La educación, bajo el yugo de la política

3+2 acostumbra a sumar 5. Pero en estos tiempos tan revueltos de mayorías y libres interpretaciones, cuesta promulgar verdades absolutas, incluso en la ciencia más objetivamente verificable. Sin embargo, siempre habrá algún documento oficial (por utilizar el adjetivo tradicional y no entrar en definiciones más adecuadas) que intente hacernos creer que la verdad es única e imperecedera.

Algo similar ocurre con la Educación en este país. Quienes consiguen el trono del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte llegan con la lista de mandamientos bajo el brazo. Un conjunto de reales decretos y medidas que buscan revertir la nefasta caída en picado de la calidad educativa española, que deja tras de sí una hilera de estudiantes fracasados, cuando no de fugitivos escolares. Así, desde 1970 hasta nuestra rabiosa actualidad, poderes de todo color y bandera no han cesado en su empeño de crear el marco ideal dentro del cual florecerá el talento y la eficacia del sistema educativo español. Una sopa de siglas bastante indigesta que no ha hecho sino caotizar los defectos que el sistema ya tenía per se. Además, toda reforma que se lleve a cabo en Educación en España tiene que cumplir, al menos, una premisa: que no cuente con consenso. Y no podemos negar que tenemos al mejor ministro en la consecución de esta tarea.

Jose Ignacio Wert, muy ocupado no teniendo en cuenta a nadie | © Mundiario

Jose Ignacio Wert, muy ocupado no teniendo en cuenta a nadie | © Mundiario

El 30 de enero de este año aún prematuro el Consejo de Ministros se dispuso a aprobar la última reforma de Jose Ignacio Wert antes del remate de la legislatura: la aplicación del sistema de 3+2. La excusa para su aprobación es la búsqueda de unificación con los sistemas educativos europeos, con el fin de facilitar la movilidad estudiantil, ya que sólo Chipre, Turquía, Armenia, Kazajistán y Georgia adoptaron nuestro mismo modelo de 4+1. Sin embargo, serán las propias universidades las que puedan decidir si aplican o no (y cuando) el nuevo modelo, pudiendo llegar incluso a optar por una fórmula intermedia entre el 4+1 y el 3+2. Resulta curioso querer ser espejo de la bella Europa sin tener un sistema homogeneizado dentro de nuestras propias fronteras.

Con toda la comunidad universitaria en su contra, los grados de tres años conjuntados con dos de máster empezarán su andadura a partir del 15 de septiembre de este año. La Conferencia de Rectores Españoles (CRUE) cree que es un cambio precipitado. Y es que aún hoy las facultades dicen adiós a las primeras promociones de Bolonia. Cómo si de conejillos de indias se tratase, los que seremos en un futuro graduados, vemos como nuestro paso por la Universidad se califica de error. Y también observaremos cómo los que en un principio iban a ser estudiantes, quedarán excluidos de los estudios por imposibilidades económicas. Todo un paso hacia delante, vaya.

Pancarta exhibida en la manifestación del jueves en Sevilla |  © Carolina Neira Feáns

Pancarta exhibida en la manifestación del jueves en Sevilla | © Carolina Neira Feáns

Pablo Álvarez Fernández es portavoz de la ejecutiva gallega del Sindicato de Estudiantes, el cual, junto con la Federación de Estudiantes Progresistas, fue el impulsor de las protestas habidas esta semana por todos los rincones del país. Parece obvio tener que preguntar las razones por las que se va a la huelga, pero ninguna explicación es de más cuando aún hay gente, tristemente la encargada de tomar decisiones, que todavía no escucha las realidades de aquellos que vivirán bajo la firma de su decreto.

Pablo Álvarez Fernández, miembro y portavoz de la ejecutiva gallega del  Sindicato de Estudiantes, siempre al pie del cañón por las rúas compostelanas |  © Facebook

Pablo Álvarez Fernández, miembro y portavoz de la ejecutiva gallega del Sindicato de Estudiantes, siempre al pie del cañón por las rúas compostelanas | © Facebook

¿Consideráis Bolonia un completo fracaso o ha tenido algún aspecto positivo?

El modelo universitario que presenta Bolonia y que en su día intentaron vendernos como un “sistema para equipararnos a Europa” es hoy un modelo ahogado por la falta de inversión por parte del Gobierno. Cualquier estudiante, profesor o bedel de una facultad cualquiera podrá confirmar la falta de medios económicos a causa de los recortes que hemos venido sufriendo. Bolonia es un modelo con muchos fallos (pagar por créditos que no son horas de clase sino horas de estudio en tu casa, que no puedas compaginar tus estudios con un trabajo a media jornada…. ) que se ven muy acrecentados por este grifo cerrado que el Ministerio se niega a abrir.

¿Cuáles son las consecuencias administrativas de tener conviviendo dentro de una misma facultad tres modelos educativos distintos?

