El día que Astana cambió las crónicas
Cercedilla es un pueblo tranquilo de la sierra de Guadarrama, pero este sábado por la mañana estaba revuelto. En los bares, café y periódico deportivo en mano, no se hablaba de fútbol por un día. Se hablaba de “esos de las bicis” que “hasta vienen como en caravana”. También se hablaba de Morcuera o de Cotos…o de si en Navacerrada solo pasan cosas en invierno y nunca en septiembre; en general de esos lugares tan familiares que por un día serían centro de atención en todo el mundo. Se hablaba de ciclismo, aunque fuera con la resignación que daba la experiencia, porque la sierra a veces parece una autovía y en la etapa de los puertos nunca pasa nada.
En la Sierra de Guadarrama decían que nunca pasaba nada….hasta que Astana y Fabio Aru cambiaron el dicho y la carrera
A pocos metros de esa cafetería cualquiera de Cercedilla estaba una línea de meta llena de periodistas. También, llena de crónicas a medio hacer y de entrevistas pactadas en inglés o en holandés para el día siguiente en Cibeles. Se hablaba de la última oportunidad, aunque pocos confiaran en ella. Mientras se vendía humo y batallas, todos se afanaban en buscar datos sobre el tercer holandés que iba a ganar la Vuelta, de sus 24 añitos, de su testarudez o de sus ganas de comerse el mundo. Porque en la Sierra de Guadarrama nunca pasa nada, solo una vez y todos sabemos que Perico tuvo la suerte de que no funcionaban los pinganillos. Porque no hay dureza, porque son autovías y esta vez sí que mandarían los coches de los equipos. Allí nunca pasa nada…hasta que pasó y esas crónicas inacabadas acabaran se quedaron en papel mojado.

Landa lanza a Fabio Aru en la subida a la Morcuera – ©Velonews
Porque salió la etapa a mil por hora del Escorial, a pocos kilómetros de allí, y se formó una fuga interesante donde se colaron hombres de todos los equipos importantes, excepto del Giant-Alpecin. Un equipo hecho para el sprint y no para controlar etapas de dureza media. De hecho, al mínimo acelerón en cuesta, el maillot rojo perdía uno por uno a todos sus hombres de negro, aunque él siempre era capaz de resistir. Hasta que llegó la Morcuera y la carrera saltó por los aires con un ataque del italiano Fabio Aru. O mejor, con un ataque del equipo Astana, que con un trabajo impecable culminó la mejor ofensiva de lejos de toda esta temporada. Un balón de oxígeno para el ciclismo épico y de equipo que siempre debería estar por delante de las cuestas de cabras y los individualismos. Ganó la Vuelta, ganó Aru y ganó el ciclismo; pero perdió Dumoulin que se merecía esta carrera como el que más.
Ganó la Vuelta, ganó Aru y ganó el ciclismo; pero perdió Dumoulin que se merecía esta carrera como el que más
Un Dumoulin que se fue de Cercedilla con la cabeza alta en medio de su anonimato. Así es la vida del ciclista, un día recoges cinco maillots y se pegan por entrevistarte, y al día siguiente te vuelves a casa vacío y sin nadie que se interese por ti. Ni siquiera tuvo que pasar por el pódium el solitario holandés y se marchó solo, como lo ha estado toda esta Vuelta, pedaleando camino al autobús funerario del Giant-Alpecin. Un color que ni Degenkolb consiguió aclarar con una sonrisa en Madrid. Así de duro es el ciclismo con los perdedores y más cuando una etapa hace historia. Una historia que se forja en jornadas como estas y que ya rozamos en el Giro con Astana y en el Tour con Movistar. Por suerte, se pudo llevar a cabo en la Vuelta a España de los jóvenes y también en una vuelta con mucha igualdad y pocas fuerzas.
Igualdad por falta de fuerzas

Fabio Aru es el gran triunfador de la Vuelta demostrando que el doblete correcto es el Giro-Vuelta – ©RTVE
A seis segundos de la victoria se quedó Alberto Fernández en la Vuelta del 84 en la que triunfó Eric Caritoux. Y 46 fueron los segundos de ventaja de Contador sobre Leipheimer en el 2008, aunque los segundos se ganaran en el marcador digital de las bonificaciones y no sobre la carretera. Ediciones igualadas que figuran en la hemeroteca de la Vuelta. Quizás, la de 2015 no vaya a ocupar un lugar en esas efemérides viendo la diferencia final (más de 1 minuto entre Aru y el Purito), pero sí que ha sido una de las más igualadas de toda la historia.
Por estadísticas no es la Vuelta más igualada, pero por sensaciones y por espectáculo hemos visto una ronda española cargada de alternativas y candidatos
Chaves, Purito, Dumoulin y Aru….hasta cuatro hombres han vestido de rojo con asiduidad durante esta Vuelta. Y a ellos podemos sumarle los Valverde, Quintana, Majka o incluso Froome que se tuvo que ir tras una caída a casa. Ellos han sido los nombres propios de la Vuelta en lo que respecta a la general. Ocho ciclistas de los que solo tres, como siempre, se marchan con una sonrisa a casa.
El primero es Aru, que suma su primera grande gracias a un Astana pletórico y que cierra el año siendo el mejor ciclista en esta especialidad. Segundo en el Giro y primero en la Vuelta para completar una temporada soñada por el italiano. Remató su victoria en la sierra de Madrid, pero su gran contrarreloj en Burgos fue clave. Además, su mejoría en esta disciplina le sitúa en la órbita como futuro ganador de muchas grandes rondas en los próximos años.
Purito Rodríguez cada día es mejor ciclista, aunque parezca mentira. El catalán mejora con los años, como el vino, y lo ha demostrado con creces durante estas tres semanas. No se puede hacer más con menos, ya que el segundo puesto sabe a gloria para un hombre que no iba bien, pero ha sabido jugar sus cartas a la perfección. Al igual que hizo Majka, el tapado. Afirmó en Puerto Banús que aspiraba al pódium y puso cara de póker mientras nadie se lo creía. Lo ha logrado y viendo los ciclistas a los que ha superado es un resultado de muchísimo prestigio para el ciclista del Tinkoff.
La Vuelta de los jóvenes

