Escritoras que deberías leer (II): Marguerite Duras

Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde. A los dieciocho años ya era demasiado tarde. (…) Tengo un rostro destruido. Diré más, tengo quince años y medio. El paso de un transbordador por el Mekong. La imagen persiste durante toda la travesía del río. Tengo quince años y medio, en ese país las estaciones no existen, vivimos en una estación única, cálida, monótona, nos hallamos en la larga zona cálida de la tierra, no hay primavera, no hay renovación. (…) A los quince años tenía el rostro del placer y no conocía el placer.

El deseo, los lugares, las personas, la ropa, los olores, la frustración, los recuerdos. Todos los elementos que han formado parte de la vida de Marguerite Duras están en sus libros. Fue una de tantas vidas que fueron pasando más o menos desapercibidas hasta que llegó la publicación de la obra que provocó su éxito: El amante. Al ganar el Premio Goncourt en 1984 por esta novela, su vida y figura empezó a ser considerada como algo no solo digno, sino necesario de conocer. Aunque ella dice lo siguiente en este mismo libro: “La historia de mi vida no existe. Eso no existe. Nunca hay centro. Ni camino, ni línea. Hay vastos pasajes donde se insinúa que alguien hubo, no es cierto, no hubo nadie”.

Fotograma de la película "El amante".

Fotograma de la película “El amante”.

Marguerite Duras no escribe sobre del amor. Tampoco del sexo. Aunque ambos elementos están presentes, no escribe sobre ellos. “Escribir, ahora, se diría que la mayor parte de las veces ya no es nada. A veces sé eso: que desde el momento en que no es, confundiendo las cosas, ir en pos de la vanidad y el viento, escribir no es nada”. Es una escritora para leer saboreando las palabras. Buscándole el por qué a cada punto. La mayoría de sus libros no te permiten pasar de página sin haber releído alguna frase como mínimo. O un párrafo entero. ¿Por qué habrá colocado esto aquí? Quizá porque nuestra forma de pensar es así. No es caótica ni arbitraria. Pero tampoco tiene la racionalidad que le sobra a muchos escritores incluso cuando hablan del sentir, de la pasión, de las sensaciones que nos mueven. Para ella no hay errores, solo hay actos extraños.

Una niña blanca acostándose con un hombre chino que la dobla en edad. En la antigua colonia francesa de Indochina, principios del siglo pasado. Podría parecer una buena trama, pero en El amante ese solo es un aspecto de la historia. La madre, la situación económica de su familia, los problemas que se callan. El silencio. La situación social de la época, los sonidos de las calles de Saigón. El calor que no cesa. Ese río contaminado que no desaparece aunque no se vea, como el tiempo. La mirada indiferente y a la vez interesada de una niña que lleva dentro el placer sin saber siquiera qué es. Un encuentro al lado de un barco. Él se acerca con la intención de conquistarla, sabe que no es nada sin el dinero de su padre, ella sabe que le tiene. Lo sabe. El deseo existía desde el primer momento, en la primera mirada, o nunca había existido. “Podría engañarme, creer que soy hermosa como las mujeres hermosas, como las mujeres miradas, porque realmente me miran mucho. Pero sé que no es cuestión de belleza sino de otra cosa, por ejemplo, sí, de otra cosa, por ejemplo, de carácter.”

Toda su obra es autobiográfica sin ser siempre del todo real. Escribe sobre ella misma en tercera persona, se proyecta lejos y se distancia de su propia historia. Pero casi siempre habla de lo mismo, de su vida. Pero de una manera que consigue involucrar al lector. Esta autora francesa consigue que recuerdes una vida que no has vivido. No ha hecho solo novelas, sino que también ha escrito y dirigido guiones de cine. Su película más conocida quizá sea India Song pero la adaptación de Alain Resnais de su guión Hiroshima mon amour no se queda atrás. Estas son solo unas pinceladas de lo que es Marguerite Duras. Una mujer con la que vale la pena encontrarse, dejarse llevar y sorprender. Una persona que es necesario conocer. Leer y releer para saber todos los detalles. Porque quizá conociéndola a ella, puedas conocerte más. Deberías leer a esta escritora porque pudo plasmar la vida en palabras. No tal y como es, sino con la forma que tenemos de sentirla. Es decir, con muchas sensaciones sin demasiado sentido.