España y partidos frente al espejo
El centro político siempre ha sido una suerte de obsesión en la España pos78. Es frecuente escuchar de boca de la opinión pública epítetos del estilo “hace falta un buen partido de centro”, “es un político centrado”, “vamos a ir a por el centro” o “somos de centro”. Esta última es una vieja arenga del aznarismo de comienzos de siglo, muchas veces parodiada por un programa que nunca debió marcharse, como la buena compañía: El Guiñol de Canal +.
La última de las soflamas pro-centro es la de —albricias y tambores— Podemos. Concretamente, Pablo Iglesias ha manifestado antes del discurso tangencial al del fin de la historia de Fukuyama, la intención de ocupar “la centralidad del tablero”. Sin embargo, el último barómetro publicado por el CIS arroja que los españoles creen que la formación violeta es la más radicalizada, en el plano ideológico.
Mucho antes de la pelea por el centro, de la que dará buena cuenta nuestra compañera Marta Rodríguez en los próximos días, en España siempre se ha preguntado si eres de derechas o izquierdas inmediatamente después de tu equipo de fútbol. Pues bien, la balanza cae hacia el lado izquierdo, pero partiendo de una mayoría en el centro, como muestra el siguiente gráfico.
La media de los españoles en el eje izquierda-derecha se sitúa en el 4,55. Es decir, en posiciones que podríamos simplificar como el centro-izquierda. ¿España es de derechas? Podría decirse que, hoy por hoy, no. Veremos a continuación, que el partido que más se asemeja a estas coordenadas es el PSOE —ay, el SOE— que todavía aguanta el gap con el voto de clase, como demuestra Jorge Galindo aquí. Mas Ferraz no sacado aún el barco de las rocas. No sería descabellado preguntarnos, por tanto, a qué se debe la travesía en el desierto del socialismo; pero sabemos que a la hora de depositar el voto en la urna juegan una serie de variables que no siempre reflejan las encuestas. Por eso, y por otros motivos, el CIS considera la intención de voto directa como un indicador no fiable —extraído de preguntas de “respuesta espontánea”—, y elabora —cocina— una estimación de voto sobre aquellos que consideran válidos y en la que computan otras magnitudes.
¿España es de derechas? Podría decirse que, hoy por hoy, no.
¿Y qué partidos consideran los españoles que tienen posiciones más radicales? Puede parecer un contrasentido, pero los dos partidos con mayor intención de voto en las encuestas: Podemos y PP. Los encuestados creen —insisto en diferenciarlo del voto— que los de Pablo Iglesias no tienen mucho de centrados. Quizás así se entienda la voluntad de expandir su mensaje fuera de su target natural. Y es un hecho que lo están consiguiendo, pues Izquierda Unida presenta datos similares, ligeramente más moderados, pero no se ha ganado ni de lejos las simpatías del elector medio español.
Si analizamos los datos del PP y los ponemos en solfa con los de los otros partidos, a ojos de la opinión pública, en Génova siguen teniendo el monopolio de la derecha en un espectro que va desde el centro hasta la diestra más purista. Los datos de UPyD y Ciudadanos hacen pirámide en el centro, aunque Albert Rivera ha colocado mejor su discurso en el centro-izquierda y el centro-derecha. Visto así, si preguntamos a la gente qué diferencias ideológicas tienen uno y otro partido no recibiremos a cambio una respuesta clara.
Lo que hemos descrito con mala letra en este post es la imagen que tenemos de nosotros mismos como seres políticos y de nuestros partidos a nivel Estado, que incluyen además unas altas tasas de desconocimiento. En base a que el partido de gobierno y el partido de moda no se perciben como transversales podría caber una hipótesis de que la política en España se ha polarizado. Pero esa tesis ya no nos ocupa.
Imagen destacada: ©Salvatore