Deportistas del año (II): Garbiñe Muguruza

El tenis femenino español renació en los años 90. Nunca en la historia del deporte de la raqueta dos jugadoras de nacionalidad hispana habían brillado al nivel que lo hicieron entonces Arantxa Sánchez-Vicario y Conchita Martínez. La barcelonesa fue tricampeona de Roland Garros, campeona del US Open y número uno del mundo. La oscense, la primera tenista española (y, hasta hoy, la única) en imponerse en el torneo más prestigioso del planeta, Wimbledon, destronando a una de las mejores tenistas de la historia como Martina Navratilova. Desde entonces, el buen hacer de Virginia Ruano en el doble y de Anabel Medina y, más recientemente, Carla Suárez en el individual, han mantenido ligeramente a España en la élite del tenis femenino, aunque siempre lejos de imponerse en los grandes torneos y de alcanzar los más altos puestos de la clasificación.

Todo eso se acabó. Algo nos pudimos oler en mayo de 2014, cuando, en segunda ronda de Roland Garros, una tenista de 20 años llamada Garbiñe Muguruza destrozaba a la indiscutible número uno del mundo, Serena Williams, con un marcador de 6-2 y 6-2 en menos de una hora de partido. Al terminar el encuentro, Serena se le acercó y le dijo: “si juegas así todo el torneo, puedes ganarlo”. No lo ganó. Pero el precedente quedó firmado. Un año después, hispanovenezolana y norteamericana volvieron a encontrarse, esta vez en la final de Wimbledon. La entidad de la cita y los 12 años de diferencia dieron el título a la menor de las Williams. Al terminar aquel partido, las palabras de Serena fueron aún mayores hacia Garbiñe. La número uno dijo: “si sigues así, serás número uno y, por supuesto, ganarás este torneo”. En este caso, lo más probable es que no se equivoque.

Su final en Wimbledon la confirmó como una realidad | ©Shaun Botterill / Getty Images.

Su final en Wimbledon la confirmó como una realidad | ©Shaun Botterill / Getty Images.

Garbiñe Muguruza nació en Guatire, en el estado venezolano de Miranda, hija de un eibarrés y una venezolana. Criada en Venezuela, se trasladó a Barcelona a los seis años para formarse tenísticamente en la Academia Bruguera. Ya no volvió a irse. Precisamente, al término de 2014, decidió representar a España en la Copa Federación. Y quién sabe hasta donde podrá llevar al combinado nacional, siempre escudada por la que se ha convertido su compañera de batallas en el doble, la canaria Carla Suárez. Su debut profesional tuvo lugar en 2011 y, desde entonces, su crecimiento ha sido absolutamente meteórico. Tanto que, cuatro años después, se convirtió en la número tres del ranking WTA.

Su gran inicio de 2013, llegando a la cuarta ronda de todo un Premier Mandatory como el de Miami, se vio truncado por una lesión que borró el resto de su temporada. Sin embargo, en 2014 irrumpió de nuevo con fuerza, ganando su primer título en Hobart y alcanzando unos extraordinarios octavos de final en Australia. Su mejor actuación del año fue, sin embargo, la ya mencionada en Roland Garros, donde cayó en cuartos ante la posterior campeona Maria Sharapova después de eliminar a Serena Williams. De ahí en adelante, sus grandes éxitos fueron los cuartos en Stanford y terminar la temporada rozando el top 20 de la WTA.

Garbiñe debutó en la Copa de Maestras de Singapur en 2015 | ©Julian Finney / Getty Images.

Garbiñe debutó en la Copa de Maestras de Singapur en 2015 | ©Julian Finney / Getty Images.

Si su 2014 parecía fulgurante, su 2015 ha sido pura dinamita. Muguruza repitió resultados en Australia (octavos) y Roland Garros (cuartos), alcanzando un hito espectacular en Wimbledon al asomarse a la final un año más joven de lo que lo hiciera Conchita Martínez tras realizar un torneo absolutamente impecable. Su final de temporada, sin embargo, fue todavía in crescendo, llevándose en Pekín el primer título Premier Mandatory (la categoría inmediatamente inferior al Grand Slam en WTA) de su carrera y disparándose en la clasificación. Como colofón, logró clasificarse para la primera edición de la Copa de Maestras de su carrera deportiva, cayendo en semifinales ante Agnieszka Radwanska en un partido para el recuerdo. Con este resultado, se convirtió en la tercera mejor tenista del mundo sólo por detrás de Serena Williams y la rumana Simona Halep.

De cara al 2016, el techo de Garbiñe Muguruza es absolutamente impredecible. Su tenis ofensivo y versátil, adaptable a cualquier superficie y rival, la convierte en una de las tenistas más temidas de todo el circuito WTA. Tras haber pulido, al menos en apariencia, su ligera irregularidad en cuanto a resultados, a la tenista vasca de origen venezolano sólo le queda conquistar el olimpo del tenis femenino. Sin prisa pero sin pausa, su objetivo ya es ganar todo lo ganable. Su objetivo es suceder a Serena Williams como la número uno del tenis mundial. Y lo tiene al alcance de su mano. Al alcance de su raqueta.