Elecciones en Grecia: ¿la antesala de un cambio en Europa?
Toda Europa apunta con la mirada hacia el Egeo. Es allí donde se decide en estos momentos el futuro de todo un continente: en el mismo lugar donde nació la democracia hoy puede que ésta se refunde… o siga igual. Aunque hace unos años Grecia mostraba un bipartidismo muy similar al de España, la crisis ha dejado irreconocible el panorama electoral. El PASOK (socialdemócrata) decidió pactar con el centro-derecha que representa Nueva Democracia, echando por tierra toda su credibilidad. Por el año 2009 gozaba de un holgado 43.9% de los votos. Sin embargo, a día de hoy podría considerarse un milagro que se acercasen al 10%. ¿A dónde han ido estos votos? Principalmente a Syriza, una coalición de partidos de izquierdas que, a pesar de ser una fuerza testimonial hasta que comenzó la crisis, será con toda seguridad el partido más votado.
Nueva Democracia, el partido que forma coalición en la actualidad, lo sigue de cerca con un 31%. Las encuestas sitúan en tercer lugar a To Potami (el río, en griego), un partido de centro que podría tener la llave del Gobierno con su casi 10% de votos. Sin embargo, en esta tercera plaza también puede colarse Amanecer Dorado. El partido neonazi, a pesar de que la mayor parte de sus dirigentes se encuentran en prisión y su legalidad está aún por determinarse, se encuentra muy cerca de To Potami en las encuestas, auque a estos datos habría que sumar una gran cantidad de voto oculto. Todas estas estimaciones serán comprobadas al final de la jornada, y las posibles coaliciones decidirán el futuro de Grecia.

Media de porcentaje de votos de las principales encuestas electorales. | Fuente: The Guardian.
Este terremoto electoral viene precedido por una crisis que se ha cebado con Grecia, el país de la Eurozona que más la ha sufrido. Su deuda asciende hasta el 175% de un PIB, que no ha parado de decrecer desde 2008. Un rescate y una economía estancada hunden la confianza de unos ciudadanos con miedo y desencanto. La tasa de desigualdad es del 84% según PEW Research Center (España va segunda en tan ilustre clasificación), las cifras de paro son las más elevadas de Europa (25.8%) y no se adivina una salida próxima a esta situación. En medio de este panorama se celebran unas elecciones decisivas para el futuro de Grecia y Europa. Carlos Rey y Nuria García debatirán sobre los temas candentes de estas últimas semanas: el pago de la deuda, la permanencia en la Unión Europea, la intervención de representantes de organismos supranacionales en las elecciones y el programa económico de Syriza.
¿Reestructuración de la deuda?
Carlos:
A día de hoy, todos los partidos en Grecia (hasta los más liberales del espectro político) coinciden en una cosa: la actual deuda del país heleno, que asciende al 175% del PIB, es impagable. Los recortes impuestos por la Troika no han ayudado a que ésta desaparezca, sino todo lo contrario: en 2009, cuando empezó la pesadilla griega, la deuda era del 126%. Esto evidencia que, siguiendo con las mismas políticas que han llevado a que la deuda se dispare, es imposible conseguir el efecto contrario. En estas elecciones se confrontan dos ideas: la de seguir con esta trayectoria o la de buscar una alternativa. Estos años de gobierno de Nueva Democracia han dejado claro que no hay luz al final del túnel. Se puede cambiar de túnel o seguir en el actual, que todavía no se sabe si lleva hacia la superficie… o hacia las profundidades.
Nuria:
No hay cambio cuando no hay impago. El primer tachón añadido en los últimos días al programa electoral de Syriza es precisamente éste, aunque sea a lápiz. Ni el propio Tsipras parece tener claro llegar a un acuerdo con Europa pidiendo tanto sin dar nada a cambio. Cuando la victoria parece ya un hecho palpable, el peso del déficit estructural al que los mercados del país no pueden hacer frente sin Bruselas comienza a ser un problema difícil de ocultar. Dentro del propio partido no han tenido tiempo de unificar versiones. El portavoz en el Congreso, Panagiotis Lafazanis, aludía recientemente a la expulsión de la Troika de acreedores y cancelación del rescate, mientras que el propio Tsipras aseguraba que su Gobierno acabaría con las exigencias del rescate desde el primer día. Aún así, los mensajes enviados a Europa desde la convocatoria de elecciones niegan todo lo anterior. Si finalmente logran ponerse de acuerdo dentro del propio partido y paralizar ese pago, Grecia no cambiará su situación en absoluto. La falta de dinero, ya sea por el cumplimento de la deuda o para el sustento del país, seguirá existiendo. La única diferencia será el trato con Europa, y el cierre del grifo que veremos a dónde conduce.
