Tomarse la última con Mad Men

Esto es sobre el último episodio de Mad Men: contiene spoilers. Si no habéis visto la serie, no podréis evitar empezar a hacerlo después de leer este otro artículo. Sobre el final, recomendar también las críticas de Indiewire (I, II), The New York Times y Vulture. Imagen destacada: http://entertainment-escapes.com

La puerta se cierra y la luz se apaga. Después de siete temporadas Mad Men nos invitó el pasado domingo a tomarnos una última copa. Y vaya un trago de despedida.

La puerta se cerró y la luz se apagó con una sonrisa y un spot de Coca Cola que la agencia McCann Erikson escribió en 1971. Cerré el ordenador, terminé de desayunar, abrí la puerta al señor del butano con toda la compostura de la que pude hacer acopio y la vida siguió como siempre. Me pasé el día pensando en el capítulo, y leyendo críticas sobre el cierre de la serie. No tengo ni idea de lo que Matthew Weiner, creador de la serie para la AMC, querría decir con este final. Pero tengo muy claro lo que yo vi.

SC&P tomando la última | incoherence.net

SC&P tomando la última | incoherence.net

Person to Person fue el final que Mad Men tenía que tener. Es coherente con el resto de la serie y es un cierre muy bien pensado. Sin aparato, giros o dramas innecesarios o fuegos artificiales. Para valorar el final quizá haya que empezar a preguntarse qué historia contó Mad Men.

Qué fue Mad Men

Mad Men siguió durante siete temporadas a Don Draper, que antes era Dick Withman. Su compañero en la guerra de Corea muere y el que antes era Dick regresa siendo Don. No le gustaba ser Dick, pero por muy glamourosa que logra que sea la vida de Don en Madison Avenue, esta tampoco le convence. Don es un hombre sin identidad, y eso le pesa constantemente. Nadie sabe quién es de verdad, y siente que no puede confiar en nadie.

Don Draper vive con la impresión de que nadie le entiende, de que nadie le quiere de verdad porque tanto él como Dick Withman han sido constantemente abandonados. Quizá Peggy, quizá Bert Cooper. No es capaz de comunicarse con nadie. Especialmente consigo mismo. La mayor parte del tiempo las cosas que dice a los demás podría estar diciéndoselas a sí mismo. Se las está diciendo a sí mismo. Pero no es consciente.

Reacción de Roger al final de Mad Men | allmyvideos.com

Reacción de Roger al final de Mad Men | allmyvideos.com

Nadie sabe quién es, nadie sabe por lo que pasa, nadie le entiende. Aunque otros intenten hacerle ver que no es así, como Sally o Peggy, Don se ve muy solo. No es casualidad que cada episodio de los últimos siete de la serie hayan terminado con un plano de Don solo. Ya se lo predice Anna Draper cuando le echa las cartas en la segunda temporada: la única cosa que te aleja de ser feliz es que crees que estás solo. 

Qué difícil es ser Don. Su vida es un drama. Siempre le quedará el mueble bar, alguna chica en alguna parte y poder conducir hasta desaparecer para volver con alguna idea genial para un anuncio. Y repetir. Siete temporadas de huida hacia adelante. Se lo decía a su hermano ya en la primera temporada. Yo solo me muevo en una dirección: hacia adelante. Siete temporadas en las que Don espera llegar a alguna parte y encontrar algo que ni él ni nosotros sabemos qué es. Total, un drama.

Don, solísimo | pennlive.com

Don, solísimo | pennlive.com

Person to person. 

Y llegamos a California. El final de la última de las huidas de Don. En medio de una presentación de Miller Beer se levanta y se va, y emprende un viaje por el país a lo Big Sur que termina en una suerte de retiro espiritual hippy. Y allí toca fondo. Y hace una brutal llamada de teléfono de persona a persona a Peggy tras la que estamos seguros de que lo que siguiente que veremos será a nuestro protagonista cayendo acantilado abajo haciendo un guiño a la cabecera de la serie. Pero llega una de las profesoras de yoga y se lo lleva a su terapia.

Y cuando estamos al borde de la silla creyendo que nuestro héroe va rompernos el corazón con un discurso como el de El Carrousel en la primera temporada, se levanta un señor que no conocemos de nada. Se llama Leonard, y el corazón nos lo rompe él. Dice todo lo que Don lleva toda la vida esperando oír y deseando decir. Don se encuentra con alguien que está pasando por lo mismo que él. Por fin alguien le entiende. Por fin ya no está solo. Don, que el mayor gesto de cariño que ha tenido con Peggy ha sido besarle la mano y que lo más humano que puede hacer cuando ve a alguien llorar es servirle una copa, abraza a un desconocido. Como lleva pasado siete temporadas, Don no es capaz de decir lo que siente. Pero por lo menos Leonard se lo ha hecho entender.

“Om”, dentro spot de Coca-Cola.

madmen.wikia.com

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Entonces, ¿qué tenemos aquí? ¿Ha tenido Don una revelación y ha logrado estar en paz consigo mismo y con el mundo, volcando lo que siente en un spot magistral? ¿O estamos ante un final absolutamente cínico e irónico? Desde mi punto de vista ni lo uno ni lo otro.

¿Epifanía y paz? No creo que las haya alcanzado. Y la posibilidad de que se tome en serio el contenido del spot de Coca-Cola es desde absurdo a una traición al personaje. ¿Don Draper realmente creyendo en algo como “I want to buy the world a home and furnish it with love”? No. 

