Otras 7 razones para ir al Resurrection Fest
Un año más el bello pueblo lucense de Viveiro volverá a albergar uno de los mejores festivales musicales de nuestro panorama nacional, reuniendo a grupos punteros internacionales y esperanzadoras y jóvenes promesas. No, amigos, Julio Iglesias, Andrea Bocelli y los Village People actuarán justo después en el Starlite de Marbella, que también está muy interesante y todo eso, pero que no nos ocupa hoy. Tras una década dándonos cada verano nuestra necesaria ración de core, metal y todos sus subgéneros pertinentes, el Resurrection Fest vuelve mejor que nunca. El jueves 16, viernes 17 y sábado 18 de julio, Viveiro volverá a rezumar energía, gritos desgarradores y, sobre todo, música, por sus cuatro costados. Hace justamente un año, presentábamos las 7 razones principales para acudir a tan esperado evento y, por no perder las buenas costumbres, el presente estío os brindamos otras que tampoco son moco de pavo.
El aniversario:
Es la décima edición y han tirado la casa por la ventana. Al menos dentro de las posibilidades de un festival que sigue cobrando a poco más de un euro por grupo y no se sube a la parra con precios estratosféricos (cof, cof, Primavera Sound). Para celebrar tan especial cumpleaños, el cartel de grupos esta edición es sensacional. Gracias a Korn las rastas y las camisetas de equipos decadentes de la NBA volverán a estar de moda, al menos durante unas horas (por favor, es necesario, señores de la organización, que tras esto traigáis a Limp Bizkit, que se lía parda). Motörhead nos darán la dosis de autenticidad necesaria, Refused darán su único concierto en tierras hispanas y, por si esto fuese poco, los segundos espadas de este año también desatan euforias. In Flames, Black Label Society o Children of Bodom son sólo un pequeño ejemplo de lo que nos espera. Cannibal Corpse o Carnifex aportarán las cuotas de brutalidad más elevadas, Toundra y Berri Txarrak, el punto nacional e incluso tendremos por ahí al majo de Danko Jones. Para muchos, el mejor cartel de todas las ediciones, al menos hasta la fecha.

Así comenzaba la jornada la anterior edición / © H. D. Fabuena
La playa:
Estos días estamos sufriendo una ola de calor de las buenas, de las que te fríen el cerebro y te dejan como pasto discriminatorio de los capacitistas intelectuales. Ya se sabe que en estas tierras norteñas la meteorología es un poco como una lotería y que el año pasado los asistentes nos calamos hasta los huesos (incluyendo un bonito resfriado para el que esto suscribe, cortesía del chaparrón que nos cayó encima mientras fotografiaba desde el foso la actuación de Testament) pero, en el caso de que los termómetros amenacen con alcanzar cifras de tres dígitos, al menos tendremos playa. Y a sólo unos metros de la acampada gratuita. La salvación para muchos.
Los puestos:
Hay que ser sincero en esto. Respecto a la comida de fuera del recinto, sin ofender a nadie, he mordido suelas de zapatilla más jugosas, pero la de dentro es otra historia. El kebab andaluz, así creo recordar que lo llamaban, fue uno de los descubrimientos culinarios del verano y, en general, todas y cada una de las casetas en las que servían alimentos mostraban algo realmente apetecible. Y lo mejor, por cantidades no abusivas. En lo tocante al merchandising, es posible encontrar camisetas y productos en general de casi todos los grupos habidos y por haber (no, vale, de Auryn no hay, de verdad) y lo que es mejor, puedes disfrutar de que Impericon te atraquen en tu propia cara en vez de permitírselo a través de Internet. Te da como más confianza.
Lemmy se nos va:
¿Nunca os han dicho eso de “corre, vamos al concierto de Tom Jones, que nunca sabes cual puede ser el último“? Podemos intercambiar el nombre de Tom Jones por el de Raphael (aunque se conserve divinamente, y con una sonrisa de oro), Bob Dylan o, mismamente, Yosi de Los Suaves. Pues con Lemmy es más de lo mismo. El hombre a dos verrugas pegado lleva encima casi 70 años de excesos y oye, nunca se sabe, hay que aprovechar y ver a una de las caras más míticas del rock (en todos los sentidos) antes de que la edad, por decirlo elegantemente, le aparte de los escenarios.

Si en el fondo está hecho un chaval / ladosis.cl
El público:
El año pasado hicimos especial hincapié en la elevada belleza de los miembros y, principalmente, las miembras del público del Resurrection Fest. Sin querer ser machista ni superficial, me gustaría volver a poner tal asunto de relevancia. Porque la carne vende. Obviamente, los días transcurridos en el festival no hicieron más que darme la razón, pero esta vez os voy a hablar a un nivel más profundo. No todo es belleza exterior, también la interior cuenta. Y no me refiero a los intestinos, que supongo que tenerlos hermosos debe ser una virtud, sino a que la simpatía media de la gente que acude al festival, es sorprendentemente elevada. Tanto da que vayáis con amigos, sin ellos o que los perdáis, nunca os sentiréis solos.
Galicia:
Más allá de cualquier manido tópico que pueda decir sobre nuestra tierra, permitidme embargarme de patriotismo galaico y deciros que Galicia es, simplemente, hermosa. Es hermosa como una linda muchacha sonriente, como un atardecer en un acantilado con vistas al océano, como un fresca y espumosa cascada primaveral. Si venís de tierras castellanas al Resu y tenéis algo de tiempo, deberíais aprovechar y visitar las maravillas que puede ofrecer esta tierra. No muy lejos de Viveiro podréis disfrutar de la Playa de Las Catedrales y sus fantasmagóricas formaciones rocosas, de los bellos pueblos de la zona de O Barqueiro y de muchos otros lugares sencillamente encantadores. Investigad un poco antes de ir.
La organización:
Otro punto de diferencia con el resto de festivales nacionales. La organización del Resu es sencillamente magnífica. Desde luego, esto no es un halago gratuito destinado a que nos den acreditaciones de prensa, pues sabemos que ellos se basan en la calidad y honestidad de las crónicas y fotografías de la pasada edición y no en algo tan banal y pueril como que les alabemos más o menos en un mero artículo promocional. Hablando en serio, la interacción en redes sociales ante cualquier duda surgida a la gente, las ganas de hacerlo todo lo mejor posible y, sobre todo, la ilusión que destilan, comparable a la que tenían cuando hicieron el primer festival hace una década, son ya marca de la casa.
Así que, si las 7 razones que ya os dimos, combinadas con estas nuevas 7 no os convencen de que el Resurrection Fest es un evento casi imprescindible… entonces… entonces mala suerte, haber ido al Primavera Sound. Por nuestra parte, sólo podemos decir que nos veremos en Viveiro. ¿Y para vosotros? ¿Qué será lo mejor del Resu?