chico que me acompañase
de vuelta a casa
me dijeron que fuese independiente
sin que se notase demasiado
que no dependía de mí misma
sí de alguien
sí de nadie
 
en realidad no me dijeron nada de eso
no a mí directamente
de alguna manera
flota en el aire
de alguna forma
como un líquido de podredumbre que nos engrasase
las articulaciones
 
a veces
en bici de vuelta a casa en leipzig
miraba la quietud por encima del hombro
pienso cómo es vivir
sin pensar
en que alguien te sigue
sin apretar las llaves en la mano
sin pedalear más rápido
pienso cómo es vivir
sin haber tenido un acosador a los dieciocho años
sin hombres-escolta
hombres-muro
hombres-violencia
 
pienso
cómo es vivir
 
mi cuerpo con vello es varonil
mi cuerpo valiente es excesivo
mis ganas de follar
no me caben
en los corsés
de una sociedad que me limita
a la mala comprensión
de mi cuerpo
 
soy una mujer más
en la estadística europea
de mujeres
que sufren abusos sexuales
las estadísticas huelen a papel
a despacho
y a micrófono
pero estos números están manchados
de horas en silencio
de supervivencia
de miedo a perder (más)
de poder
estos números están manchados
de sangre, insultos, semen
y violencia
 
quisieron pegarme por besar a una mujer a los diecisiete
pasé meses comiendo menos de 1000 calorías al día
durante tres años
tuve un acosador a los dieciocho
un hombre abusó de mí a los diecinueve
me insultaron a gritos por tener vello a los veinte
aún no sé hablar de mi (no)género a los veintiuno
 
pienso cómo es vivir
sin esta sonrisa
que nos enseñan a poner
cuando las cosas van mal
cómo es vivir salvaje
y real
en los espejos
 
pienso
cómo es vivir

 

 

 

 

María López Pousa

 

mai3

Mai Oltra.

“Why is it I find out so slowly what women are made for? It comes nudging and urging up in me

like tulip bulbs in April”

(The Unabridged Journals of Sylvia Plath)

Sylvia
a veces pienso en ti en el metro
a veces pienso en ti cuando me busco en el espejo del baño
y no encuentro nada
a veces pienso en ti en los momentos en los que simplemente quiero dejarme ir
y no encontrar ninguna respuesta
cuál es el problema de no querer ninguna respuesta
lo que tanto he oído criticar de ti a gente que simplemente no entiende
esa necesidad
cuando es más fácil dejarse ir
cuando es mejor dejarse ir que pensar un modo
de volver a salir a flote,
y hablo mucho de los contornos del mundo, pero en realidad
están muy lejos
de mí
de lo que se supone que debo hacer
de lo que entendían que debía hacer porque Sylvia
estar mal es un poco como seguir siendo una niña
como si todo el mundo
supiese mejor que tú lo que debes hacer
y no tuviesen problema en decírtelo
porque qué sabrás tú
que sientes demasiado
porque el drama es algo que sólo las mujeres hacen
qué menos
que hacerlo bien.
 
qué sé yo de las cosas grandes, Sylvia
es lo único que me pregunto
qué se yo de los grandes temas.
qué sé yo de las cosas grandes que discuto
con otra gente en los bares, cuando me miran con condescendencia
porque discutir es un poco como seguir siendo una niña
 
qué sé yo del amor
de la muerte
 
de todo lo que hay en medio
cuando llego a casa
y me quito la ropa
y busco las marcas de tu paso en las sábanas, qué sé yo
del ideal
 
qué sé yo de la tristeza
que no es la mía
que no es la tuya
de esa necesidad de arreglarlo todo que nadie me ha explicado
tal vez porque no he tenido viajes por carretera
para encontrarme a mí misma
porque no he tenido la oportunidad de sentir el dolor como es
es decir sucio
es decir feo
porque es algo que no me está permitido.
 
Sylvia, estoy intentando escribir una tristeza perfecta
la que está ahí por las mañanas cuando no consigues despertarte
y sólo está
y ya no lloras
porque no es lo que se supone
que tienes que hacer, pero Sylvia
si escribo es sólo porque hay una voz dentro de mí que no se calla,
es difícil
tan difícil
hacer
que esa voz se oiga.

 

 

 

 

 

Miriam Reyes

 

lara

Lara Araújo.

No soy dueña de nada
mucho menos podría serlo de alguien.
No deberías temer
cuando estrangulo tu sexo,
no pienso darte hijos ni anillos ni promesas.
 
Toda la tierra que tengo la llevo en los zapatos.
Mi casa es este cuerpo que parece una mujer,
no necesito más paredes y adentro tengo
mucho espacio:
ese desierto negro que tanto te asusta.
 
***
 
Soy lo que no entiendes
y simplificas
lo que no puedes cambiar
y limitas
lo que necesitas
y humillas.
Por más que te obedezco
no hago lo que deseas.
Por más que me anulas
te lastimo.
 
 

 

 

 

Olalla Tuñas

 

mai

Mai Oltra.

Non
 
                                               A Yanet, amiga
Camiñastes sobre unha lebre
dende a illa A Caracas
cos pes mollados, a ollada chea,
o Caribe refinado nas túas mans de area.
 
A chuvia era o amor.
 
Chovía e mirabas
o mundo en círculos
e dicías amantes,
tantos coma fuxidas
sinalando co dedo aceso
puntos arbitrarios de azul.
 
Onde quedou
o sorriso das apátridas?
Preguntabámonos
ante a túa xuventude
sobre o significado
político da negativa;
atallos.
 
A chuvia era.
 
Perdiches o pasaporte,
contabas mentres brindabamos.
Á mesa todos estabamos mollados.
 
A negativa era.
Estiraches os brazos,
apartastes o cabelo dos ollos
e falamos da luz.

     ***

[Traducción del gallego de Laura Villar]

No

A Yanet, amiga

Caminaste sobre una liebre
desde la isla de La Caracas
con los pies mojados, la mirada llena,
el Caribe refinado en tus manos de arena.
 
La lluvia era el amor.
 
Llovía y mirabas
el mundo en círculos
y decías amantes,
tantos como escapadas
señalando con el dedo encendido
puntos arbitrarios de azul.
 
¿Dónde ha quedado
la sonrisa de las apátridas?
Nos preguntábamos
ante su juventud
sobre el significado
político de la negativa;
atajos.
 
La lluvia era.
 
Perdiste el pasaporte,
contabas mientras brindábamos.
En la mesa todos estábamos mojados.
 
La negativa era. Estiraste los brazos,
te apartaste el pelo de los ojos
y hablamos de la luz.
 
 
 

 

 

 

Laura Villar Gómez

 

Universales amnda


Amanda Pardal.

Miro el rostro diluido.
Me reconozco en los espejos
de las habitaciones.
En las fotografías aun observo
la misma tez que acaricio
por las noches.
Pero mi imagen no me dice nada
acerca de quién la habita.
 
***
 
Decías que también
habría lluvia
en este lugar.
Que también las luces del amanecer
se encogerían como gatos salvajes
en las sombras de los árboles.
Decías que también aquí
todo.
Pero nada queda
en este lugar.
 

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* Este artículo no hubiera sido posible sin la colaboración de estas cinco fotógrafas:
Lara Araújo.
Claudia Graña.
Sonia Márpez.
– Mai Oltra.
Amanda Pardal.