Atraviesa los cielos con tu taladro

Ciertos momentos en la historia de las producciones audiovisuales quedarán para el recuerdo, más allá de por su innegable calidad, por lo épicos que son, por su capacidad de ponerte de punta el vello de la nuca, de dejarte la garganta seca y de poner a hervir la sangre de tu corazón, que late sin cesar a ritmos grandiosos e inolvidables. Ocurre, por ejemplo, con el discurso de Théoden a sus jinetes de Rohan en El Retorno del Rey y su implacable carga de caballería posterior, con la devastadora explosión de la Estrella de la Muerte tras el certero disparo de Luke Skywalker en su X-Wing, la marcha hacia el horizonte, mientras el sol se pone, de Indiana Jones y su padre al final de La Última Cruzada o el discurso del presidente de los EEUU en Armageddon. Y esto ocurre también con casi todos los capítulos de Tengen Toppa Gurren Lagann. Porque no existe otra forma de definir TTGL que no sea “épica”. Esta serie está cuidadosamente diseñada para hacerte vibrar desde el primer momento, para elevar tu espíritu hasta el infinito y, finalmente, conseguir que los vecinos te abronquen por gritar de forma desmesurada ante alguna de sus escenas culmen. No busquéis terribles traumas psicológicos, profundas explicaciones metafísicas o complicadas conspiraciones sociopolíticas, porque ni las hay ni son necesarias. Aquí todo se reduce a explosiones, personajes memorables, más explosiones, gargantuescos robots de varios millones de pársecs de altura, muchas más explosiones, discursos inspirados que dejarían a Churchill a la altura del betún y taladros gigantes atravesando la galaxia. ¿He dicho ya que hay explosiones?

Sé que esto suena como que a los amantes del cine de Tarkovsky, las traducciones al chiluba sobre Peter Sloterdijk y la deconstrucción de tortilla de patatas de Ferrán Adrián basada en interpretaciones mecánico-cuánticas de las pinturas de Pollock esta serie no les va a atraer lo más mínimo, pero de verdad os digo que si por algo destaca Gurren Lagann es por estar hecha precisamente para gustar, para no dejar frío a nadie. Así, sin más. A modo de símil, es lo que habría sido Dragon Ball (que, pese a todos sus fallos, sigue vigente en nuestra memoria) si en su momento hubiese estado bien hecha. Si este anime datase de hace 20 o 30 años, hoy sería más mítico que el doblaje gallego de Harry el Sucio. Pero, al mismo tiempo, otra de las causas que hacen especial esta serie es ese hábil revisionismo de los tópicos del que hace gala. Muchas veces te toparás con semejantes fantasmadas en pantalla que creerás que vives en los 80 y que en realidad eres Marty McFly y has viajado a 2015 como en Regreso al Futuro 2. Power ups absurdos, varios Deus ex machina sin explicación aparente, poses más típicas de un póster de los WildC.A.T.S de Jim Lee que de una batalla real y sacrificios heroicos como los que ya no se suelen ver porque se consideran exagerados. Esta serie cogió todo lo que nos había gustado de los últimos lustros en el terreno de la acción épica y lo expandió a más no poder.

Hiroyuki Imaishi fue la bendita cabeza que ideó esta fantástica obra, tras trabajar anteriormente en otras creaciones del estudio Gainax, famoso por la sorprendente y encantadora Nadia de los Mares Misterioso, esa colosal gallina de los huevos de oro llamada Neogenesis Evangelion y una inusual obra maestra de 6 capítulos llamada Fooly Cooly (o FLCL), además de por un inusualmente alto número de series basura (KareKano, Shikabane Hime…) para una empresa de tanto renombre. La historia de por sí es bastante típica. En un futuro muy lejano, los humanos han sido condenados a vivir bajo tierra, en condiciones precarias, debido a la tiranía ejercida por el malévolo Rey Espiral y sus legiones de feroces hombres bestia montados en robots gigantes. Un decidido rebelde organizará casi por casualidad una revuelta que llevará a la humanidad a recuperar su lugar en La Tierra y, tiempo después, a afianzarse en el Universo. Oh, sí. Con taladros y explosiones.

