Xacio Baño: “La retranca también está presente en las nuevas generaciones”
Barcelona está a 1.200 kilómetros de Santiago de Compostela. Cien arriba, cien abajo, están lo suficientemente alejadas como para que pudiera sorprenderme la proyección de un producto 100% vacuno gallego en la ciudad condal. Pero después de ver Ser e Voltar no me sorprendió que tuviera tan buena acogida. Y es que este cortometraje made in Galicia se ha llevado la Mención Especial del Jurado y el Premio del Público en el Festival de Cine Independiente de Barcelona, también llamado l’Alternativa. Felicité a su director, Xacio Baño, y comenzamos.
Para entrar un poco en contexto, ¿cómo comenzó todo? ¿Cómo decidiste que era una buena idea grabar a tus abuelos?
En un principio quería hacerles un retrato en vídeo para cuando ellos no estuvieran, pero era algo destinado solo para el ámbito familiar. Después de ese primer impulso de crear un recuerdo en movimiento y de intentar eternalizarlos, después se complicó todo. Aparecieron nuevos caminos, nuevas ideas, y lo que en un principio iba a ser de consumo familiar, al final se acaba proyectando y enseñando en medio mundo. Pero eso también ayuda a la idea de eternidad.
¿Cuáles eran tus objetivos? ¿Crees que los has cumplido?
Fueron cambiando con el paso del tiempo. A medida que el proyecto avanzaba, mi idea y finalidad también cambiaba. El retrato se convirtió en algo más orgánico. Quería que mis abuelos entendieran el cine durante el rodaje y por qué es tan especial. Quería que aceptaran que para mí no es una opción, que para mí el cine es una necesidad. Al final, como siempre, el ego del director se impone y lo acabé haciendo más por mí, por sentirme aceptado por la manada, y no tanto por ellos. Pero yo creo que ellos entienden mucho mejor ahora a lo que me dedico. Disfrutaron mucho en el rodaje, nos reímos mucho. Creo que por lo menos sirvió para romper esa desconfianza que tenían hacia el cine.
Aparte de la creación de la web, ¿cómo difundiste el cortometraje?
La verdad es que no soy el mejor productor del mundo. Me cuesta mucho promocionar mis cortometrajes, mucho más siendo algo tan personal y tan íntimo. Pero sí, he creado una web donde se puede encontrar algo de material, y poco más. No he hecho notas de prensa, ni fanpage en el Facebook… Digamos que me cuesta mucho publicitar todo, pero con esto al ser algo tan personal, aún me resulta más duro romper la barrera.
¿Qué impresiones percibiste en el público? ¿Crees que una persona de fuera de la comunidad puede entender todo el fondo de la misma manera?
El público está respondiendo muy bien, mucho mejor de lo que esperaba. Al final ha salido una pieza que transcurre muy finamente entre la comedia, más liviano, y lo dramático, más denso. El público ha respondido muy bien en todos los sitios donde ha sido proyectado hasta el momento. Eso sí, el público en Galicia, sí que su respuesta es mucho más fuerte y entusiasta. Por el tema de la proximidad y porque hay matices en mis abuelos que todos los gallegos podemos encontrar en nuestra familia.
¿Y cómo llega Ser e Voltar a este festival? ¿Contactaste tú con los organizadores o ellos llegaron a ti?
Mi distribuidora, Marvin&Wayne, que son de Barcelona, se ocuparon. Era uno de los grandes festivales estatales a los que me apetecía ir, por prestigio, por programación… Y al final tuvimos la suerte de entrar en la Sección oficial.
Dijiste en l’Alternativa que planeabas una segunda parte cuando uno de ellos falleciera. Me dio la impresión de que el público se quedó un poco sorprendido. ¿Sentiste lo mismo?
