Íñigo Errejón, el pez que puede nadar contracorriente

El pasado lunes la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sevilla proyectaba en su cuarta pared el título de la conferencia que tendría lugar por la tarde: “Comunicaciones y prácticas culturales emergentes frente al imaginario liberal: hegemonía y disidencia”. Escuchar emergente y disidencia pueden ser pistas para averiguar al ponente. Sólo hace falta leer una portada cualquiera de un periódico de unos meses a esta parte. Automáticamente pensamos en Podemos. El responsable de su campaña, Íñigo Errejón, dijo que venía en calidad de doctor, de investigador, pero esto no es agua y aceite. Imposible hablar de contrahegemonía y no desviarse a la explicación del fenómeno Podemos.

Errejón, en el salón de actos de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla ©Mar Pino

Errejón, en el salón de actos de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla ©Mar Pino

No en vano, el terremoto político levantado por la joven formación es novedoso y remueve todas las arenas políticas en las que se asentaba nuestro país: un desierto sin dunas donde las ideologías encontraban poca o ninguna representación tras las siglas. Un esquema simple, un árbol de dos ramas y unas raíces relegadas a hacer de base, soportando el peso de los excesos de los vecinos de arriba. Sin embargo, el viento ha llegado al bosque. Sopló esparciendo tiendas de campaña por las plazas, pero la falta de dirección hizo amainar al viento. El cielo quedó nublado pero sin signos de tormenta. El árbol, confiado, siguió erigiéndose como jefe, ostentando el privilegio de tener toda la naturaleza bajo su tronco. Pero el 25 de mayo fue un fatídico día para la política española. Elecciones en las que el árbol pudo comprobar cómo sus dos ramas, que empezaban ya a estar carcomidas por la corrupción de sus elementos, fueron ensombrecidas por un árbol que acaparó todos los rayos del sol de Europa.

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El equipo de Podemos celebró el éxito conseguido en las elecciones. Sin embargo, pidieron cautela ante la evidencia de que el PP continuaba siendo la primera fuerza política © La Vanguardia

El éxito no duró un día y siguió creciendo el competidor que más en jaque pone a los ya veteranos partidos políticos. La encuesta de Metroscopia que ha hecho estremecer a PP y PSOE coloca a Podemos como primera fuerza política si se hace una estimación electoral sobre voto válido. Así, la formación de Pablo Iglesias obtendría un 27,7%, el PSOE un 26,2% y el Partido Popular un 20,7%. Es decir, Podemos aumenta su porcentaje desde agosto de 2014 en un 17%. El sol, esta vez español, sería suyo.

estimación de resultado electoral sobre voto válido - el país

Errejón es politólogo (ahora también político) e investigador de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid. Un chaval joven con jersey que se sienta junto a la decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, María del Mar Fernández Alvarado, y a la profesora María Lamuedra, responsable de la celebración de la conferencia. Tras las presentaciones de rigor le ceden la palabra. Él decide coger la botella de agua, levantarse y hacer suyo el atril. Hablar de pie, ser incisivos, viveza en el mensaje. Márketing político, sí, pero que funciona.

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Íñigo Errejón, tomando apuntes cual universitario. A su lada, la decana de la Facultad de Comunicación y la profesora María Lamuedra © Mar Pino

Contento de estar inmerso de nuevo en una esfera intelectual como es la universidad, lejos del espectáculo mediático, anima a “hacer una reivindicación del estudio, de un trabajo intelectual que debemos usar como herramienta para intervenir en la realidad y mejorarla”. Su voz es contundente, emana seguridad en lo que cree y en lo que defiende. “Reivindiquemos que es mentira ese dogma por el cual compromiso y pensamiento riguroso se llevan mal”. Y es que sentir lo que uno piensa no debería desmerece la calidad de su defensa. “Pensar es siempre tomar partido. Quien dice que no está tomando partido a menudo es porque lo hace por uno avergonzante del que no se siente orgulloso”. Transparencia de pensamiento, no sólo de cartera.

