Gusanos a prueba de bombas
Pocas cosas en este mundo ofrecen las posibilidades que nos dan los videojuegos. Existen cientos de ideas que de no existir el mundo virtual sería automáticamente descartadas por imposibles. No solo la creación de mundos de fantasia, ni tan siquiera el manejar a superheroes de cualquier tipo, en este caso hablamos de las locuras convertidas en genialidades.
Y es que no puede existir otra manera de definir a una saga tan poco convencional como esta. Y es que Worms encarna como pocos el espíritu de que la diversión no entiende de ninguna lógica, porque parece imposible pensar que este título haya nacido sin que su creadores hayan volcado algo más de un poco de locura a este proyecto.
Porque seamos serios. ¿De donde surge la idea de armar a unos pequeños gusanos con un armamento tan letal, como estrambótico, como el que nos presenta Team 17? ¿Cómo es posible combinar granadas, con bazookas, bates de beisbol, ataques aéreos, ovejas explosivas, pistolas, burros de cemento, ataques kamikazes o escopetas hasta crear arsenal más variopinto que se pueda imaginar? Sin lugar a dudas un cóctel que solo puede terminar en algo estrepitosamente malo o realmente divertido. El buen hacer de los desarrolladores, y quizás una pizca de suerte, decantó la balanza hacía la segunda opción. Una verdadera suerte para todos aquellos que han disfrutado de horas y horas de piques, explosiones y gusanos voladores.
La sencillez de la mecánica de juego y las divertidas, o a veces disparatadas, opciones de personalización hicieron el resto. Crea tu propio equipo de hasta ocho gusanos, elige los accesorios que los hagan más molones, elige tu arma personalizada favorita y sientete listo para desencadenar una pequeña confrontación bélica hasta que solo quede uno en pie. Los escenarios, completamente destructibles, harán el resto.
Salto a las tres dimensiones
La llegada de las nuevas generaciones y las mejoras gráficas también se dejó ver con la llegada de Worms 3D. Atrás quedaban los escenarios planos y llegaba la profundidad, con un generoso aumento de tamaño para los protagonistas, unos kilitos de más que le sentaron divinamente y sirvieron para dar un nuevo impulso a una saga que parecía haber tocado techo en las 2D.
Añádele un par de nuevos modos de juego, la posibilidad de personalizar tu arma especial y conseguirás que la saga Worms complete su camino. Por el camino muchas mejoras y pequeños pasos adelante. Worms 2, Worms Armaggeddon, Worms World Party o Worms Total Mayhem, hasta llegar a Worms Total Warfare. Veinte años de historia condensados en 21 ediciones que de seguro hicieron las delicias de los aficionados al videojuego.
Porque sin haberlo provado resulta difícil imaginar lo divertido que puede resultar una guerra a pequeña escala entre estas pequeñas criaturas. Pero pocas cosas dan más satisfacción que ganar una partida con un empujón al último personaje de tu rival.