Pero tampoco es un final del todo cínico. Don aprende cosas. Lleva toda la serie huyendo y Weiner no ha dejado de hacernos conscientes: nuevos comienzos, avanzar, dejar el pasado atrás. En la última temporada empieza a entrar cada vez más en contacto con su pasado, con Dick, a llegar a poder ver la posibilidad de convivir con él en algún momento. Y gracias a Leonard se ha visto comprendido y ha entendido que hay gente como Sally o Peggy que probablemente le quieran de verdad aunque él no sea capaz de verlo. Afirmaba que el amor era algo que los hombres como él habían inventado para vender medias y ahora quizá pueda creer que existe.

¿Quiere esto decir que Don vaya a dejar de ser Don Draper? Probablemente no. Va a seguir bebiendo, persiguiendo desconocidas, huyendo de vez en cuando y volviendo con una idea brillante, pero el final de Mad Men deja ver que Don ha aprendido cosas y deja hueco a la esperanza de que pueda cambiar. Sabe que puede contar con Peggy y puede que intente ser feliz haciendo en lo que es el mejor: publicidad, aunque sea consciente de que no puede ser feliz el 100% del tiempo. Como decía Don al vender la campaña de Lucky Strike en el piloto, lo que quiera que hagas está bien. Estás bien.

Qué le voy a hacer, soy un liante | mashable.com

Qué le voy a hacer, soy un liante | mashable.com

No sé si Matthew Weiner escribió a Don Draper basándose en ninguna medida en sí mismo, o si vio el mismo final que vi yo. En caso de que sea así espero que su mujer, su camarero de confianza o el señor del butano le de un abrazo, una amistosa palmada o le prepare sopa o le abra un botellín. Se lo merece.

Por supuesto este es un final con una buena carga de cinismo. El gancho de la temporada no era “¿se encontrará Don a sí mismo y sabrá cómo ser feliz?” ese podría ser el gancho de la serie. El gancho de la temporada era si haría el spot para Coca-Cola. Durante la meditación anterior al final, el hombre que la lleva dice “un nuevo día. Una nueva idea. Un nuevo tú”. Tan apropiado para un taller de de actualización personal como para un spot del último modelo de un smartphone. Y suena una campana y entra el spot de McCann. Si lo de Don era meditación o un brainstorming y su sonrisa era por haber alcanzado el nirvana o la campaña perfecta, es cosa nuestra. Weiner, bravo.

Mad Men ha sido mucho más que Don Draper y este episodio despide también al resto de los personajes. Uno de los elementos que mejor resume Person to Person es, a través de una llamada telefónica, la relación de Don y Peggy a lo largo de la serie. Pero qué llamada telefónica. Peggy, el mayor logro de Don, la única en quien confía y la única que quizá le entienda. La llamada de este episodio es uno de los mejores momentos que comparten (capítulos como The Suitcase en la cuarta temporada o el baile de My Way en The Strategy también son memorables). Don es capaz de sincerarse con Peggy (“tomé el nombre de otro hombre y no hice nada de ello”) y Peggy se lo niega (ella es la prueba) y le ordena que vuelva a casa. Don no habría escuchado a nadie más.

rollingstone.com

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Weiner también nos ha dado un final complaciente. Person to Person o cómo Pete Campbell recupera a Trudy y se va a Wichita en su avión, Roger Sterling se casa con Marie Calvet y oh, Peggy y Stan acaban juntos. Respecto a esto último tengo sentimientos encontrados. Fue empalagoso y forzado pero los dos personajes más entrañables de la serie merecían un happily ever after. Y cuando alguien se me declare (ja) por teléfono espero saber contestar ¡¿QUÉ?! con tanta elocuencia como Peggy.

Ha sido una pena no ver a Peggy y Joan empezando su propio negocio, pero la decisión de Peggy de quedarse en McCann tiene una justificación satisfactoria. Ver como Joan empieza su propia aventura es uno de los momentos más espectaculares del capítulo. No hace más que enfatizar el papel que Joan lleva teniendo durante toda la serie: la puta ama.

Joan siendo la puta ama | hitfix.com

Joan siendo la puta ama | hitfix.com

También ha quedado espacio para el drama. Betty fumando en la cocina y Sally fregando viéndose obligada a seguir los otros planes que la vida acaba de hacer por ella. Por lo demás, Meredith caerá de pie, lo último que veremos de Harry Crane es cómo se come una galleta y Kenny Cosgrove nunca escribirá la gran novela americana que siempre quise leer. No hemos tenido reencuentros edulcorados en McCann-Erikson o las viejas oficinas de SC&P ni una reaparición estelar de Salvatore Romano o Bert Cooper para decir adiós. Bien.

“El fin de una era”. Hemos reído, hemos llorado y nos han dado ganas de comprar muchas cosas que no necesitamos de la mano de algunos de los mejores personajes escritos. No sé si Don resolverá sus asuntos, ni si conseguirá apañárselas. Espero que si. No sé si este es el final que Weiner pretendía que viésemos. Es el que vi. Y sólo puedo darle las gracias.

Bert Cooper diciendo adiós a Mad Men | latimes.com

Bert Cooper diciendo adiós a Mad Men | latimes.com

“Un nuevo día. Una nueva idea. Un nuevo tú”. Don pronuncia un “om”. Suena un campana. Don sonríe. Dentro spot de Coca-Cola. Se cierra la puerta y la luz se apaga.