Estampas navideñas (II): ciudades europeas
Ya lo anuncia El Almendro, la Navidad es tiempo de volver a casa y abrazar a esa gente que ha estado fuera durante el resto del año. Los aeropuertos se llenan de cámaras de televisión en “arrivals” en busca de reencuentros. De algún modo se ha de volver al hogar. Sin embargo, aunque busquemos nuestro calor particular, lo cierto es que la Navidad llega a todas partes. Semanas e incluso meses antes, las ciudades de todo el mundo transforman sus decorados y nos trasladan a ese período que tiene olor a canela y suena como una canción de Michael Bublé. Después de entrar en el espíritu con las capturas que nuestros colaboradores reunieron en “Estampas navideñas: ciudades de España”, ha llegado el momento de, al más puro estilo Pitbull, hacer una versión Mr. Worldwide. Cuatro ciudades de Europa prueban que nuestros enviados Erasmus están sobreviviendo a sus duras vidas, pero además que la Navidad está donde tú estés.
Avignon, Francia
La Navidad conserva elementos comunes en todos los lugares, Francia no es la excepción. Las guirnaldas, la familia, la comida. Para los amantes de la Navidad, todo es más bonito en esta época del año. A Avignon, una ciudad situada en la Provenza francesa, le ocurre lo mismo. En Navidad se pone el traje de luces y brilla con un color especial. Aquí, la época festiva ha comenzado a finales de noviembre. Las calles se llenaron de color hace un mes, con abundante decoración en cada rincón.

Árbol en la Plaza de Horloge, con el ayuntamiento detrás. © Andrea Oca
La vida en Avignon se basa en la zona intramuros, que corresponde al interior de la muralla medieval. Si nos adentramos en el centro, llegamos a la zona más refinada: la de las tiendas, el Palacio de los Papas, los restaurantes caros y los hoteles de lujo. En la Plaza de Horloge destacan el ayuntamiento y la óperateatro. Allí, entre banderas de Francia y de la región, se encuentra el mercado de Navidad. Da la bienvenida a todos sus visitantes con puestos de crepes y gofres. Los tenderetes con adornos de Navidad tiñen de rojo las caras de los más curiosos. Por las calles, suena continuamente música gracias a los altavoces instalados por la zona centro.

Un luminoso arco invita a introducirse en el mercado navideño de Avignon. © Andrea Oca
En Francia no hay Reyes Magos, por tanto, la fecha más importante es la que protagoniza Papá Noel. Y el final del año es la última celebración, el réveillon del 31 de diciembre. Si alguno tiene la oportunidad de pasar el mes de diciembre en Francia, hay un espectáculo indispensable: la Fête des Lumières (Fiesta de las Luces) de Lyon. Esta ciudad de la región RódanoAlpes, está al norte de Avignon y ofrece una de las mejores citas para amenizar la espera de los más impacientes por recibir los regalos. Tres semanas antes de Navidad, durante cuatro días en los que el más importante es el 8 de diciembre, los edificios de Lyon se cubren de luces y proyecciones que forman una atmósfera de belleza e ilusión. Quizás ilusión sea la mejor palabra para esta época. Desde el país vecino, Joyeux Noël à tous.

Las luces del ayuntamiento son unas de las más apreciadas en la fiesta de Lyon. © Andrea Oca
Atenas, Grecia
Atenas es la ciudad de las teletrasportaciones. Caminar entre ruinas te hace pensar en los ojos que han visto esas piedras antes que tú, las conversaciones que han escuchado sus templos y la historia que envuelve cada esquina. Puedes viajar a la isla más griega del Egeo tan sólo con el olor a Ouzo que desprenden las casas azules y blancas de su costa. Sin embargo, sus veinte grados en el mes de diciembre hacen que el espíritu navideño se le resista un poco. La decoración llega tarde a la cuna de la civilización. Tiempos de crisis dicen, pero cuando las luces alumbran las calles no hay Laponia que se le compare.

Estampa navideña griega en Voula beach, Atenas. ©Luca Cristali
Papá Noel no aterriza en Grecia hasta el uno de enero. Traduce su nombre por An-Basilis o San Basilis, pareciendo más que un viejo regordete un vecino gruñón. Este pintoresco nombre no hace más que decorar las particulares festividades que se viven en el país heleno. Los árboles de Navidad son sustituidos por barcos de vela siguiendo la amplia tradición marítima que tiene el país. Es ahí donde se colocan los regalos que luchan por no caer de sus frágiles estructuras de madera o incluso papel. Éste, situado en la plaza de referencia en la ciudad –Plaza Sintagma o Plaza de la Constitución– está construido íntegramente de luces.

El “árbol” navideño griego en Plaza Síntagma, Atenas. ©Nuria G. Guillín
Llega un punto en que las ciudades sólo se distinguen por las luces que sus coches y calles desprenden. La noche pone más color a la ciudad en Navidad. Las estrellas, los árboles o barcos de velas y los An-Basilis animan a la gente a gastar o al menos a ser generosos con sus allegados. Los puntos claves de Atenas hablan de ese momento mágico del año y empuja, más que gastar un dinero que la gente no tiene, a hacer uso de esa generosidad que tanto abunda en los griegos. Todo eso mientras disfrutan de unas temperaturas envidiables y unas puestas de sol inmejorables.

Academy of Athens. ©Nuria G. Guillín
Wrocław, Polonia
Los mercados navideños en Polonia –donde se puede encontrar desde adornos y regalos hasta comida o bebidas tradicionales como vino caliente– son la estampa más característica a partir de diciembre. El de Wrocław, situado en la plaza del mercado de la ciudad de construcción medieval, crea una imagen de postal. Pero para vivir una navidad polaca, no hay más que presentarse en casa de una familia de este país en Nochebuena (Wigilia). Os estarán esperando, pues como indica la tradición (haciendo gala de la hospitalidad polaca) siempre hay un asiento de más por si aparece algún viajero o invitado inesperado.

©Sabela Porto
Podréis compartir una oblea (opłatek) y probar los doce platos de los que se compone la cena (uno por cada apóstol), compuestos de comida tradicional como carpa, sopa de remolacha o pierogi. También cantar villancicos (Kolędy y pastorałki) y esperar la visita de Papá Noel (Mikolaj), no sin antes celebrar la misa de media noche (Pasterka). Wesołych Świąt!

Mercado navideño en Wrocław. ©Sabela Porto
Brno, República Checa
Brno. Estas cuatro letras son una ciudad de la República Checa, y, aunque no lo creas,se pueden pronunciar. Brno es la segunda ciudad más importante del país, y es conocida en el extranjero por su pista de motos, pero, a pesar de lo poco (o nada) que te sonará, es una ciudad con mucho que ofrecer, especialmente en estas fechas navideñas.

©Álvaro López
A los checos les encanta la navidad y el alcohol, algo que saben mezclar muy sabiamente con sus bucólicos mercados, donde se mezclan los árboles de rigor, las guirnaldas y los estridentes villancicos con vino caliente con coñac, vodka y diferentes tipos de carnes ahumadas a un precio muchísimo más que económico.

©Álvaro López
Brno es un de cuento de hadas etílico mezclado con la muy parcial visión de un erasmus que no entiende ni papa de checo. Se mezclan decadentes edificios del XIX con bloques de edificios soviéticos. Además, en el belén tienen elefantes. Qué cojones, es perfecto.
Joyeux Noël!
Καλά Χριστούγεννα!
Wesolych Swiat Bozego Narodzenia!
Přejeme Vám veselé Vánoce!
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