¿Seguirá Grecia en la Unión?
Nuria:
Todo apunta a que la salida de Grecia de la Unión Europea es improbable. Ni los griegos ni Syriza contemplan esa posibilidad. Sin embargo, las exigencias que el partido de extrema izquierda pretende presentar podrían producir un desequilibrio difícil de arreglar. El impago griego conduciría a los ciudadanos europeos a afrontar con sus impuestos los 240.000 millones, 26.000 vendrían a España que aún acaba de encontrar la bombona de oxígeno. Los países situados en la primera línea del precipicio serían los siguientes en caer, produciendo una demolición en cadena. La amenaza no es tan solo para Grecia, sino para todo el conjunto de la unión que se ve cada vez más cuestionada. De poco vale permanecer en la Unión Europea si ésta deja de ser rentable, y eso no se consigue sin respetar las reglas del juego. No debemos olvidar que el 88% de los griegos quieren continuar dentro del euro, siendo con ello conscientes del desastre que conllevaría la reconstrucción de todo un país desde cero.
Carlos:
¿Consideras, entonces, que la actual Unión Europea respeta sus propias leyes de juego y es rentable para todos los Estados Miembros? Seguro que Merkel está de acuerdo, pero en Grecia o en España seguro que no están tan seguros. Hablas de un impago, pero hasta donde yo sé no es lo que plantea Syriza. El punto central de su programa es sentarse con los acreedores y pactar una reestructuración de la deuda que sea lo más favorable posible para ambas partes, algo que ya hizo en su momento Alemania sin destruir Europa en el proceso, o al menos eso parece. Hablas de un desequilibrio difícil de arreglar, y justo eso es lo que están sufriendo los griegos ahora mismo. Es terrible que se priorice la defensa de la “estabilidad presupuestaria” de la Unión antes que el propio bienestar de parte de sus ciudadanos.
La permanencia en la Unión, pase lo que pase, está asegurada. El propio Tratado de Lisboa es claro al respecto: la entrada o salida del euro es una decisión soberana de cada país. Otra cosa sería que Alemania forzase a Grecia, chantaje mediante, a abandonarla. Más allá de lo evidentemente antidemocrático de tal medida, si para permanecer en la UE hay que tomar medidas favorables a Alemania y que minan el bienestar de Grecia, está claro que no merece la pena formar parte de esa mentira. Después de estas elecciones, en las que todo indica que ganará Syriza, seremos testigos de un pulso que determinará, sin lugar a dudas, el futuro de la Unión Europea, especialmente de los países del sur.

“Estoy sufriendo”, dice este graffiti en una fachada de un edificio de Atenas. | Fuente: Angelos Tzortzinis, Getty Images.
Toma de partido de organismos internacionales
Carlos:
En todas las elecciones se dejan ver afinidades y distensiones. En todas las elecciones suele haber participación en campaña de partidos amigos extranjeros. En el caso de Grecia, donde Europa se juega su futuro, estas colaboraciones son más frecuentes. Es lícito que formaciones políticas apoyen a sus socios extranjeros, como es el caso de Rajoy con Nueva Democracia o Izquierda Unida y Podemos con Syriza. El problema llega cuando intervienen otro tipo de organismos como el Fondo Monetario Internacional, que intentan disuadir a la población griega de votar a un determinado partido. Estamos hablando de una institución que nadie ha votado y que está por ver qué intereses defiende. ¿Deben los griegos arrodillarse ante sus amenazas y seguir apretándose el cinturón cuando así lo ordene Christine Lagarde desde su torre de marfil? Desde luego que no. Los griegos son soberanos y deben votar en libertad, sin presiones de organismos que tienen poco de democráticos y cuyos designios les han llevado a una situación desesperada.
Nuria:
Las decisiones en Grecia son tomadas por los griegos que son al fin y al cabo quienes se dirigen a las urnas. Ningún otro voto computa en éstas. Si bien es cierto que en el marco de la Unión Europea, esas decisiones repercutirán a todos los Estados miembros por lo que una correcta información sobre las consecuencias y desventajas no debe de ser temida, sino escuchada y valorada. Las constantes visitas de líderes políticos a Atenas y los mensajes de apoyo son, como bien has dicho, parte ya de cualquier campaña política en Europa. Las opiniones vertidas no son más que eso y su interpretación como algo disuasivo es una implantación de miedo y rechazo.