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La sombra de Kamina es alargada. Ni Pablo Iglesias tiene tanta capacidad de liderazgo y convocatoria / Taringa

Simon, nuestro protagonista, sufre del llamado Trastorno de Shinji Ikari, una infame enfermedad que provoca que todos los personajes masculinos del anime que sean jóvenes, físicamente enclenques y de pelo moreno y liso empiecen la historia de turno siendo unos buenos para nada y unos completos lloricas. Pues así es Simon. En los momentos en los que no ocupa su tiempo profiriendo gemidos de impotencia ante las desgracias de su insulsa vida se dedica a cavar (en eso sí es bueno) en compañía de su mascota Boota, un pequeño cerdo-topo capaz de ponerse en plan Terminator que dará más de una sorpresa a lo largo del desarrollo, para ampliar los límites de la aldea subterránea en la que vive. Pese a comenzar siendo un personaje altamente deleznable y que fácilmente genera cierto odio hacia si, Simon evolucionará de forma profunda y sorprendente a lo largo de la trama, conservando rasgos que son característicos en él desde los inicios, como la bondad y la inocencia, pero volviéndose mucho más decidido y valiente y convirtiéndose en un verdadero héroe digno de epopeyas clásicas y cantares de gesta. De verdad, una vez acaba la serie os invito a ver de nuevo el primer capítulo y observar el contraste.

TTGL cogió todo lo que nos había gustado de los últimos lustros en el terreno de la acción épica y lo expandió a más no poder

Pero por mucho que se esfuerce nuestro pequeño Simon, Tengen Toppa Gurren Lagann, al menos en su primer arco argumental, tiene un único y verdadero dueño y señor, y este es el alucinante Kamina-sama. Para entendernos, existen dos tipos de personas en el mundo: las que quieren ser como Kamina y las que quieren acostarse con alguien que sea como Kamina. No hay más opciones. De verdad. En el diccionario buscas la definición de molar y te remiten a él. El hermano mayor de Simon (adoptivo) es un tipo con semejante nivel de carisma, simpatía y encanto que podría terminar el conflicto palestino – israelí con dos bofetadas a tiempo y un par de berrinches motivadores. O continuando con las comparaciones con Evangelion, si él hubiese sido un personaje de esa serie, esta habría durado únicamente 5 episodios, en los que habría conseguido que Shinji se subiese al EVA a la primera, se habría montado un trío con Rei y Asuka y acto seguido, se iría directo a convencer a los ángeles de que le hiciesen de cenar un guiso calentito. Kamina es todo lo que su hermano pequeño desearía ser: fuerte, decidido, temerario y con un alto nivel estratégico pese a, aparentemente, actuar siempre a las bravas, convirtiéndose en la principal fuente de inspiración para Simon y para la humanidad. Es difícil no quererle.

El poblado de nuestros dos amigos será destruido por el fatídico ataque de un Ganmen (uno de los mechas gigantes controlado por los hombres bestia) y estos, utilizando un pequeño robot armado con un taladro llamado Lagann que Simon encuentra enterrado y con la ayuda que les proporcionará una francotiradora llamada Yoko, se enfrentarán al enemigo y saldrán al mundo exterior. Esta última muchacha será la encargada de aportar tetas a la serie. Pechos. Senos. Sandías redonditas que rebotan grácilmente. Pero no os creáis que es sólo eso. También muestra alegremente sus muslos. No, en serio, pese a su habitual falta de ropa y pudor, Yoko Ritona es la más equilibrada y responsable del equipo protagonista, añadiendo una necesaria dosis de sentido común. Estos tres formarán en un inicio la Brigada Gurren para oponerse al Rey Espiral y muy pronto todos los pueblos oprimidos de la Tierra se unirán a ellos, conformando la Gran Brigada Gurren, atraídos por el irresistible liderazgo de Kamina. El fantástico elenco será completado poco a poco por una gran cantidad de personajes secundarios, casi todos ellos tan entrañables que es imposible no cogerles cariño. Mención especial se merece el impulsivo Kittan, un desquiciado llamado Attemborough que dedica todas sus apariciones en la serie a aporrear botones que conlleven el lanzamiento de un misil o, directamente, una explosión y, sobre todo, Viral, un encantador y gruñón villano que aparecerá recurrentemente a lo largo de la serie y que será clave en los últimos capítulos.

