Ferrol, un futuro por construir
Ferrol siempre ha asumido su condición de esquina del país. Y como toda esquina, podemos mirar al vértice desde distintos puntos. La esquina es la misma, pero la perspectiva cambia. Los problemas de Ferrol son graves, pero quizá parte del cambio esté en los ojos que los miran.
La gente se va de Ferrol. En los años ochenta la ciudad tenía más de 90.000 habitantes, hoy ronda los 70.000, cifras demográficas propias de la posguerra. Su sostenibilidad está en entredicho. En 2014 hubo 417 nacimientos y 874 defunciones. Si la tendencia continúa a este ritmo, los que hoy nacen en Ferrol lo verán morir. Tras la reconversión, se cobran pensiones de las más altas del Estado. Aunque no todos corren esa suerte, los mayores tienen sus vidas más o menos encaminadas. Pero Ferrol no logra fijar la población joven y, mucho menos, atraer a gente de fuera de la ciudad. La edad media es de 47,3 años. El envejecimiento, unido a la despoblación, se come la ciudad sin pausa, ¿por qué la gente se va de Ferrol?
Si la tendencia continúa a este ritmo, los que hoy nacen en Ferrol lo verán morir.

Pintada presente en muchos puntos de la ciudad| © Natalia Saavedra
“Se está descontextualizando tanto que, en vez de un análisis riguroso de causas y consecuencias, se banaliza todo y lo que se consigue es proyectar una mala imagen de la ciudad. ¿Quién cojones va a venir aquí si esto es Sarajevo?”, afirma Marta Corral, periodista y cofundadora de Ferrol 360, un diario digital nacido en 2013 que no deja de crecer. Hoy en día los problemas de Ferrol han derivado también en una cuestión de imagen, de etiquetas. “Decadencia”, “ruina” o “Detroit” son palabras grandilocuentes que dan peso a los titulares, pero que implican un análisis muy superficial. Pero, ¿qué ha pasado para que una de las ciudades más relucientes del Estado pierda tantos habitantes? La sangría tiene múltiples causas: económicas, políticas y sociales. Lejos de buscar una fotografía fija del problema, sirva este texto para intentar hallar el camino a las soluciones a través del relato de voces que conocen el pasado y la realidad de Ferrol.
Marta Corral: “¿Quién cojones va a venir aquí si esto es Sarajevo?”
Atraer población es más una cuestión de supervivencia que de elección. Pero la despoblación no viene sólo de causas puramente demográficas, sino que el abanico de cuestiones que hacen de Ferrol una ciudad poco atractiva para vivir es amplio y las soluciones son complejas. Las razones económicas tienen mucho peso: “Perdemos 800 habitantes por ano e os datos din que son marchas en busca dun posto de traballo, sobre todo na xente moza”, afirma Jorge Suárez, el recientemente elegido alcalde de Ferrol. La gente no viene porque no encuentra trabajo. La ciudad ha batido todos los récords de paro.
Ferrol tenía al naval casi como único motor de su economía y al perder fuelle, el conjunto de la ciudadanía se resiente. “Cando o naval estornuda, Ferrol acatárrase ou, polo menos, esmorece”, admite Suárez. Para buscar las causas, una de las voces más legitimadas para opinar sobre la evolución del sector y su incidencia es la de Germán Castro, el hombre que fundó el Diario de Ferrol en 1999, el hombre que contó en tiempo presente lo que ya es historia de la ciudad. Nos explica que, directa o indirectamente, todos en Ferrol vivían del próspero naval y por eso el golpe no sólo tiene consecuencias sobre el sector, sino sobre toda la ciudad: “El propio comercio vendió mucho para la marina y el arsenal. Vivían muy bien porque les compraban de dentro, es decir, la gente de Bazán”. Este astillero, junto al antiguo Astano, es lo que se conoce actualmente como Navantia, fruto de la reconversión industrial llevada a cabo durante el gobierno de Felipe González. La situación en el sector es cada vez más precaria. “Ferrol arrastra la crisis más larga de su historia industrialmente hablando. La construcción naval ha perdido 9 o 10 mil empleos en los últimos 30 años”, confirma Germán Castro. Y lo corrobora Manuel Grandal, delegado sindical, secretario comarcal de la CIG y trabajador de Navantia desde el año 79: “Basta dicir que na plantilla principal temos un 60% de ocupación e na industria auxiliar hai máis de 3000 compañeiros e compañeiras fóra das murallas, esa é a realidade”.
Jorge Suárez: “Cando o naval estornuda, Ferrol acatárrase ou, polo menos, esmorece”.
