El bonito cuento del Leicester City

Jamie Vardy celebrando un gol frente al Manchester United | ©Oli Scarff/Getty Images
A mediados de diciembre se desató la locura en Leciester. El humilde equipo local (que pocos meses mantenía una lucha agónica por no descender) acababa de derrotar al Chelsea, actual campeón, y afianzaba su liderato al frente de la clasificación. Aquel resultado provocó la sonada destitución de José Mourinho y supuso un punto de inflexión en las aspiraciones del Leicester City. Inglaterra y el mundo entero fijaron su mirada sobre el conjunto dirigido por Claudio Ranieri y las reacciones no tardaron en llegar. Cuando en la Premier League más monetizada de la historia se empezó a hablar del milagro un entusiasmado Gary Lineker lanzó su promesa: si el Leicester lograba el título, saldría en ropa interior en televisión.
Lineker es una leyenda del Leicester City y del fútbol inglés. Natural de la ciudad que da nombre al equipo, vistió la camiseta del club durante ocho temporadas y es el único jugador del equipo que se alzó con el trofeo de máximo goleador en la primera categoría (es posible que unos meses tenga que compartir este privilegio). Su mayor logro como futbolista fue liderar la lista de goleadores del mundial de México 86, incluido el gol que nadie recuerda en el partido más famoso de la historia de este deporte. Tras retirarse optó por dar el salto a la televisión y desde 1999 presenta el programa de fútbol por excelencia en Inglaterra: Match of the day.
El presentador Gary Lineker prometió que si el Leicester lograba el título saldría en ropa interior en televisión
“Parece que están conspirando para verme en calzoncillos” confesaba Lineker a principios de marzo. Cuatro meses después de su promesa el Leicester mantiene el liderato para sorpresa de todos y él se ha convertido en la cara visible de los aficionados. Esta semana en un artículo publicado en The Guardian trató de explicar las sensaciones que lo han invadido durante los últimos meses, que vive con intensidad y nerviosismo junto a su padre de más de setenta años. Sus sentimientos se han expandido por todo el planeta fútbol y mantiene frente al televisor a millones de aficionados que semana tras semana esperan ver a los chicos de Ranieri escribir un capítulo más de su sorprendente historia.
Lo que comenzó como una anécdota se ha convertido en una realidad cimentada en una serie de instantes gloriosos. En el caso del Leicester la mística del equipo pobre que aspira a campeón se combina con los momentos mágicos que regalan una serie de futbolistas hasta hace poco desconocidos. Uno tiende a creer que entra dentro de la lógica (esa lógica que el Leicester ha hecho saltar por los aires) que un equipo que anota goles como el de Vardy al Liverpool, el de Ulloa tras elástica de Mahrez al Stoke City o la chilena de Okazaki frente al Newcastle tiene que salir campeón. Que la explosión de júbilo e incredulidad que despiertan en cada partido no puede quedarse sin recompensa.
Y llegados a este punto (al momento de escribir estas líneas el Leicester mantiene una ventaja de ocho puntos a siete jornadas para la conclusión del campeonato) es difícil no fantasear con el triunfo final. Con la culminación de un imposible que perdurará en el tiempo como un bonito cuento. Ya casi se puede imaginar uno como dentro de unos años Riyad Mahrez recordará con cariño los inicios de su meteórica carrera, Jamie Vardy estrenará una película que narre su sorprendente historia y Shinji Okazaki explicará en Informe Robinson qué se le pasó por la cabeza antes de rematar aquel balón colgado. Gary Lineker reirá con su padre cada vez que recuerden aquel día en el que tuvo salir en calzoncillos por televisión.

Okazaki rematando de chilena frente al Newcastle | ©Laurence Griffiths/Getty Images