Los gladiadores llegan a Compostela

Este sábado 27 de junio, Santiago de Compostela acoge la primera edición de la Gladiator Race, un tipo de competición que está aumentando muy notablemente su popularidad a pesar de contar con muy pocos años de vida. En esta prueba, que tiene lugar en un lugar tan emblemático como es O Monte do Gozo, los 1889 inscritos se enfrentarán (aunque para cuando este artículo sea publicado ya lo habrán hecho) a nueve kilómetros de recorrido en las inmediaciones del auditorio situado en dicho monte.

La diferencia está en que a lo largo de esa distancia habrá dispuestos hasta 26 obstáculos en los que los participantes deberán demostrar su variada preparación física: pasar bajo alambradas, escalar, saltar muros, transportar materiales… una amplia diversidad de actividades que convierte a la Gladiator Race en una prueba dura pero presumiblemente muy divertida.

La catedral de Santiago desde o Monte do Gozo | Santiago Turismo

La catedral de Santiago desde o Monte do Gozo | Santiago Turismo

Este tipo de carreras, que recuerdan en cierto modo a las gimkanas, nacieron en el año 2010 en Estados Unidos, disputándose la primera de ellas en el estado de Vermont. A partir de ahí, su popularidad creció, siendo especialmente relevante en Norteamérica y Europa, donde su práctica es más prolífica. Spartan Race se estableció como una marca reconocible, y en 2013 Reebok se convirtió en su sponsor, lo que significó un muy relevante punto de inflexión. Justo un año después, la Spartan llegó a España, concretamente a Madrid, siendo un éxito organizativo y participativo que tuvo su posterior homónimo en Barcelona, mientras que a finales del presente año también llegará a Valencia.

El éxito de este tipo de pruebas ha crecido de la mano de las carreras populares, que cada año reciben a más adeptos. Así, las inversiones llevadas a cabo para sacar adelante estas competiciones se han visto recompensadas, pues los participantes han respondido con creces. El factor principal que explica la popularidad de estas pruebas es la novedad: es algo reciente, diferente y variado, y cualquiera puede participar. Esto, junto a su ambiente relativamente distendido, provoca que la mayoría de los participantes sean amigos que simplemente deciden pasar una tarde juntos enfrentándose a un reto divertido.

Además, en cierto modo, estas competiciones son una fiesta: aunque la carrera sea el epicentro, hay mucho más, pues los conciertos, las actuaciones o la bebida post-carrera son una tónica dominante, algo que provoca que muchos de los participantes sean incluso gente que no hace deporte con gran asiduidad.

El punto negativo, porque siempre tiene que haberlo, es el afán recaudatorio de las organizaciones de estos eventos. En la próxima prueba de la Spartan Race, que se disputará en Barcelona, los precios mínimos son de 45, 60 y 85 euros en función de la distancia a recorrer. Este es el coste por participación si uno se apunta con medio año de antelación, arriesgándose a que cualquier imprevisto le haga quedarse sin disputar la prueba y sin el dinero. Si uno se apunta un mes antes del día de la competición, los precios ascienden a 80, 100 y 120 euros por recorrer, respectivamente, 5, 13 y 20 kilómetros, lo cual supera en gran medida el que sería el coste real por participante.

Es evidente que cuando una empresa importante decide patrocinar un evento es porque siempre espera sacar cierto beneficio económico de ello, pero en este caso el precio excede a todas luces lo que podría catalogarse como coherente. Y en cierto modo es triste ver como este tipo de pruebas cuentan con un gran apoyo social y económico mientras que el verdadero atletismo se encuentra cada vez más hundido en la miseria, junto a otros deportes minoritarios que prácticamente necesitan mendigar para encontrar algún apoyo, en muchas ocasiones a pesar de que haya españoles que sean de los mejores del mundo en esas disciplinas.

Varios participantes durante una prueba de la Spartan Race | cocolacoquette

Varios participantes durante una prueba de la Spartan Race | cocolacoquette