A nivel político la situación siempre ha estado muy polarizada. Jorge Suárez nos enseña los retratos de los alcaldes ferrolanos. Los cuadros ocupan mucho espacio de las paredes del salón de plenos. Sin ánimo de atraer a la mala suerte, le advertimos de que en Ferrol sólo ha repetido un alcalde desde que llegó la democracia. El regidor admite que la inestabilidad a nivel local es una losa para emprender un proyecto a largo plazo pero cree que “aínda que sexa con outra persoa, penso que este goberno de cambio vai seguir uns cantos anos máis”. A pesar del optimismo que el alcalde tiene “por naturaleza”, está claro que el futuro de la ciudad no sólo pasa por las decisiones que toma el ayuntamiento. Según las voces que nos narran su historia, en la caída de Ferrol tienen responsabilidad muchas otras administraciones.
Germán Castro señala que la ciudad perdió mucho peso político en los 80 a pesar de ser una de las banderas de la lucha obrera: “Con la llegada de la democracia Ferrol perdió mucho poder político. Tenía más peso obrero, vanguardista, combativo. A la hora de traducir eso a la política, nos hemos desinflado”. Al perder la influencia, perdió también las oportunidades. Hoy en día no es una ciudad importante en España ni sus problemas están en la agenda pública. “Polo Estado, creo que é unha cidade abandonada, que se da por perdida, por amortizada”, con estas duras palabras describe Jorge Suárez la situación política de la ciudad. Las principales fuentes de empleo de Ferrol fueron el ejército y el sector naval, ambos dependientes del Estado. Tampoco desde la administración central se favorecieron las comunicaciones. Pero, vayamos punto por punto.
Jorge Suárez: “O Estado da esta cidade por perdida, por amortizada”.
En cuanto al ejército, “de 4.000 efectivos que podería haber quedarán 800”, afirma Suárez para ilustrar que el estamento militar ya no es tan preponderante en la ciudad. El alcalde explica que el ejército también traía gente del resto del Estado, gente que ahora ya no viene a vivir a una ciudad donde el ejército llegó a ser tan importante que el 20% del suelo es de uso militar.
Las comunicaciones tampoco son un factor que ayude a la ciudad. “Quedar fóra do eixo atlántico e ferroviario é un fracaso absoluto” afirma Suárez. Germán Castro subraya que Ferrol se queda “ahogado” si no soluciona su problema con las comunicaciones. Explica que para llegar a la ciudad hay que ir de forma explícita, “no es un lugar de paso”. Además, cuenta una anécdota reveladora: “Hace algún tiempo vi que existe un proyecto para defender el tren de la cornisa del Cantábrico. En la información que leí se explica que Ferrol quedaría conectado con Francia. Y aquí ni Dios se entera de esto. Lo normal sería que el presidente de la Xunta estuviese en esta reunión”. El puerto exterior es otro campo de batalla, y Jorge Suárez afirma que construir otro en A Coruña, “a escasos 14 kilómetros por mar” ha sido una decisión política inexplicable que achaca a “intereses partidistas”.
La reconversión naval fue un eufemismo
“Aquí no se reconvirtió nada”, sentencia Germán Castro. En el naval, las decisiones políticas favorecieron a otras zonas de España y de Europa. “Astano era un astillero peligroso que salía en los titulares porque estaba construyendo los petroleros de mayor tonelaje del mundo”, afirma el fundador del Diario de Ferrol. Cuando España entró en la UE la situación se complicó porque “los otros astilleros también presionaban y emergía la mano de obra barata, como Corea del Sur, que nos puso en la cuerda floja”.
Germán Castro: “Aquí no se reconvirtió nada”.
Manuel Grandal no duda en señalar responsabilidades políticas para la situación de las grandes empresas del naval y, por lo tanto, de los astilleros. “Isto é unha empresa pública que foi fundada como empresa pública e ademais está en terreos públicos. Isto non é ninguna anécdota, ¿non?, por tanto hai unha responsabilidade do Estado”. De la reconversión, recuerda cómo se promovieron políticas contradictorias que perjudicaban a la ciudad: “Aquí se estaban impoñendo vetos á construcción do naval, e noutras partes do Estado se estaban facendo estaleiros novos e públicos”. Además, considera que tras perjudicar tanto al sector, el Estado no asumió su papel a la hora de reconstruir la economía ferrolana. Para Grandal la reconversión se queda en el nombre: “Prometeron axudas públicas para inversións privadas e esas axudas non chegaron”, afirma señalando que el problema es de planificación. Según Grandal, el Estado hace dejación de funciones y afirma que es “unha responsabilidade das administracións”. Marta Corral explica que Ferrol ha sentido al Estado muchas veces como enemigo: “Esta es la última maldita esquina del mapa, que han usado de un lado y de otro para ganar el voto pero luego si te he visto, no me acuerdo”. Para ella Ferrol nunca ha sentido que el Estado se portase bien, “siempre ha sido hostia tras hostia”.

