Vencedores y vencidos por la crisis: catorce gráficos

¿Quién ha salido ganando y perdiendo con la crisis? ¿Quién se llevó los beneficios de la burbuja? ¿Ha sido la clase media la más dañada por la crisis? ¿Tiene sentido en España el movimiento “Somos el 99%” que tanta repercusión ha tenido en Estados Unidos y que algunos partidos políticos han usado en nuestro país? ¿Cuáles son las causas de estas diferencias a la hora de redistribuir los efectos de la crisis?

En lo que llevamos de crisis quien más quien menos ha escuchado estas preguntas o se las ha planteado alguna vez. En ocasiones obtenemos respuestas que suenan intuitivas pero no están basadas en datos, y en otras ocasiones sólo obtenemos el silencio como respuesta. Este artículo es un intento de responder a todas estas preguntas siguiendo un único hilo conductor a través de catorce gráficos.

Lo primero que deberíamos hacer es irnos a la época de bonanza, antes de la crisis, y ver qué es lo que ha pasado. ¿Quiénes se beneficiaron más del crecimiento que hubo entre 1975 y 2007? En Estados Unidos el movimiento “Somos el 99%” surge precisamente porque han sido las rentas más altas las que se han apropiado de la mayor parte del crecimiento económico en este período. Pero… ¿Ha sucedido lo mismo en España? La respuesta, a la luz del gráfico, es un claro no. El 10% más rico de nuestro país se ha apropiado de casi el 30% del crecimiento económico, pero está muy lejos del caso de EEUU o Canadá. Por tanto, y sin entrar de momento en la crisis, la historia del “Somos el 99%” no parece encajar correctamente en nuestro contexto.

Parte del crecimiento existente entre 1975 y 2007 capturado por el top 1%, top 1-10% y el 90% restante de la población para diferentes países. Fuente: OECD.

Parte del crecimiento existente entre 1975 y 2007 capturado por el top 1%, top 1-10% y el 90% restante de la población para diferentes países. Fuente: OECD.

Entremos ahora en nuestro país. Ordenemos nuestra población de menor a mayor renta y dividámosla entre 10. Los valores que actúan como límite entre un estrato y el siguiente es lo que llamamos decil. En la siguiente imagen se ven representados el cambio en la renta para cada decil entre 1995 y 2011 (gris) y entre 2008 y 2011 (rojo). Puede observarse que en la época de bonanza la clase media ha sido la más favorecida, y la que menos el 10% más pobre. ¿Se mantiene este mismo resultado con la crisis? La respuesta es que no. Los más dañados han sido los extremadamente pobres, mientras que el resto del daño va desapareciendo conforme aumentamos los niveles de renta. Esto es debido a que los más ricos pueden cubrirse ante riesgos y eliminar gran parte de los perjuicios de la crisis. Empezamos a adivinar por ello que los que se quedan atrás en nuestro país no son las clases medias, como algunos aclaman, sino las más pobres. De hecho, el aumento de la desigualdad en nuestro país no viene dado porque los ricos son cada vez más ricos, sino porque los pobres son cada vez más pobres. ¿La causa? Luego la veremos.

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Aumento de la renta por decil (1º decil = valor que marca el límite entre el 10% población más pobre y el siguiente 10%) entre 1995 y 2011, y reducción de la renta por decil entre 2008 y 2011. Fuente: Politikon.

Si nos centramos en el período 2010-2013, los efectos son mucho más visibles. Los grandes perdedores por la crisis han sido las clases más bajas, no las medias. Y no se puede decir que los ricos estén obteniendo beneficios de ello. Cabe decir que estos efectos son diferentes en nuestro país que en países como EEUU. Es por ello que muchas veces es un error asumir que las cosas funcionan exactamente igual allí que aquí.

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Pérdida de poder adquisitivo por deciles para el período 2010-2013. Fuente: CCOO.

¿Y qué ha pasado con el top 10%? Podemos ver en la siguiente imagen que los más tajada han sacado de la burbuja ha sido el top 1% de los españoles. Pero la desaparición de la burbuja y la vuelta a la realidad también ha sacudido a este colectivo. De hecho, si desagregáramos esos ingresos, observaríamos que el cambio vino dado principalmente por los frutos de la especulación inmobiliaria. Muerto el perro, se acabó la rabia.

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Renta media del top 1%, top 5% y top 10 en España a lo largo del tiempo. Fuente: Jotdown.

Pero… ¿Se han enriquecido especialmente los ricos con la crisis con respecto al resto de la población? En la siguiente imagen podemos ver que el porcentaje de la renta total que poseen los distintos componentes del top 10% ha caído de 2006 a 2010. Los datos más recientes son 2012 y se observa que este porcentaje ha caído incluso más. Por tanto, parece, que los ricos sí obtuvieron amplios beneficios con la burbuja, pero con la crisis esto ha dejado de ser así.