La gente me dice que es muy duro y casi frío pensar en esa segunda parte. Puede. Pero yo no puedo cambiar lo inevitable, solo puedo adaptarme a ello. Ellos, mis abuelos maternos, los protagonistas del corto, han sido casi como unos padres para mí, por varias razones. Y creo que no hay mejor manera de recompensarles que hacerles partícipes de tu vida de esta manera. Mucha gente me comenta que cuando ve el corto, le queda la sensación de que podría ser un largo, que hay mucho por dónde jugar. Estoy de acuerdo. Pero creo que la finalidad de la pieza la cumple, que era que ellos comprendieran el proceso. No quería que ellos se destaparan como unos magníficos actores. Y en la segunda parte que quiero grabar cuando uno de los dos falte, quiero enfrentar los momentos. Cómo nos imaginamos que iba a ser ese momento y cómo es en realidad. Cuando llegue el momento, pondré de nuevo la cámara y estoy seguro que aparecerán cosas.
El tema complejo: las subvenciones… ¿Cuál es tu experiencia con ellas?
Muy buena. La verdad es que en Galicia tenemos un tipo de ayudas que son únicas en el Estado, que van destinadas a personas y a proyectos que traten de indagar, de ser rupturistas, de buscar, de experimentar. En esos lugares es donde más cómodo me encuentro. Se llaman Ayudas al Talento, y van destinadas a hacer cortos, guiones y largometrajes. Este proyecto tuvo uno de esos apoyos y me ayudó sobre todo a la distribución y promoción, partes extremadamente importantes y en donde se va buena parte del dinero.

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Y ahora sobre ti. ¿Qué has estudiado y qué has hecho anteriormente?
Estudié cine en una escuela extinta, la escuela de cine de Ponferrada adscrita a la Universidad de León. Me especialicé en edición, porque creo que en el montaje reside todo: encuadres, tempos… Y sobre mí, he hecho algún que otro corto, como Anacos. Es un film que ha funcionado muy bien por el circuito, estando presente en más de cien festivales y recibiendo más de veinte premios. He colaborado en numerosos proyectos, trabajando para terceros. Sobre todo he realizado trabajos de edición, aunque poco a poco llevo mi carrera a la dirección y al guión.
¿Crees que tu abuela tiene razón al decir que no le ve futuro a esta profesión?
Creo que la percepción de que el cine esta en crisis es mucho más acentuada en España por esta crisis brutal. Creo que los hábitos de consumo de películas están cambiando rápidamente pero siempre habrá gente deseando escuchar nuevas historias, sentir que esta en otro mundo, viviendo otras vidas… Eso pasará en una gran sala de cine rodeado de cien personas o con unas gafas de realidad virtual en el salón de tu apartamento.
¿Qué se podría hacer para mejorar la situación de los cineastas?
Demasiado complicada la pregunta. Supongo que todo tiene que ver con la educación que nos dan. Que nos enseñen a amar al cine como un arte más, y no uno menor como a veces parece en España y en Galicia. Somos un país que no cuida nada lo suyo. Generalmente nos tienen que reconocer en el extranjero para ser reconocidos en el país, y esto debería cambiar. Tengo la suerte de viajar bastante por festivales, y es muy decepcionante ver cómo tratan en otros países a sus cineastas y luego comparar con lo de aquí.
Se acaba de estrenar A Esmorga y ha tenido muchísimo éxito. Queda esperanza en el cine gallego, ¿no?
Me alegro mucho de que la película funcione en taquilla. Es una película necesaria. Pero creo que si queremos tener una cinematografía propia no podemos contentarnos con estrenar a nivel gallego y hacer una buena taquilla con una película sacada de uno de los libros gallegos más importantes y con una más que considerable promoción detrás, algo muy determinante para el éxito. Esto debería ser la norma. No le quita mérito a las cifras, pero hay que ser ambiciosos. Yo estoy en una liga mucho menor, pero cuando hago mis películas las intento hacer para que vuelen mucho más alto y que en algún momento se pasen por Galicia. Tenemos que pelear por mostrar lo que somos al mundo. ¿Si queda esperanza para el cine gallego? Yo creo que nunca estuvo mejor a nivel trascendencia internacional fuera de nuestras fronteras.
Ahora centrémonos en la muerte. Mi abuela me decía “si está de pasar, pasará”. ¿Y a ti?
