La Hemeroteca: desde Zaragoza hacia la historia

Quizás si ella hubiese practicado otro deporte no quedaría nadie en España que no conociese su historia. Pero ella no pudo traicionar a esas ruedas, pequeñas y veloces. La zaragozana Sheila Herrero eligió el patinaje de velocidad y se convirtió en la deportista española más laureada de la historia. Han pasado años desde su retirada y la memoria ya abandonó a muchos. Es común encontrar múltiples listas con los mejores deportistas españoles y que ella no figure. Hoy, la hemeroteca particular de Compostimes, ha decidido que nunca es tarde.

Empezó en el patinaje con cuatro años en el club Domingo Miral, fundado por sus padres. Por aquella época, todavía no usaba los patines en línea, sino la modalidad de cuatro ruedas durante trece años. No era fácil dedicarse a un deporte sin apoyos y sin presencia. Sus padres fueron los que hicieron el esfuerzo económico. Sheila no tenía pistas disponibles para entrenar así que lo hacía por la calles, carreteras o aparcamientos. Muchos igual se habrían rendido pero ella no lo hizo, le podía la pasión por un deporte que años después de su retirada calificó como “el amor de mi vida”. Un amor que empezó a dar sus frutos con sólo seis años, cuando se convirtió en campeona de Aragón. Sería sólo el principio de una carrera deportiva exitosa e histórica.

Un amor que empezó a dar sus frutos con sólo seis años, cuando se convirtió en campeona de Aragón

Sheila Herrero, histórica del deporte español | ©Facebook Sheila Herrero

Sheila Herrero, histórica del deporte español | ©Facebook Sheila Herrero

En 1995, Sheila fue campeona del mundo en Gujan-Mestras (Francia). Su padre, que siempre le ha inculcado la competitividad, le advirtió de que nadie la recordaría por ganar un campeonato del mundo en patinaje de velocidad: ese título debía ser sólo el comienzo, tenía que ganar dos o tres mundiales más. Y vaya si lo hizo. 15 veces campeona del mundo, 42 de Europa y 88 de España. Batió cuatro récords mundiales: en 5000, 10000, 15000 y 40000 metros. Ángel Nieto coincidió con la patinadora en numerosos eventos y bromeaba con que lo iba a superar. Y es que Sheila no soló superó al piloto, Sheila venció a la historia. Sorpendía a sus propios rivales, que no entendían el éxito de una chica con tantas dificultades para entrenar de forma idónea y con escasas ayudas. Confiesa que su secreto siempre fue la fortaleza mental y ha estimado que sus victorias fueron consecuencia de un 90% de mente y un 10% de piernas.

Durante su carrera, la patinadora tuvo que salir de su zona de confort para ir a entrenar a Italia con el equipo Roces. Posteriormente, se fijó en ella uno de los mejores equipos del mundo, el Verducci norteamericano. Como ocurre con muchos deportes minoritarios, España no siempre ofrece las infraestructuras y las condiciones adecuadas para la práctica de alto nivel. La propia Sheila ha intentado presionar a los políticos y a la Federación de Patinaje: fomentar becas, centros de alto rendimiento, visibilidad en los medios y eventos deportivos. El patinaje de velocidad, contrariamente a su homólogo sobre hielo, no es deporte olímpico por lo que los patinadores profesionales no tienen la posibilidad de optar a una beca ADO. La zaragozana ha insistido en la necesidad de potenciar la diversidad deportiva, sin quedarse recluídos en los deportes más populares.

También ha habido tiempo para las dificultades. Las inevitables lesiones y la anorexia nerviosa invadieron la vida de la deportista. Poco a poco, influyendo igualmente el hecho de haberlo ganado todo, fue perdiendo motivación. Reconoció que ya no sentía ese impulso por entrenar las mismas horas y con las mismas fuerzas. La misma patinadora que se llegó a retar en dos ocasiones con el ciclista Claudio Chiappucci por ver quién era más rápido, si ella en patines o él en bicicleta, vio como la llama del patinaje ya no iluminaba su vida de la misma manera. Su retirada llegó en el año 2003. Siempre permanerán los títulos y algunos reconocimientos como la Medalla de Oro al Mérito Deportivo o el Premio Nacional del Deporte.

15 veces campeona del mundo, 42 de Europa y 88 de España. Batió cuatro récords mundiales: en 5000, 10000, 15000 y 40000 metros

Sheila Herrero, con el número 23, durante una prueba de patinaje de velocidad | ©Agencia Efe

Pese a haberse alejado de la competición, Sheila sigue ligada al patinaje. Lo hace a través de cursos, de la Asociación Aragonesa de Apoyo al Deportista, de su propio club… Y su afán parece haber dado frutos. En Aragón hay mejores oportunidades para el patinaje de velocidad que cuando ella empezó. Se construyeron más pistas por toda España, como el patidrónomo que lleva su nombre en Calatayud. Este es el punto más importante ya que no quiere que ningún niño se encuentre con las dificultades que ella tuvo para entrenar, que ninguno vea condicionado su futuro por haber elegido el patinaje de velocidad. En definitiva, que todos puedan sentir esa ilusión que ella vivió cuando su padre le compró sus primeros patines, con ruedas de madera, en una chatarrería.

De pequeña soñaba con ser campeona de Aragón, de España y del mundo. Superó todos sus objetivos e incluso se planteó otros como el patinaje sobre hielo, el cual no pudo cumplir por no llegar a un acuerdo con la Federación y con el Comité Olímpico Español. Continuó su faceta no deportiva trabajando en una tienda, en la que vivió varios momentos emotivos cuando algunos clientes la reconocían. Momentos en los que no pudo contener la emoción, igual que le ocurre si la paran por la calle. Emoción que mostraba en cada podio, ya que pese a estar acostumbrada a la victoria, no conseguía frenar las lágrimas al sentir en el pecho el roce de una medalla. Está orgullosa de su carrera y de permanecer en los recuerdos de algunas personas. Lo considera un valioso reconocimiento a todo ese sacrificio, a la distancia con su país que no fue fácil para ella y a todas esas horas de duro entrenamiento que exige la élite.