Cine vi vencí
Ver una película es ganar una batalla. Normalmente se lucha contra el aburrimiento pero, si el film es bueno, el enemigo es la ignorancia. Nos sueltan aquí y la vida nos va enseñando cómo comportarnos. Pero en realidad poco sabemos de las personas y menos de nosotros mismos. Por eso crearon las artes, para encontrarnos. Entre ellas destaca una que puede englobar a todas los demás. Una en la que imagen y sonido se unen para contar historias. Es el cine. Con él averiguamos qué lugar ocupamos, por qué hemos llegado aquí y hacia dónde no queremos que se encaminen nuestras vidas. Pues a veces la mejor dirección se encuentra conociendo los caminos equivocados. El cine responde las tres preguntas de Siniestro Total.
Las ideologías, sean del tipo que sea, ofrecen cosmovisiones. Dicho de otra forma, posicionan al individuo en el mundo al decirle quién es, de dónde viene y a dónde va. Lo bueno del cine es que tú eliges tu historia. Tú decides con qué forma de ver el mundo te quedas. A pesar de que unos premios decidan esta noche qué visión es mejor que otra. No importan los géneros, ni las clasificaciones, adiós a las ideas preconcebidas. Lo que prima es encontrar esa narración que te haga comprender a las personas, y con suerte, a ti mismo. Algunas películas nos servirán para saber un poco más del mundo, con otras seguiremos igual de ignorantes. Pero lo importante es que no dejen de filmar ese conjunto de imágenes en movimiento que nos ofrece historias. Porque de eso trata la vida, la del resto y la nuestra, de historias.