Una idea que carece de sentido

Compromiso ha sido la palabra de moda para la prensa deportiva esta semana. Compromiso con el fútbol, compromiso con una causa o compromiso por un equipo o país. Horas y horas invertidas en hablar de un tema que ha generado un debate estéril y que no es más que otra excusa para dejar de lado algunos temas verdaderamente importantes. Por ejemplo, que en menos de un año el mundo del fútbol vivirá un Mundial. Además, será un evento histórico, ya que si nadie lo evita será el primero que se dispute sobre césped artificial. ¿Saben por qué no se habla del problema? Porque ese Mundial es de fútbol femenino. Y con ese deporte los medios suelen olvidar lo que significa el “compromiso”.

“Solo pedimos igualdad. Y con igualdad no hablamos de cobrar lo mismo, sino de que no suceden estas cosas”- Amanda Sampedro, jugadora de la selección española

En el último mes saltaba la noticia. Un grupo de 61 jugadoras denunciaba a la FIFA y a la Federación Canadiense por un hecho que consideran “inherentemente discriminatorio”, como es disputar un Mundial sobre hierba artificial. Este colectivo ha conseguido el apoyo del Tribunal de los Derechos Humanos de Ontario, pero la FIFA no admite su requerimiento de urgencia, ya que alega que esto se podría haber tratado en 2011 cuando se decidió que este evento se celebraría en Canadá y en estas condiciones. Sin embargo, aún queda una mínima esperanza de que la FIFA pueda rectificar. El Tribunal de Ontario se ha ofrecido a mediar en el conflicto, según un comunicado de su vicepresidenta Jo-Anne Pickel. El problema es que de primeras la Federación Canadiense no ha aceptado la mediación. En resumidas cuentas, y procedimientos administrativos a parte, mucho tendrían que cambiar las cosas para que el Mundial se dispute sobre césped natural.

Las jugadoras también han presentado un documento con diversas propuestas para solucionar el problema. En principio, poner césped natural costaría alrededor de 500.000 dólares por estadio, por lo que el coste total rondaría los 2’5 millones de euros. No parecen cifras tan desorbitadas para un organismo como la FIFA, que promulga la igualdad y el respeto y aquí tiene una gran ocasión para demostrarlo. Porque eso es exactamente lo que piden las jugadoras a la FIFA: igualdad. Amanda Sampedro, habitual de la selección española, así lo pedía en RNE hace unos meses y además dejaba claro “que la igualdad no es cobrar lo mismo que un chico, sino tener las mismas oportunidades y en este caso no está pasando”.

“El futuro del fútbol masculino no es el césped artificial. Los dos próximos mundiales serán en hierba natural” – Vero Boquete, capitana de la selección española

Parece complicado suponer por qué la FIFA ha decidido por apostar por un Mundial así. La primera explicación sería pensar en una especie de banco de pruebas para el fútbol masculino, pero no es el caso ya que como ha manifestado Vero Boquete “los dos próximos Mundiales masculinos ya están adjudicados y serán en césped natural”. Se podría pensar que en el proyecto de Catar 2022 una solución así estaría justificada, pero consultando las bases de la candidatura no se contempla. Sin duda tendría más sentido allí el césped artificial que en el verano de Canadá. Pero esa no es más que otra de las incongruencias de este organismo en la elección de sedes.

Las jugadoras se han conjurado contra este césped artificial y parece lógico. Además de los roces que provoca en las caídas, la pisada no es igual y por lo tanto el espectáculo se verá devaluado. Los equipos necesitarán un periodo de adaptación al césped y parece difícil que en estas condiciones disfrutemos de un torneo de excesiva calidad. Inconvenientes y más piedras en el camino para un deporte que siempre ha crecido entre obstáculos. La queja debe ser generalizada y a ella ya se han unido algunos representantes del fútbol masculino como el portero norteamericano Tim Howard. Un gesto que no han podido tener algunas futbolistas que se mantienen calladas por la presión de sus respectivas federaciones.

Es entendible que las federaciones apoyen a la FIFA ante cualquier conflicto, pero no es de recibo que lo hagan en un caso así. Quizás, es que seguimos viviendo en un mundo demasiado machista como lo demuestran estos pequeños gestos. Quizás, estas reivindicaciones llegan tarde (ya que desde 2011 se sabía que existían sedes con césped artificial). O quizás el césped artificial es la panacea y el futuro del fútbol. Con todo, lo que está claro es que en el fútbol sigue sin existir igualdad entre hombres y mujeres. Y eso, en el siglo XXI, es un problema muy grave. Un problema que nunca podrá superar el conjunto de la sociedad si sus instituciones no son capaces de reconocerlo.