Artritis reumatoide: cuando tu propio organismo es el enemigo

Las enfermedades pueden llegar a ser estereotipadas tal y como ocurre con las nacionalidades. Sin embargo, la mayoría de las ideas preconcebidas son falsas y sin una base científica en la que apoyarse. Recuerdo perfectamente el día en que nos explicaron en el colegio qué era la artritis reumatoide. Estábamos leyendo un libro en clase en el que el protagonista contaba que su abuela padecía de artritis. Ante esto, la profesora se limitó en decir que era una enfermedad de personas muy mayores. Se equivocaba.

Nuestro sistema inmunitario “ataca” a componentes de nuestro propio organismo ya que debido a un fallo, éste los reconoce como si se tratasen de agentes patógenos

La artritis reumatoide no discrimina por edades y aunque está demostrado que afecta más a mujeres que a hombres, hay una subcategoría conocida como artritis reumatoide juvenil. En general se puede estimar una incidencia de 10 a 20 casos nuevos por año por cada 100.000 niños y adolescentes menores de 16 años, según un artículo publicado por el servicio de reumatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón en la Revista Clínica Española.

Dejado claro este pequeño inciso, ¿qué es la artritis reumatoide?

Infografía que muestra cómo actúa la artritis sobre las articulaciones | ©Xangoenmexico.com

Se trata de una enfermedad que se caracteriza por la inflamación de una o varias articulaciones, causando mucho dolor en quien la padece. ¿La cura? Es complicado encontrar una solución definitiva a esta dolencia debido a su condición de autoinmune. Este adjetivo significa que nuestro sistema inmunitario ataca a componentes de nuestro propio organismo ya que debido a un fallo, éste los reconoce como si se tratasen de agentes patógenos. En otras palabras, nuestro propio cuerpo hiere a células sanas. No se trata de un virus ni de una bacteria por lo que esta alteración en nuestro sistema inmunitario no tiene cura.

Existen casos en los que la artritis ha remitido definitivamente en el paciente, sobre todo en aquellos con artritis reumatoide juvenil, aunque lo normal es que se convierta en una enfermedad crónica. Esto significa que sintomática o asintomáticamente, va a estar presente en nuestro organismo y que se manifestará intermitentemente en forma de brotes.

Infografía que compara una mano sana y una con artritis reumatoide | ©Infirmus.es

No se ha encontrado una cura definitiva, por lo que la mayoría de los fármacos usados en el tratamiento de la enfermedad están dirigidos a paliar el dolor. Destacan los analgésicos, antiinflamatorios y en casos de dolor muy severo, los corticoides. El problema que presentan estos medicamentos es que, si bien calman el dolor causado por la artritis, a su vez están dañando considerablemente diferentes órganos del sistema digestivo como el hígado o el páncreas. La pescadilla que se muerde la cola. Un bucle del que es complicado salir.

Sin embargo, y por si fueran pocas las consecuencias que produce el abuso de medicamentos, la artritis reumatoide, por su condición de enfermedad crónica, conlleva un coste económico elevado. En palabras de un estudio publicado en la revista Reumatol, “las enfermedades reumáticas constituyen un importante problema social y el impacto socioeconómico de las mismas ya suponía en el año 1980, en Estados Unidos el equivalente al 1% del producto interior bruto y el 5% de los ingresos hospitalarios”. Los costes vinculados al tratamiento de esta enfermedad se pueden dividir en fármacos, hospitalización, rehabilitación, invalidez laboral y hasta necesidad de servicios sociales para el día a día.

Tabla en la que se muestra el coste medio mensual de los fármacos usados para tratar la enfermedad | ©  A. MERA VARELA. J., BLANCO RODRÍGUEZ. M. y CAAMAÑO FREIRE

Tabla en la que se muestra el coste medio mensual de los fármacos usados para tratar la enfermedad | ©A. MERA VARELA. J., BLANCO RODRÍGUEZ. M. y CAAMAÑO FREIRE

¿Y los síntomas? La mayoría de los pacientes diagnosticados de artritis reumatoide comienzan con cuadros de dolor concentrado en una única articulación, acompañados normalmente de hinchazón en la zona afectada. El siguiente estadio, que denota un avance crítico de la enfermedad, es la deformación progresiva de la articulación afectada, llegando en muchos casos a inhabilitar por completo el movimiento de dicha parte del cuerpo.

La artritis reumatoide no discrimina por edades y aunque está demostrado que afecta más a mujeres que a hombres, hay una subcategoría conocida como artritis reumatoide juvenil

A la hora de diagnosticar esta enfermedad es importante tener en cuenta lo que se conoce bajo el nombre de factor reumatoideo (FR). Así, la prueba de la artritis se basa en un análisis de sangre en el que se busca la presencia del FR, el cual se corresponde en este caso a un conjunto de anticuerpos como el IgM, igG e IgA. 

No obstante, el diagnóstico final ha de estar acompañado por un examen físico del paciente ya que si bien la prueba de la artritis es efectiva en el 75% de los casos, existe un 25% restante de pacientes que, siendo presente el FR en su organismo, éste no es detectado por el análisis de sangre, lo que se conoce como artritis seronegativa –el adjetivo seronegativo/a si bien es usado para designar a personas con VIH, no implica que un enfermo de artritis padezca a su vez SIDA–. Esto complica el diagnóstico de la enfermedad así como el comienzo de un tratamiento adecuado, por ende que se aconseje acudir al médico nada más notar alguno de los síntomas presentados previamente. Puede que no exista una cura definitiva, pero los estudios más avanzados se están centrando en conseguir remitir la enfermedad, por lo que cuanto antes se ataje, más posibilidades hay de dar con una solución a esta terrible dolencia. No pierdan la esperanza.

Infografía que muestra las claves de la Artritis Reumatoide | ©Reddeacceso.org

Fotografía de portada: ©Dirección General de Comunicación Social de la Universidad Nacional Autónoma de México