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Porcentaje sobre el total de renta que poseen los más ricos en España en 2006 y 2010, desagregando por top 0,01%,0,1%, 1%, 5% y 10%. Fuente: Jotdown.

Pero tomemos otra perspectiva. ¿Qué hay de los jóvenes, trabajadores y jubilados? Pues bien, el primer panorama que nos encontramos es que la población jubilada ha mejorado su situación relativa de forma muy relevante desde el inicio de la crisis. Esto significa que ante el shock que ha tenido el resto de la población, los jubilados no se han visto afectados. Es decir, que las pensiones no han sido sensibles al cambio del ciclo económico. Y esto implica que, dado que su cuantía no se ha reducido, el número de pensionistas ha aumentado y la población trabajadora ha caído, son los trabajadores restantes quienes deben asumir esta carga extra. Alguno argumentará que lo que se debe hacer es poner mejores condiciones al resto de la población y no “quitar derechos” a los jubilados, pero en este mundo nada es gratis, y los costes de las políticas públicas han de ser pagadas por alguien. En este caso, no “quitar derechos” a los jubilados implica, en la misma jerga, “quitar derechos” a los trabajadores, y también en términos relativos a los colectivos que realmente necesitan esos recursos, como veremos.

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Porcentaje de población joven y envejecida en riesgo de exclusión (ingresos inferiores al 60% de la renta mediana disponible equivalente) . Fuente: porCausa

El siguiente gráfico muestra el cambio en la renta disponible por edades para diferentes grupos de la OECD. Si nos vamos a la renta disponible, lo que vemos es que los más afectados han sido los jóvenes, seguidos de cerca por los adultos. Los jubilados, en cambio, no han visto caer su renta disponible entre 2007 y 2011. Eso significa que el peso de la crisis no ha estado repartido de forma equitativa, sino que ha afectado mucho menos a la población envejecida con respecto al resto. Luego veremos que esto tiene serias consecuencias a nivel redistributivo, y que pone en cuestión la efectividad de nuestro Estado de bienestar.

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Cambio en la renta disponible para jóvenes, adultos y ancianos entre 2007 y 2011 para varios países de la OECD. Fuente: OECD.

Si analizamos el primer decil de renta (es decir, el umbral del 10% más pobre) y lo desagregamos por edades, vemos que la población envejecida ha estado abandonando este colectivo de mayor pobreza. ¿Eso qué significa? Básicamente que la población mayor de 65 años está “escalando” puestos relativos a nivel de riqueza de la población. En cambio, hay un mayor repunte de la población entre 16 a 29 años: los jóvenes. Nos encontramos con la misma imagen que antes: desde el inicio de la crisis los jóvenes están en una situación relativamente peor con respecto al resto de la población, mientras que a los viejos les sucede lo contrario. La imagen que se tiene, que es la de pensionistas con niveles relativos de pobreza mucho mayores a los del resto de la población, es por tanto falsa. Curiosamente sucedía lo contrario a mediados de los ochenta, donde esta impresión sí era cierta. Pero ya no: la pobreza ha pasado de acumularse en las manos de los ancianos para hacerlo en las de los jóvenes.

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Descomposición del primer decil de renta por edad y año. Fuente: Pau Marí-Klose.

Pero no sólo es que la tercera edad esté en una situación relativa mejor, ¡sino que en términos absolutos también han mejorado su situación! El siguiente gráfico muestra las dificultades que declararon jubilados en 2003 y 2013, y se puede ver como estas han caído de forma sustancial. Habrá quien diga que si bien es cierto que la cuantía relativa de las pensiones es mayor, con estas se da de comer a familias cuyos miembros están todos en paro. Pero eso significaría que estamos dando la respuesta equivocada a un tema delicado. Para aumentar la red de seguridad a estos colectivos quizá lo que deberíamos plantearnos no es tanto si se deben mantener las pensiones como están, sino si deberíamos usar el dinero usado para mantenerlas en fines como transferencias mucho mejor dirigidas a colectivos en riesgo de pobreza. En 2007, la pensión contributiva de jubilación media era de 863 euros (ajustado por IPC), mientras que la de 2015 era de 1011 euros. En términos globales (sin ajustar por un mayor número de pensionistas) entre 2007 y 2015 han aumentado 27 000 millones de euros. En cambio, si el gasto en infancia en 2007 era la mitad del gasto de pensiones, en 2015 es una tercera parte, y el gasto en términos absolutos ha descendido en más de 7 000 millones de euros. Quizá sería hora de replantearnos hasta qué punto unos colectivos deben cargar más con el peso de la crisis que otros. Pero… ¿Por qué la población más mayor está en mejor situación colectiva? Para responder a esa cuestión usare los dos últimos gráficos.

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Porcentaje de jubilados que declaran tener cierto tipo de privaciones en 2003 y 2013. Fuente: Narciso Michavila.

