El Francotirador: efectos secundarios

“¿Quién es el dueño de esta pocilga?”. Así irrumpía el desaforado William Munny, encarnado por Clint Eastwood, en un decadente saloon texano, dispuesto a vengar el asesinato de su socio en la clásica Sin perdón, dirigida por el propio Eastwood. Más de dos décadas después, el polifacético cineasta californiano repite la misma pregunta, pero se la hace a un país entero: Irak. Y sus intenciones no distan mucho de las del dolorido Will.

El Francotirador (American Sniper, 2014) narra la historia de Chris Kyle, un héroe de guerra americano miembro de los SEAL y que combatió en la guerra que, a comienzos del siglo XXI, enfrentó a su país con Irak. Kyle sobrevivió a la guerra y lo hizo con medallas sobre sus hombros. Actualmente está considerado como el francotirador más letal de la historia de los Estados Unidos, y sobre su conciencia pesaron 160 muertes iraquíes oficializadas, aunque se estima que habría llegado a asesinar a más de 250 personas. Desde un tejado y a través de una mirilla. Para estar orgulloso. La historia de Kyle, sin embargo, terminó en febrero de 2013, cuando fue asesinado por otro excombatiente en Irak por motivos todavía desconocidos.

La interpretación de Cooper es de notable alto (Foto: Objetivo Cine).

La interpretación de Cooper es de notable alto (Foto: Objetivo Cine).

El odio y el rechazo de Clint Eastwood por la guerra son de sobra conocidos. Los filmes corales Banderas de nuestros padres Cartas desde Iwo Jima pusieron esta aversión, si cabe, más de manifiesto de lo que ya estaba tras la creación de personajes tan desarraigados y complejos como el Sargento Highway de El sargento de hierro o el archiconocido Walt Kowalski de El Gran Torino. Durante toda su carrera cinematográfica, Eastwood ha tratado de mostrar al gran público el efecto negativo que la guerra produce en los combatientes, más allá de la obvia probabilidad de muerte que ésta acarrea.

De esta doble lectura psicológica parte la premisa de El Francotirador, film en el que Eastwood hace un atinado retrato del psique del soldado Chris Kyle, brillantemente interpretado por uno de los actores más queridos por La Academia como lo es Bradley Cooper. El veteranísimo director estadounidense aparca, por un momento, la virtud de héroe nacional de Kyle (sin olvidarse de ella) y realza la fuerza dramática de su vínculo con el conflicto. Tras finalizar su primer periplo en Irak, Chris Kyle vuelve a casa con su mujer (interpretada por Sienna Miller), la cual está embarazada.

Kyle y su esposa Taya tuvieron dos hijos, pero su relación se volvía inestable debido a la obsesión que atosigaba al hombre. La imagen de lo vivido persistía en su memoria. La personalidad de Chris Kyle se define como la de un hombre americano común, sin excesivas ambiciones, con un sentido del patriotismo casi ridículo y unas creencias demasiado sólidas en lo referido a religión y tolerancia. La crítica de Clint Eastwood se expande, pues, a prácticamente todos los ámbitos de conducta del hombre en cuestión, sencillamente extrapolables a una sociedad roída por la inflexibilidad moral.

Eastwood vuelve a retratar a un personaje asolado por los recuerdos (Foto: El séptimo arte).

Eastwood vuelve a retratar a un personaje asolado por los recuerdos (Foto: El séptimo arte).

La ejecución fílmica de El Francotirador resbala a través de los clásicos bélicos, encontrando sus obvias debilidades en la carencia de ritmo y el aire excesivamente contemplativo que la cinta toma desde el inicio. De todas formas, Eastwood no miente y presenta su producto como lo que es: una crítica al status quo moral manteniendo intacta la identidad de los Estados Unidos. Y es que, como se mencionó al inicio del artículo, en este punto es donde comete su gran error el oscarizado cineasta. La personalidad del pueblo iraquí es totalmente neutralizada por el trabajo de Clint Eastwood, quien decide presentarlo como, únicamente, un medio para explicar su fin.

El Francotirador es una película trabajada, una cinta bélica que contiene una certera reflexión acerca de la inestabilidad humana y el cruce de voluntades, pero que sin embargo cae en el simplismo a la hora de ejecutarse. Clint Eastwood realiza una severa crítica a los conflictos bélicos en sí, pero ignora o descuida los motivos que los hacen explotar. En esta ausencia de objetividad, en este viaje parcial, se encuentra la debilidad insalvable de una cinta que pudo pero que no llegará a ser.

Cabe remontarse a otro de los clásicos protagonizados por Clint Eastwood, como es El bueno, el feo y el malo (Sergio Leone, 1966), para encontrar aquella frase que pasó a la historia del cine y que decía así: “El mundo se divide en dos categorías de personas: los que tienen el revólver cargado y los que cavan. Tú cavas”. A estas alturas, queda más que claro que los Estados Unidos de América tienen el revólver más que cargado. Y no les importa admitir que los demás; o cavan, o son enterrados.