El debate del bautizo universitario
En un colegio militar de Lima, los cadetes de cuarto año “bautizan” a los “perros” de tercero que ingresan en la escuela. Para defenderse de los veteranos y terminar con los abusos, los “perros” se organizan en una banda llamada “El Círculo”. Pasado un año, los bautizos continúan y sus autores son los líderes del Círculo rebelde, que gozan ahora del poder del cuarto curso. Mario Vargas Llosa recoge esta historia en una de sus novelas, ambientada en el Perú de la década de los 50. Pero podría estar hablando de la España actual.
En A Coruña se encuentra la sede de la asociación No Más Novatadas. El colectivo nació poco antes de que se produjese uno de los casos más mediáticos de los últimos años, el de los dos chicos del Colegio Mayor de San Agustín hospitalizados por lesiones en los ojos tras serles arrojado detergente industrial. En pleno siglo XXI, estudiantes universitarios continúan llevando a cabo prácticas más propias del colegio militar del que habla Vargas Llosa que de las residencias de nuestro tiempo.
Las novatadas son un tema pendiente de debate en nuestra sociedad. Nos escandalizamos al ver vídeos o leer testimonios sobre estas prácticas, pero en España no hay un plan de acción para combartirlas. La presidenta de No Más Novatadas, Loreto González-Dopeso, opina que “se justifica lo menos malo, las novatadas consideradas leves, pero yo digo que nadie tiene que pasar por eso para llegar a la universidad”. “La sociedad rechaza que a un chico se le meta un embudo por la boca y se le haga beber alcohol hasta perder el conocimiento. Sin embargo, la directora de una residencia universitaria me ha dicho que son tonterías porque en su centro solo tienen que llevar bandejas de comida a los veteranos, hacer una reverencia cuando pasan o peinarse de determinada manera”, puntualiza.
Si tú permites eso, estás legitimando las novatadas y apoderando a un grupo para que maneje la voluntad de otros
La asociación No Más Novatadas tiene dos cometidos: “La labor asistencial a las víctimas y la de sensibilización y concienciación de la sociedad, para que no se perciban las novatadas como simples bromas o se justifiquen por ser tradición en pleno siglo XXI”. La labor de asistencia es importante para acabar con una de las grandes trabas de estos abusos. Las víctimas de novatadas tienen miedo a denunciar. Temen las consecuencias y no están amparados por un marco legal que los proteja. Actualmente existen dos vías para denunciar, una de tipo administrativo y otra de tipo judicial. La denuncia administrativa consiste en ponerse en contacto con la Vicerrectoría de Estudiantes o con el Valedor del Universitario. “El mayor obstáculo de esta vía es que la legislación que rige esta disciplina es de 1954. Es un procedimiento muy obsoleto y poco ágil”, explica González-Dopeso. “En caso de demostrarse el salto de estatutos, podría penalizarse al autor de la novatada con la expulsión del colegio, de la universidad o con la retirada de becas. Pero las denuncias están muy encorsetadas porque la Ley es obsoleta”. Un trabajador de la oficina del Valedor Universitario de la USC afirma que no han recibido ninguna denuncia por novatada, pero en caso de hacerlo, “poderían levar a denuncia polo cauce axeitado”. Por otra parte, “de tipo judicial conocemos muy pocas denuncias”, cuenta la presidenta de No Más Novatadas. “El juez que llevó la investigación de los chicos de San Agustín declaró que no se había podido demostrar nada, porque se necesitan pruebas y testigos. Además, es complicado que la denuncia salga adelante porque no está claro qué es un delito y qué no”.
La Policía Nacional es una de las instituciones que está trabajando en la labor de concienciación. Ha colaborado con el Consejo de Colegios Mayores de España en la elaboración de un cartel informativo, dentro de la campaña #NOvatadas.
El Consejo de Colegios Mayores de España se posicionó en contra de las novatadas, incluso de las denominadas leves. Sin embargo, “dentro de la asociación hay diversidad de colegios, propiedad de diferentes organismos y algunos son más condescendientes que otros”. La presidenta de la No Más Novatadas cuenta que en un curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid “acudieron varios rectores a los que les pedimos que se tomasen este tema como un desafío. No había nadie de Santiago. Al anterior vicerrector de la USC lo felicitamos por haberse unido al manifiesto que firmó el Consejo de CM, pero no basta con adherirse. Hay que tomar medidas”. A falta de un estudio de campo riguroso, la asociación pide a las autoridades que realicen esos informes. “Desde Santiago nos han llegado testimonios de novatadas, tanto en Colegios Mayores como en Residencias Universitarias privadas y públicas. Sabemos que en Burgo das Nacións no se hacen novatadas, pero nos consta que en las de Campus Sur sí se practican”, añade González-Dopeso.
La gran pregunta sobre este tema es quién es el responsable. ¿La tradición, el sistema educativo, la sociedad o las instituciones? “Nosotros pensamos que todos somos responsables socialmente. Ha habido un descuido social grande con el tema de las novatadas”, afirma la presidenta de la asociación. “Hay una cosa que se llama ‘La Gran Nevada’, donde los veteranos se ponen en corrillo y escupen a los estudiantes de ingreso, que llevan los ojos vendados. Todos pensamos que eso es terrible. Pero que a una chica le hagan subir las escaleras diciendo ‘miau-miau’ o ir por la calle con una nariz de payaso se considera leve. Esto ha pasado en Santiago”. “El problema es que si tú permites eso, estás legitimando las novatadas y apoderando a un grupo para que maneje la voluntad de otros. Los expertos llaman a esto ‘violencia normalizada’”.
En la plataforma Change.org se han recogido ya más de 100.000 firmas para proteger a las víctimas de novatadas. A propósito de esta iniciativa, el ministro de Educación respondió a unas preguntas en una entrevista a Europa Press. Méndez de Vigo contestó que las novatadas son “bromas simpáticas” que “se han hecho siempre y forman parte de la tradición”. Las medidas políticas respecto a este tema brillan por su ausencia, a pesar de que el pasado año el Senado aprobó por unanimidad una moción contra las novatadas (promovida por el Grupo Popular) que instaba al gobierno a tomar medidas. “Estos días hemos vuelto a hablar con los senadores para que hagan una comisión de estudio sobre este problema, como se ha hecho con otros tipos de violencia”, explica González-Dopeso. “Pero como ahora se disuelven las Cortes queda todo en el aire. Eso sí, si tu propio grupo propone medidas en el Senado, el ministro de Educación debe escuchar y ponerse a trabajar”.
Una de las cuestiones que se plantean en ‘La ciudad y los perros’ de Vargas Llosa es el papel que juega el colegio. Se enfrentan dos perspectivas, la de intervenir para acabar con los abusos y la de tapar lo ocurrido para no dañar el prestigio de la institución. Es hora de preguntarse qué posición toman los responsables de las instituciones de nuestra sociedad.