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Los robots empezarán siendo de unos 15 metros. Luego… luego ya veréis, pero seguro que ahí hay un vasco pilotando / Shoroisorafansub

En cuanto al apartado técnico, es cierto que Tengen Toppa Gurren Lagann no destaca especialmente por su dibujo ni por su realismo artístico. Al igual que la última obra de su director, Kill la Kill, tiene unos trazos bastante toscos y una animación frenética pero muy poco detallada (espero que alguien cuelgue de los pulgares al responsable del cuarto capítulo, porque es de lo peor visto en mucho tiempo). Pero lo que podría ser un punto negativo se usa excelentemente, pese a los fallos puntuales, para transmitirnos una mayor dosis de acción y dinamismo. En lugar de diseños enrevesados y un uso abusivo de las 3D, en Gainax apostaron por la fluidez y velocidad de movimientos, por los violentos efectos de luz y por un uso alterno entre los planos enteros y los primeros planos para generar impacto realmente digno de los mejores directores de cine de acción (John Woo, toma nota). La composición de las escenas es sencilla, directa y, sobre todo, épica, no escatimando en trucos tan vintage pero, a la vez, tan efectivos como los planos congelados o los encuadres a pantalla partida. Digamos que si Bakemonogatari es el gran exponente reciente de cómo contar una historia con planos lentos, lynchianos y tan pausados como artísticos, TTGL será exactamente todo lo contrario. Un cursillo acelerado de apenas 27 capítulos sobre cómo usar la imagen, lo visual, para causar una ineludible sensación de vértigo, velocidad y acción sin pausa.

La banda sonora es, cómo no, espectacular. Desde ópera y composiciones orquestales hasta música pop o incluso rap, pasando por todo lo que hay en el medio. Libera me from hell, usada con acierto en los momentos más emocionantes de los últimos episodios, va a poneros la piel de gallina con su grandiosidad. TTGL es el maravilloso ejemplo de que no hace falta que una historia sea extremadamente compleja, novedosa o metafórica para hacerse con un hueco en el panteón de la realeza. Sólo necesita un buen puñado de porquesíes, explosiones y taladros. Y un cerdo-topo con gafas de sol. Hablando en serio, la visión de dos gigarobots de una altura demasiado enorme como para expresarla en términos físicos fácilmente entendibles, luchando por el futuro de la existencia humana en una dimensión multiversal alternativa, entre deflagraciones de polvo cósmico y rayos gamma y lanzándose conglomerados de galaxias a la cara como si fuesen shurikens ninja porque les da la gana mientras uno de los pilotos grita “¿¡Pero quién cojones te crees que soy!?” es de matrícula de honor en la academia de lo épico. Y así, pese a no ser perfecta, y gracias a unas secuencias de acción impresionantes, uno de los mejores elencos de personajes de los últimos tiempos y un desarrollo de trama simple pero emocionante, Tengen Toppa Gurren Lagann se posiciona en el Olimpo del anime como una de las pocas series de los últimos años (Madokas aparte) que merecerá ser recordada por la próxima generación de aficionados a este mundillo. Si no la habéis visto no sé a qué estáis esperando.

(Imagen destacada de imgbuddy)