Jorge Suárez ante un plano antigo da cidade no Concello| © Marta R. Suárez
Nacidos para perder
Como decíamos al comienzo de este reportaje, las razones de esa visión negativa también pueden residir en la concepción que tienen los ferrolanos de sí mismos. “El problema de Ferrol es el de los propios ferrolanos, que lo venden mal fuera”, señala Germán Castro. Marta Corral añade que la imagen que se proyecta de la ciudad en los medios “está descontextualizada y banalizada”. Así, señala, lo único que se consigue es “que te lean los ferrolanos, a quienes les encanta leer el asco que da esta ciudad”.
Germán Castro: “Los ferrolanos venden muy mal la ciudad”.
La sociedad de Ferrol siempre estuvo muy polarizada, lo que la hace incapaz de afrontar un proyecto común. Jorge Suárez coincide, destacando, sin embargo, que “esas diferenzas vanse limando cada vez máis, xa que na xente menor de 30 anos case non se aprecian”. La polarización latente entre los mayores ha cristalizado en todos los ámbitos de la vida pública. El regidor cuenta que “con cada cousa que fagas en Ferrol sempre vas a ter a metade da poboación en contra e a outra metade a favor”, como ocurre, por ejemplo, con la Semana Santa.
La solución que propone el alcalde para atraer gente joven de otras zonas de la comarca pasa por “facer Ferrol atractivo con actividades de ocio, de lecer, comerciais… e por outra banda, crear emprego”. Hace referencia indudablemente al sector naval pero también a “incrementar a autoestima dos propios ferroláns, que é un exercicio máis psicolóxico que político”. En Ferrol 360, Marta Corral cuenta que han creado una sección llamada “Aquí Quiero Quedarme” en la que entrevistan a emprendedores y “a gente que se atreve a hacer aquí algo, que es bastante complicado”. Intentan plasmar los logros de los ferrolanos, “darles una voz que los medios generalistas están apagando”, finaliza.
La imagen de Ferrol no sólo está deteriorada en las mentes de sus habitantes, también su arquitectura está cubierta por una pátina de decadencia. Es la dejadez urbanística auspiciada por las instituciones y los propietarios, que mina el ánimo de los ferrolanos. El principal problema que se observa es el abandono del barrio de Ferrol Vello. Es la entrada de la ciudad, por donde entran grandes cruceros y también por donde discurre el Camino de Santiago. Esta parte de la ciudad fue nombrada Bien de Interés Cultural (BIC) en 2011. Desde la Asociación de Vecinos de Ferrol Vello afirman que este nombramiento sólo ha conseguido poner impedimentos a las familias para poder rehabilitar sus casas, ya que no pueden asumir los grandes costes de reformarlas no sólo económicos sino también burocráticos. Además, Maite Fernández, portavoz de la asociación, apunta que “hay una clara falta de servicios, no hay cajeros, no hay lugar para aparcar… Sólo hay una tienda, un estanco y una farmacia, del resto carecemos de todo”. Para los vecinos de Ferrol Vello la solución pasa por “abrir la restricción que nos impone el BIC”.
El alcalde reconoce que “temos moito que aprender de cidades como Pontevedra, Lugo ou Santiago, que tiveron un impulso decidido por recuperar as zonas históricas”. Achaca la ausencia de actuaciones a “os avatares políticos e o abandono da Xunta de Galicia”. A pesar de todo esto, Jorge Suárez confirma que llevarán a cabo el plan que había antes de su llegada al ayuntamiento para restaurar y rehabilitar Ferrol Vello con 15 millones de euros. Precisamente en este plan ponen sus esperanzas los vecinos de Ferrol Vello “a partir de ahora esperamos que vaya para delante, pero claro, para esto es necesario una buena inversión”.
En el barrio de A Magdalena, por ejemplo, “el afán de mantener la tipología urbanística y la inflexibilidad han ahuyentado a la gente”, relata Germán Castro. Recuerda que en los años 60 en la Calle Real había “unos comercios estupendos”, que se quedaron obsoletos ante la imposibilidad de ampliar y reformar espacios, por lo que “fueron cerrando poco a poco”. La pelea entre la conservación del patrimonio y la viabilidad del comercio situado en el centro se saldó con cierres de establecimientos y huida de los comerciantes a otras zonas. “Es cierto que el centro, el barrio de A Magdalena y demás están abandonados, pero la zona del ensanche, el Esteiro nuevo y Canido. Son zonas que están resurgiendo”.
Jorge Suárez: “Debemos saír da autodestrucción na que estamos sumidos”.
