Las dudas del Celta
Dicen que empezar un artículo es lo más complicado para un periodista, pero hay algo todavía más difícil: arrancar un texto sobre un equipo, jugador o persona por la que tienes un cariño especial. He comenzado este artículo veinte veces. Aproximadamente, la mitad de las ocasiones se abría con una frase lapidaria hacia el ‘Toto’ Berizzo’, mientras que en el resto no paraba de asegurar que él era entrenador adecuado para enderezar el rumbo de una nave que se va a pique desde hace muchas semanas. Es que la situación del Celta es cuanto menos extraña.

Este sábado Eduardo Berizzo se juega su futuro ante el Córdoba – ©Faro de Vigo
Comenzaba noviembre y el Celta alcanzaba el cielo en el Camp Nou. Fue una gran alegría para los celestes, que llevaban disfrutando de un equipo ilusionante durante las diez primeras jornadas de liga. El ‘Toto’ Berizzo, recién llegado, había cogido los mandos de una plantilla que funcionaba a la perfección y los aficionados celestes comenzaban a soñar con Europa. Pero después del Camp Nou llegó el desierto, diez jornadas en las que el Celta de Vigo solo ha conseguido sumar dos míseros puntos. En ellas incluso se ha batido la mayor racha de sequía goleadora del conjunto vigués. Diez jornadas para olvidar que se ven maquilladas en la clasificación por un inicio fulgurante. Solo eso explica la posición de los olívicos en la tabla, ya que sus últimos números los convierten en un claro candidato a los puestos de descenso.
Diez jornadas de ensueño y otras diez para olvidar sitúan al equipo en una situación tan extraña como complicada
Es difícil encontrar un motivo único y lógico que explique la mala racha celeste. En algunos momentos el equipo parecía sobrepasado por las ‘meigas’ ya que el juego no cambiaba demasiado, y los actores protagonistas tampoco. Pero los malos resultados han cambiado la dinámica y han generado falta de confianza en el equipo. El Celta ya no juega igual y ha dado auténtica pena en sus dos últimas salidas: Cornellá El Prat (Powerade Estadium para los amigos de la publicidad) y el Alfonso Pérez. Un lugar donde cavó su tumba Paco Herrera y donde a punto estuvo de hacerlo Luis Enrique. Por tercer año consecutivo la visita a Getafe marcará un antes y un después en la trayectoria del Celta. Para Berizzo no ha sido definitiva, pero será el próximo encuentro en Balaídos ante el Córdoba el que marque su futuro. ¿Comenzará a levantar el vuelo el Celta de Berizzo? ¿O es necesario que llegue un nuevo capitán para evitar el naufragio de este equipo?
Observando los precedentes, los revulsivos pueden salir bien o mal. En las dos últimas temporadas el Celta consiguió superar el bache con el mismo entrenador (Luis Enrique el año pasado) o prescindiendo de él (con la destitución de Paco Herrera y la llegada de Abel Resino que salvó al equipo sobre la bocina). Si el Celta pierde ante el Córdoba es necesaria una solución para cambiar la dinámica, pero es desalentador ver la plantilla de entrenadores en el paro. A mí solo se me ocurre un nombre válido (por conocimiento de la casa, cariño al club, etc), pero viene de entrenar al eterno rival y eso no se suele perdonar en Vigo (aunque a un servidor eso le parezca una estupidez).
El partido ante el Córdoba dictará sentencia para un Berizzo muy cuestionado tras la mala imagen del equipo en las últimas jornadas
Por eso soy un mar de dudas. Porque sigo sin entender de donde sale la crisis del Celta y qué ha pasado con este equipo. Quitando las dos últimas salidas, el equipo de Berizzo no ha mostrado malos planteamientos y muchos de esos encuentros se han saldado con resultados injustos. El fútbol es injusto por naturaleza, pero siempre y cuando el equipo tenga las ideas claras las victorias acaban llegando tarde o temprano. Por eso me preocupan mucho más las últimas sensaciones que la propia mala racha. Porque jugando como en el Alfonso Pérez la permanencia se antoja más complicada que haciéndolo como lo hizo el Celta por ejemplo en Málaga o en Sevilla ( y de esos encuentros no hace tanto).
Por todo eso y descartando que el equipo le haga la cama al ‘Toto’, levantemos la bandera blanca hasta el sábado a las 10 de la noche. Diez partidos fueron un sueño y otros diez una pesadilla. ¿Por qué no soñar con que este equipo levante el vuelo y lleguen otros diez partidos de ensueño hasta descansar con la ansiada permanencia? Llámenme soñador, pero hasta entonces no gritaré a los cuatro vientos que hay que cambiar de entrenador. Para lo demás dejen hablar el sábado a Balaídos porque dictará sentencia.