Si la universidad publica ya es famosa por su densa y extenuante burocracia administrativa a la hora de realizar trámites, a nadie se le escapa que esta situación empeorará la situación. Pero ya no solo a este nivel, universidades como la USC (Universidad de Santiago de Compostela) van a tener que hacer malabares para poder encontrar las aulas y laboratorios necesarios para acoger a dos (o tres) grupos de una misma asignatura. Por supuesto, la manera de solucionar este problema de colapso que tiene en mente el gobierno ya la conocemos bien: reducir el número de estudiantes… A ver qué chaval de bachillerato va a hacer una carrera de 3 años que no le dé absolutamente ninguna salida salvo que pueda pagarse un carísimo máster de dos años.

¿Se prefiere en el mercado labora al licenciado frente al graduado? ¿Se preferirá al estudiante de 3+2 frente al de 4+1?

Lo primero que vas a ver al llegar al mercado laboral es un 58% de paro juvenil. A partir de ahí las empresas contratan siempre a gente con la mayor formación y más actualizada posible. Con lo cual, ante un contrato de periodista, tendrán prioridad los estudiantes que hayan cursado el 3+2 (siempre con el +2), después los Licenciados (con sus cinco años de carrera), después los graduados, (con sus cuatro años de grado) y finalmente los estudiantes del 3+2 que no tengan el máster. Volvemos a lo mismo, quien pueda pagarse los dos años de máster accederá directamente al puesto prioritario, los que no, se van al final de la lista, o bien a la fila del INEM.

¿Creéis que habría alguna manera justa de aplicar el 3+2? Reduciendo las tasas de los másters, por ejemplo

El sistema tres más dos es un modelo, desde el punto de vista pedagógico, como otro cualquiera. De hecho, en Europa muchísimos países lo han aplicado al mismo tiempo que Bolonia. Ahora bien, con una gran diferencia: la inversión de estos países en su sistema universitario supera mucho la del Estado Español. En 23 países de la UE (según un estudio del verano pasado del Observatori del Sistema Universitari que se titula El coste de estudiar en Europa) el precio oscila entre los 183€/curso que paga un estudiante francés y la absoluta gratuidad de los grados que disfrutan estudiantes de 11 países europeos. El precio de los máster en Europa es igual o ligeramente superior al de un curso de grado. Lo que encontramos al cruzar de nuevo nuestras fronteras es que el Estado Español es el 6º país con los precios de los estudios más caros. Si unes estos dos factores, pedagogía-precio, te queda un sistema en el que si tienes dinero para un master podrás formarte y si no tendrás que pagar tres años de grado que en su práctica son inútiles sin el máster. (el propio decreto en su artículo primero dice que los años de grado tendrán un carácter “generalista y de formación básica”, es decir, ¡sin especializarte en el campo que estudias!).

Desde el Sindicato de Estudiantes, ¿lleváis a cabo alguna iniciativa para convertir la Educación en un tema de Estado?

Nosotros desde el Sindicato de Estudiantes plantemos que cualquier cambio en el sistema educativo ha de tener en cuenta el sentir de los que cada día hacen uso de él y que, por lo tanto, reconocen sus aciertos y sufren sus errores. Estos que nosotros consideramos “expertos” son los estudiantes, los profesores, el personal no docente… Ellos, que viven de primera mano el estado del sistema educativo en todas sus etapas, tienen mucho más que ver con la enseñanza que el vicepresidente del banco Santander, que lleva asesorando a los gobiernos en materia de educación durante la última década. En cualquier caso el modelo educativo, bajo nuestra perspectiva, ha de dejar de lado la enseñanza privada y concertada y apostar por una enseñanza pública, gratuita, laica, y de calidad. Si haces todo lo contrario de lo que dice la LOMCE seguramente te aproximes bastante…

De todos los cambios que ha ido sufriendo la Educación en las últimas legislaturas, ¿cuál crees que es el mayor error cometido?

Cada uno ha sido un ataque, la LOU, la LOCE, los planes de Bolonia… pero sí creo que los ataques que hemos vivido en estos últimos tres cursos han sido la máxima expresión del maltrato a los hijos de familias trabajadoras, que han visto como la LOMCE devolvía las enseñanzas medias a los años cincuenta, han visto como el nuevo sistema de becas ni es un sistema, ya que las becas se pagan cuando al ministro le da la gana, ni es de becas, porque los criterios que se utilizan para otorgarlas son propios del autor del “cuento de la buena pipa que nunca se acaba”. Y después de ver todo eso, se encuentran con que en la puerta de la universidad te piden 3000€ para estudiar un grado y 4000€ para hacer un máster casi imprescindible. La otra opción es buscar una FP, pero claro, con 80.000 no admitidos está la cosa difícil.

Imagen de la huelga en Santiago de Compostela |  © Irene Picallo Doce

Imagen de la huelga en Santiago de Compostela | © Irene Picallo Doce

Pablo acaba la entrevista con un alegato, con una petición: “Estamos en un momento en el que no queda otro remedio que luchar, como nuestros padres lucharon para tener los derechos que hoy intentan arrebatarnos. Por desgracia para ellos, la juventud no va a permitir que den marcha atrás al reloj de la historia“. Veremos si seremos el pueblo que conoce su historia y decide avanzar o el que queda condenado a repetirla. En juego está el tipo de sociedad que seremos en un futuro peligrosamente cercano.