El caso de Canido es singular y un ejemplo de revitalización. En 2008, Eduardo Hermida comenzó a pintar las fachadas del barrio con reinterpretaciones de las Meninas de Velázquez. Esta iniciativa, convertida en una forma de reivindicación, continúa en marcha hoy en día. Las Meninas de Canido ya son un referente cultural dentro de la comarca de Ferrolterra. El alcalde destaca también “a iniciativa empresarial hostaleira que está movendo o barrio” y no descarta que este modelo que funciona tan bien en Canido se pudiese extrapolar a Ferrol Vello. Esta barrio es el claro ejemplo de que los barrios de Ferrol pueden reiventarse y atraer gente. Jorge Suárez rompe una lanza a favor del cambio: “Debemos despegarnos desta autodestrución na que estamos sumidos. O cambio non só é económico e político, senón tamén no orgullo”.

Barrio de Canido | © Natalia Saavedra
Proyectos para el Ferrol que viene
El pasado ya está escrito, pero hemos buscado las claves del futuro para la economía de Ferrol y por lo tanto, para que la gente se quede. La recuperación pasará por la búsqueda de alternativas económicas, una búsqueda en la que los ciudadanos y su mentalidad serán imprescindibles.
Para Jorge Suárez el naval ocupará siempre “un lugar capital” y explica que “hai que protexelo”, en especial el público. A pesar de ello, señala la necesidad de diversificación, porque “non podemos someter á cidade ó pulso que ten o naval”. Y para lograrlo las comunicaciones son un punto imprescindible. Jorge Suárez tiene algunos proyectos como el impulso en la zona rural del “sector primario” y quiere apostar también por el “pequeno comercio”. También cree que “hai que aproveitar os potenciais que temos, por desgraza, de envellecemento da poboación” y crear cooperativas de atención a mayores. Además, propone que los institutos ofrezcan formación adecuada de FP porque “fai pouco vimos como unha empresa que se dedica á eólica mariña tiña dificultades para atopar soldadores”. Para eso pretende imitar el modelo de formación de Cádiz porque “si que está funcionando”. Pero el proceso se puede tornar circular. Ferrol siempre dependió de las administraciones públicas y parece que la solución vendrá de la mano de la inversión económica del Concello, ¿puede recuperarse la ciudad sólo con iniciativa pública? Así responde el alcalde a nuestras dudas: “Por si só non vai facer que Ferrol suba, fai falta iniciativa privada. Pero é unha cidade que de momento non ten ese atractivo por falta de comunicación. En tanto esto non suceda, o público debe servir de estímulo para atraer a iniciativa privada. Alguén ten que dar o primeiro paso”.
De la necesidad de crear empresas nos habla también Marta Corral cree que es importante que la próxima generación de ferrolanos dé un paso adelante: “Es importante inculcarle a los jóvenes de Ferrol la cultura emprendedora”, advierte. También Germán Castro cree que la cultura empresarial ya está naciendo a pesar de que “nos falta suelo industrial”. “Ferrol está tratando de resucitar de sus propias cenizas, está generando empresariado endógeno, que es lo que necesitaba, está cambiando la mentalidad”, explica.
El fundador del Diario de Ferrol da ánimo para enfrentar el futuro: “Yo tengo la memoria de Ferrol de los años 60 y 70 y ha cambiado mucho a pesar de que otros lo sigan viendo igual, es una cuestión de mentalidad. Ferrol va camino de que con el relevo generacional se diversifique, de ser una ciudad diferente a la de su nacimiento”. Hace poco tiempo se instalaron en el polígono de O Bollao, “en plena crisis de la burbuja inmobiliaria”, grandes multinacionales como Carrefour o BricoDepot, apunta el periodista. “Me imagino que esas grandes empresas saben lo que hacen y aquí no van a perder dinero”, afirma Castro, resaltando el peso de la iniciativa privada en la ciudad. Castro explica así que emprender un negocio en Ferrol es viable.
Ferrol no es Detroit
Ha quedado claro que los problemas de Ferrol son muy específicos y que, por lo tanto, se cumple el dicho que reza que las comparaciones son odiosas y, en este caso, no son ni válidas ni convenientes. Ferrol no es Detroit. En definitiva, la esquina del mapa tiene problemas gravísimos, pero también muchas potencialidades para afrontarlos. La situación geográfica del puerto, arquitectura, historia, conocimiento técnico… Ferrol vive en la paradoja de ser la ciudad donde ya se hizo todo y donde ahora queda todo por hacer. Luchar contra la despoblación y, en definitiva, contra su propia muerte, es la clave para un futuro que todavía está por construir. No parece un reto tan complicado para la ciudad que dominó al mar.
Reportaje realizado por Marta R. Suárez, Natalia Saavedra, Carla Rodríguez y Claudia Vázquez.