Mis abuelos tratan la muerte como algo natural, están bromeando constantemente sobre ella, tal y como se ve en el cortometraje. Se ríen sobre quien va a morir primero, que harán con la herencia… Porque es lo único que puedes hacer ante lo inevitable: reírte. Y la afrontan desde dos perspectivas muy diferentes. Mi abuela que es creyente, y mi abuelo que ha dejado de creer a base de tragarse documentales de La 2. Cuando muere alguno de su generación, algún amigo, algo que desde mi perspectiva debería de infundirles respeto por proximidad, para ellos es algo que no les trauma lo más mínimo. Nadie esta preparado, pero creo que debemos tratar este tema con mucha más naturalidad, como lo hacen ellos. Desvincularlo de alguna manera de lo traumático y llevarlo a lo cotidiano, aunque nos recuerde constantemente nuestros pies de barro.

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Y para acabar, Galicia. Tu relato me ha parecido ante todo muy real. La finca, la vaca, la religión. ¿Planeabas ofrecer esta imagen o ha salido así?
Ha salido lo que es. Ellos son como se transmite en la pieza, cómo viven, dónde viven. Eso sí, aunque traté de quitar cualquier referencia visual o toponímica, no se puede obviar todo el contexto y la situación cuando se pretende hacer un retrato. El resultado es parte de nuestra realidad e identidad, aunque a día de hoy ya no haya vacas ni casi ganado en mi casa. Al jubilarse mis abuelos en mi familia se extingue una forma de vida, a falta de llegada de unos tiempos peores. Igual que otras costumbres y creencias que van cambiando a marchas forzadas, por el impulso de productividades y otras formas de divinidad.
¿Temes que se pierda esta retranca gallega con las nuevas y urbanas generaciones?
No temo. Si ha de ser será. Pero creo que no se perderá, que hay cosas que son de nuestra idiosincrasia imposibles de eliminar, que van en nuestro ADN. Y la retranca también está presente en las nuevas generaciones, quizás no tan acentuada, pero sólo hay que poner la oreja en un parque donde haya chavales con el skate para comprobarlo.
¿Crees que perjudica de alguna forma que se siga expandiendo la imagen de “Galicia rural”? Porque algunas personas, aunque defiendan que lo dicen de broma, siguen pensando que en esta comunidad solo hay vacas. ¿Qué opinas?
Me parece del todo injusto. Todos los tópicos y generalizaciones suelen serlo. Si nos vamos al Dios dinero, en Galicia hay 3 de los 10 principales riquezas de España muy alejadas de las vacas. Ha habido y hay algunos de los mejores artistas e intelectuales estatales. Pero tampoco creo que haya que luchar contra el tópico, tenemos que convivir con él.
Muchos jóvenes hemos marchado de Galicia buscando nuevas oportunidades y un futuro mejor. ¿Nuestro destino es “voltar”?
He visto todo tipo de emigrados, pero sí, la mayoría regresa. Mi decisión fue no irme. Creo que un país se construye quedándose, trabajando en el aún con unas peores condiciones, levantándolo, no mandando generaciones fuera que vuelvan o regresen pasados unos años. El futuro es algo que nos obsesiona a todos, a mí el primero, pero el futuro se construye desde el presente, y creo que si queremos que Galicia, situada donde está situada geográficamente, sea un sitio donde tener oportunidades, es mejor que los jóvenes regresen lo antes posible a construir el país.
Por último, esto no lo publicaré en una revista catalana, sino en una gallega, propia de Santiago de Compostela. ¿Qué impresiones tienes de la ciudad y qué “consejos” o recomendaciones crees que podrías darles a nuestros lectores con ganas de emprender?
Una ciudad acogedora, abarcable, cálida aunque el pluviómetro pueda indicar lo contrario, casera, familiar, comprometida. Con una vida cultural envidiable. Joven y vieja al mismo tiempo. Los consejos y recomendaciones no es lo mío, pero si que siempre digo que todo es mucho más fácil de lo que parece en un principio, y que el camino se hace andando, no mirando el mapa. Que hay que aprovechar las oportunidades, que se puede emigrar, que se puede quedar, voltar o avanzar. Pero ante todo que aproveches las ganas mientras las tengas, porque con el tiempo las ganas también desaparecen.