Cambiando de marcha, acelera el discurso y se regocija en explicar el momento de cambio político que vive nuestro país. El pistoletazo de salida, según Errejón, está marcado en el 25 de mayo, donde confluyen dos elementos históricos: paliza al bipartidismo y la rotura del monopolio de la representación política por parte de únicamente dos actores en escena. “Hay una quiebra en el sistema que mantenía a buen recaudo la posibilidad de alternativa”, explica. El juego acaba de empezar y las nuevas reglas suponen nuevas estrategias. Rajoy comienza a hablar de “regeneración democrática” mientras que el PSOE cambia de secretario general, abren la ventana para renovar el aire que huele a viejo.

“Pensar es siempre tomar partido. Quien dice que no está tomando partido a menudo es porque lo hace por uno avergonzante del que no se siente orgulloso”

“Las élites de nuestro país tienen que por primera vez parecer una cosa distinta de ellos mismos”. Llegamos al momento en el que Errejón escupe las palabras mágicas del mensaje de Podemos: “Estamos ante la crisis del régimen del 78”, causado por el desmembramiento del bloque de la clase política, a lomos de una corrupción que, como un caballo desbocado va dando coces en todas direcciones.

Ante esta situación, la propuesta de Podemos para establecer un nuevo orden de cosas no es un programa, eso es evidente. Es una declaración de intenciones, de medidas que pueden (o no) ser llevadas a cabo pero que encajan en las necesidades de la gente y atraen votos como agua de mayo. En cuanto a las medidas económicas, se defiende a ultranza la renta mínima universal, la reducción de la jornada laboral, descender la edad de jubilación y aumentar las pensiones. Si llegasen a gobernar pararían los desahucios como primera medida, prohibirían las puertas giratorias, llevarían a cabo una reforma fiscal para perseguir el fraude y aumentar la presión fiscal sobre las grandes fortunas y pondrían en marcha una reestructuración ordenada de la deuda. Nadie puede negar lo ambicioso y de difícil realización de las propuestas. “Hasta que no se llevan a cabo, los planes no son más que sueños” dijo Dennis Lehanne. Puede que hasta en política haga falta soñar también. Al menos, parece que funciona.

Errejón y Pablo Iglesias, negociando fatídicamente © Periodista Digital

Errejón y Pablo Iglesias, negociando fatídicamente © Periodista Digital

Íñigo Errejón apunta una razón más de la crisis política actual. “Se produce un colapso de los canales institucionales, de la capacidad de las élites para dar respuestas a la insatisfacción. Es una crisis de imaginación que se caracteriza por la dificultad de quienes mandan para producir un relato que satisfaga las expectativas de la gente”. Esto sería el detonante de toda la, campaña de miedo vertida sobre Podemos por parte de los medios de comunicación. Manipulación informativa y medias verdades.

“Las campañas del miedo son el último recurso cuando se ha perdido la capacidad de convencer. El subestimar a la ciudadanía no suele ser la mejor manera de reactivar su confianza”

En resumidas cuentas, el periodismo que tristemente se suele hacer en política, pero descarado. Pero, tal y como hablan las encuestas, este intento de atemorizar a la sociedad ante la llegada del caos más absoluto si vota al de la coleta parece tener un efecto boomerang. Los números están ahí. “Las campañas del miedo son el último recurso cuando se ha perdido la capacidad de convencer. El subestimar a la ciudadanía no suele ser la mejor manera de reactivar su confianza”, sentencia.

Se acercaba el fin de una conferencia cercana al mitin político, de un conjunto de ideas que representan los valores defendidos por una plataforma política, ya convertida en partido, que se ha abierto camino entre los lodazales de intereses que rodean la puerta del poder de nuestro país. Trae un enfoque renovado, tal y como apuntaba Pablo Iglesias, “no es elegir entre izquierda y derecha, sino una contradicción entre una minoría oligárquica y una mayoría de ciudadanos”. Es navegar entre las aguas de dos épocas, buscar de nuevo una identidad de ciudadanía que nos haga más partícipes de nuestra historia política. La delegación de responsabilidades debe tener límites. Democracia representativa sí, secuestro de la soberanía bajo el pretexto del voto democrático, no. Nadie puede asegurar que Podemos vaya a ser el encargado de dirigir el barco hacia nuevo puerto, ni siquiera que sea el adecuado, pero puede jactarse de haber encendido la llama, de haber sabido poner la canción que todos querían escuchar.