Tom Dumoulin será catalogado como el perdedor de la Vuelta, pero tendrá múltiples ocasiones en el futuro de resarcirse – ©AS
Tom Dumoulin y Esteban Chaves. Dos nombres desconocidos por el público en general, pero que a partir de ahora se presentarán con el cartel de favoritos en la línea de salida de cualquier carrera grande que se precie. Se han demostrado que pueden aguantar las tres semanas y que son ciclistas válidos para ello. Solo el tiempo y su progresión les hará conseguir un premio que el holandés ya ha rozado con la punta de los dedos. Decía en su twitter que le había sobrado un día a esta carrera, en realidad le hubiesen bastado 50 kilómetros y dos puertos menos.
Muchos jóvenes han destacado en esta Vuelta Ciclista a España. Vienen pegando fuerte y es la mejor noticia para los próximos años
Pero ellos no son los únicos jóvenes que han llamado la atención: Van Poppel, Gougeard, Sbaragli, Stuyven….ciclistas que han dejado su sello en esta Vuelta y que volverán a dejarlo a lo largo de los próximos años.
Y un capítulo a parte, o por lo menos un párrafo, merece Mikel Landa. Un hombre que autodescartó para la general en Cumbres del Sol, pero que fue más decisivo en ella que muchos de los protagonistas del top-10. En Andorra ganó su etapa y terminó de exhibirse en la sierra de Guadarrama poniéndole la victoria en bandeja a Fabio Aru. Solo él fue capaz de dejar de rueda a Dumoulin. Solo él ha sido un ciclista díscolo, que va por sensaciones y que si hace falta se olvida del pinganillo. Algo que no sabemos si será bueno o malo en su futuro en Sky, un fichaje más que cantado pero todavía no anunciado. Lo que sí que está claro es que ha demostrado carisma y piernas para ser el sustituto de los Purito, Valverde o Contador que algún día, por desgracia, se irán.
Los otros ganadores

Rubén Plaza también es otro de los nombres propios de la Vuelta. Su ataque a 114 km justifica toda una carrera y completa una temporada de ensueño tras la victoria en el Tour – ©Cyclingnews
Cuatro victorias holandesas, cuatro españolas y dos para los italianos y colombianos. La vuelta en la que Orica se rehízo del Tour, en la que Trek superó la baja de Cancellara o en la Astaná volvió a brillar como equipo, pero sobre todo la vuelta del mérito para Lampre-Mérida.
Un equipo que con solo cazadores de etapa se ha llevado dos jornadas muy grandes, las dos grandes fugas de esta edición. En la primera Rubén Plaza ayudó como nunca a su compañero Nelson Oliveira. Era el que tenía más piernas en Tarazona y las demostró para firmar una victoria de campeón. Como lo fue la de Rubén Plaza en Gap en el Tour, pero lo que nunca se esperaba el alicantino era repetir victoria en esta Vuelta. Pocos confiaban cuando atacó a 114 km de meta en la etapa de Cercedilla, pero lo consiguió y esa épica nos quedará grabada en la retina a todos. Porque la etapa de los puertos le dio la vuelta a la carrera y le dio un triunfo de prestigio a un hombre con mucha clase como Plaza.
El triunfo del modelo Unipublic
Puede gustar más o puede gustar menos, pero lo que no podemos negar es que funciona. La carrera se ha decidido en la última semana, y pese a errores puntuales (la moto que tiró a Sagan, el esperpento de la primera contrarreloj….) la Vuelta ha sido un éxito para la organización. La carrera estuvo viva hasta el final gracias a las cuestas de cabras, la vigilancia y el ciclismo de Youtube. Sin embargo, cuando vimos ciclismo de verdad (una contrarreloj y una etapa con buen encadenado) llegó la traca final para cerrar una Vuelta que quedará para la historia.
La Vuelta ha sido un acierto y nos puede gustar más o menos, pero el modelo Unipublic parece que funciona
Toca descansar, hacer balance y pensar en Richmond. Un Mundial para velocistas, o eso dicen, velocistas que no han podido brillar en una Vuelta pensada para otros. Otros que han justificado la existencia de la ronda española durante estas tres semanas y que por un año la han logrado situar al nivel del Tour o el Giro solo por su gran emoción. El año que viene arrancamos en un balneario, pero todos tenemos claro que a septiembre ya no se viene de vacaciones o a descansar. Eso ha logrado la Vuelta y aunque parezca es una estupidez, es un primer paso para cada día lograr ser más grande.