Variación del PIB griego a lo largo de los últimos años. | Fuente: The Guardian.
¿Hay dinero para que Syriza cumpla con su programa?
Nuria:
Recientemente conocíamos la estimación de aumento de la economía del país heleno en un 2,9% del PIB para el 2015 y hasta un 3,7% en 2016, lo que indica una clara mejora de la economía. Aunque a un ritmo lento, la vida en los colegios y universidades griegas vuelve a la normalidad. Los recortes son visibles, pero su estabilización también. En el nuevo año, el país se enfrenta a la necesidad de financiación de 17.000 millones de euros. Hasta el momento, para hacer frente a este gasto cuenta con una única fuente de ingresos: sus acreedores. La bolsa de Atenas descendía un 3,91% en el momento en el que se conocía la convocatoria de elecciones. El temor de los mercados apuntaba directamente a un partido. Las amenazas de Syriza de nacionalizar bancos y empresas no atraen a los inversores. El sistema de impuestos, ya de por sí deficiente, no parece ser capaz de recaudar ingresos para unas arcas prácticamente vacías. Si Tsipras, en su posible victoria, acepta esta ayuda todo su programa electoral se vendrá abajo haciendo un calco de lo establecido por su oponente, Antonis Samaras. Si no la acepta, todas las reformas prometidas en su campaña (de costes muy elevados) se verán irrealizables, aún omitiendo el pago de la deuda. Es conveniente recordar que el desplome de la economía griega no procede de la troika sino de la crisis mundial y la administración particular que cada país vivía en el momento. La interrogación se abre para cuestionar la reacción de Syriza ante una supervivencia que depende directamente de Europa.
Carlos:
No sé ni por dónde empezar. Me hablas de estimaciones de crecimiento, que últimamente están al alza por la caída del precio del petróleo y el anuncio de Draghi de inyectar dinero en las economías europeas, porque no hay una sola cifra que hable de crecimiento real. Esas estimaciones, tan optimistas, pueden variar de la noche a la mañana y no tienen nada que ver con la gestión que ha hecho Nueva Democracia en nombre de la Troika. Si lo que quieres son datos, puedo dártelos también, no sólo estimaciones: el 25.8% de los griegos están en paro, aproximadamente 1’2 millones. Dado que en Grecia el acceso a sanidad depende estrictamente del trabajo, los parados de larga duración (uno 800.000) no tienen acceso al sistema público de salud. ¿Cuando Nueva Democracia habla de estabilidad se refiere a que el aumento de estas cifras sea estable? Porque es lo único que han conseguido: empobrecer a su pueblo por escuchar más a la Troika que a los suyos.
Sobre las formas que tiene Grecia de recaudar… me sorprende que la única fuente de ingresos posible en Grecia sean los acreedores, de verdad. ¿Es un Estado cuya capacidad de recaudación es cero? Caso de estudio, sin duda. Es evidente que las arcas de Grecia no están precisamente llenas en estos momentos. Recortes, privatizaciones y una baja recaudación de impuestos lastran a la economía griega, aunque el principal problema del erario público es el pago de la deuda. Syriza plantea un plan de emergencia social que no sería barato, pero no hay que imaginárselo en el escenario actual. Ahora mismo se está priorizando el pago de la deuda a todo lo demás, pero si se consigue reestructurar la deuda y aplicar una suspensión de pagos hasta que se reactive la economía, la cosa cambia. No se puede valorar cada medida por separado, ya que un programa electoral es un plan global: cada propuesta condiciona a las demás. ¿No se puede incrementar, por ejemplo, la inversión en sanidad ahora mismo? Probablemente no. ¿Se podría incrementar en caso de, por ejemplo, reducir gastos no prioritarios como el militar (Grecia es el octavo país del mundo con más gasto militar por habitante)? Probablemente sí.
De hecho, no es necesario elucubrar con Syriza, ya que es un partido que ya ha llevado a cabo acción de gobierno en las regiones de Ática y las Islas Jónicas y todavía no ha llegado el apocalipsis. Desde allí ya se han enfrentado a las medidas de austeridad, incrementando el gasto social y negándose a seguir aplicando más recortes. ¿Es tan descabellado que los griegos gobiernen para los griegos y no para la Troika? Parece ser que no.