Tavarataivas, ¿qué necesitas?
¿Qué puede llevar a alguien a correr desnudo por las calles de Helsinki en invierno? Supongo que más de una razón habrá. La de Petri Luukkainen es hacer lo más rápido posible el recorrido de su apartamento vacío al almacén donde guarda sus cosas.
Tras una ruptura, Petri empieza a llenar el vacío que siente con cosas. Todo tipo de cosas. Libros, discos, aparatos de cocina, muebles, cañas de pescar. Y ahora vive en un apartamento donde no cabe nada más y sigue sin ser feliz.
Petri se decide a descubrir qué es lo que le hace feliz. Alquila un almacén e inicia un experimento regido por cuatro reglas: la duración será de un año, almacenará todo (todo) lo que tiene en el almacén, solo podrá recuperar un objeto por día y no podrá comprar nada nuevo. Tavarataivas (“mis cosas” en finés) es el resultado. Petri lo escribe y dirige, y en él intenta ver qué es lo que realmente necesita para vivir y qué es lo que le hace feliz.

koulukino.fi
Tavarataivas es la visión de un individuo sobre su propia vida. Petri considera que la felicidad no está en sus pertenencias. Pero no se dedica a despotricar contra el sistema, ni es especialmente crítico. Se limita a contar su experiencia, a explicar cómo funciona para él, y a invitar al espectador a reflexionar sobre el tema. Y este es un punto bisagra: no encontramos en Tavarataivas un tono moralista, pero tampoco explora un contexto amplio o profundiza en por qué lo material no nos hace felices, o si el modo de consumo actual es el correcto. Reflexionar sobre los modos de consumo actuales parece ser un tema que interesa particularmente a la sociedad finesa: John Webster intentó vivir sin petróleo y lo narró en su obra Recipes for Disaster.
Tavarataivas es un documental, pero no por eso deja fuera una banda sonora muy acertada, obra de Timo Lassy y una fotografía impecable, recurriendo al uso de diferentes medios (incluso teléfono móvil) para el rodaje. Además permite conocer no solo a Petri, sino a su familia y amigos, y sus reacciones ante su experimento. Su abuela, que le anima y considera que lo que hace es una forma inteligente de saber qué necesita. Su hermano, o sus padres, que le ayudan como pueden pero no tienen claro a dónde le va a llevar su empeño. Sus amigos, que están hartos de tener que dejarle notas bajo la puerta porque no tiene teléfono. Su primo pequeño, que le pone en camino hacia la verdadera felicidad. Ver a Petri día a día enfrentándose a no tener nevera, la satisfacción que le produce volver a tener colchón o comprobar cuánto tarda en coger del almacén sus primeros calzoncillos consigue sacar una sonrisa, así como la mayoría de los personajes.

refoto.rs
Como decíamos, Tavarataivas es la visión de un individuo. Y Petri puede no resultarnos agradable: peca un poco de mártir a lo largo de la cinta. Pero despierte lo que despierte el protagonista en el espectador, lo que logra el documental es no dejarnos indiferentes sin hacernos sentir incómodos. Al ser una historia personal en ningún momento nos está gritando a la cara “tú tienes la culpa de todo”. Petri se limita a decirnos que a él sus cosas no le hacían feliz, que necesitaba algunas para vivir y algunas más para estar cómodo. Y nos invita a preguntarnos qué necesitamos nosotros.