Pero no nos adelantemos a los acontecimientos. Otra de las grandes fuentes de pobreza es el mercado de trabajo, con una gran dualidad entre trabajadores temporales e indefinidos. De nuevo, los jóvenes son aquí los más perjudicados por la crisis, tal y como puede verse en la siguiente imagen. La destrucción de empleo se concentra fundamentalmente entre los más jóvenes.

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Porcentaje de puestos de trabajo que han sido destruidos entre 2007 y 2015 por edad (-81% = destrucción del 81% de puestos). Fuente: Politikon

Y esta dualidad se ve también cuando analizamos los efectos por tipo de contrato. Mientras que los indefinidos han perdido un 9% de su empleo, para los temporales esta cifra ha sido del 39%, y del 65% si nos vamos a los menores de 24 años (cuyos trabajos suelen ser más precarios, ya que la población que opta por trabajar a esas edades suele tener menor nivel educativo).

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Evolución del número de trabajadores por tipo de empleo con base 100=1998. Fuente: Politikon

También tiene mucho que ver la pésima capacidad redistributiva de nuestro Estado de bienestar. Como se puede ver en el siguiente gráfico, si bien España no llama especialmente la atención en la cantidad relativa de transferencias que le da al 20% más rico de su población, sí lo hace por las escasas cantidades que le da al 20% más pobre. Y eso refuerza la imagen que ya teníamos con las primeras imágenes: en España los más dañados por la crisis han sido los más pobres, no sólo porque tienen menos medios y su contexto socioeconómico los hace más sensibles, sino también porque nuestro Estado no actúa con la suficiente fuerza como para ayudarles a tener una buena red de seguridad.

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Porcentaje de transferencias que van al primer quintil (20% más pobre) y al quintil más alto (20% más rico) por países. Fuente: OECD.

Pero volvamos a la cuestión de los viejos vs. jóvenes. En la siguiente imagen tenemos la estimación de voto a cada partido según la edad del votante. ¿Qué es lo que vemos? La población más envejecida vota a los partidos más “clásicos” -PP y PSOE-, mientras que la población joven concentra su voto en Podemos y Ciudadanos (si bien en el caso de Ciudadanos nos vamos más al rango de edad de los 35-44). No sólo eso, sino que también hay datos que confirman que el voto de los jóvenes viene condicionado por diversas políticas, mientras que el de los viejos tiende a estar determinado únicamente por su interés en las pensiones. Esto significa que sería de esperar que cada partido tratase de impulsar políticas que beneficiasen a sus votantes, y nos da una primera pista de por qué vemos un sesgo favorable a la población jubilada en nuestro país (sesgo que, por cierto, se mantiene para otros países, si se usan datos de la OECD). Pero esto también puede implicar que si Podemos obtiene una posición ventajosa en las siguientes elecciones el balance político puede cambiar a favor de los jóvenes.

Intención de voto directa a los diferentes partidos en España por edad, enero de 2015. Fuente: Eduardo Bayón

Intención de voto directa a los diferentes partidos en España por edad, enero de 2015. Fuente: Eduardo Bayón

Pero eso no es todo. Este efecto viene reforzado por la presencia en las propias elecciones. Usando datos de la encuesta pre-electoral del CIS sobre las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014, puede observarse de forma muy clara que la población mayor es más activa a nivel de voto que los más jovenes. De hecho, el 25% de la población mayor de 65 declaró que era poco probable que fuese a votar, comparado con casi el 40% de los jóvenes entre 18 y 24 años. No es únicamente por tanto el tipo de votante de cada partido, sino también su presencia en las urnas y su posición activa en la política.

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Declaración sobre la intención de votar, encuesta pre-electoral del 25M del CIS 2014. Fuente: Piedras de papel

Resumamos todo lo que hemos visto a lo largo del artículo: en primer lugar, que en España todos los estratos han obtenido beneficios de la época de bonanza española -siendo las clases más altas las más favorecidas (si bien no mucho más) y el último decil el que menos-, y que el lema de “Somos el 99%” no se aplica en nuestro país. En segundo lugar, que las clases más perjudicadas por la crisis han sido las más pobres, si bien todas han sido dañadas en cierta cuantía. Tercero, que uno de los culpables por la grave situación de nuestra población más pobre es nuestro Estado de bienestar, que se ve incapaz de atender su precariedad, y que el otro culpable es la dualidad generada por nuestro pésimo sistema laboral. Cuarto, que si desagregamos por edades, los más dañados han sido los jóvenes, mientras que los más beneficiados tanto en términos relativos como absolutos han sido los jubilados. Y por último y quinto, que cabe la posibilidad que esto sea debido a la mayor presión y posicionamiento político de la población envejecida con respecto a los jóvenes, si bien la presencia de los nuevos partidos -Podemos y Ciudadanos- puede alterar el peso de la balanza política.