Una estrella fugaz llamada BlackBerry
Es costumbre decir que en el sector tecnológico todo sucede muy deprisa, pero incluso en este ámbito se pueden encontrar casos destacables por su excepcional celeridad. El ciclo de vida de la compañía canadiense BlackBerry (en sus inicios conocida como RIM) representa un ejemplo cuanto menos peculiar, pues hablamos de una empresa que en menos de diez años experimentó un crecimiento que la situó como una de las líderes del mercado para asumir acto seguido una crisis de resultados que a punto ha estado de hacerla desaparecer.
BlackBerry siempre dedicó sus esfuerzos a desarrollar dispositivos de comunicación inalámbrica. El éxito de sus productos llegó a establecer a la compañía en una posición privilegiada desde la que dominó la venta de smartphones a nivel global. Sin embargo, algo se torció por el camino cuando la nueva competencia revolucionó el mercado (los nuevos sistemas iOS y Android). La mala respuesta por parte de BlackBerry resultó desastrosa y la falta de reacción ante los primeros fracasos a punto ha estado de hundir a la compañía para siempre. Pasó de valer ochenta mil millones de dólares americanos en 2008 a menos de cinco mil en 2013, cuando Fairfax Financial trató de hacerse con el control total de la empresa, sin éxito. Aquel momento crítico alzó a John Chen (un hombre de renombre en el ámbito tecnológico que dirigió la compañía de software Sybase) como nuevo CEO con la promesa de revertir la situación.
Llegados a 2014 algunos rayos de esperanza parecen alumbrar el futuro de BlackBerry. Los últimos resultados trimestrales han vuelto a reportar pérdidas pero éstas han sido mucho menores de lo esperado. Esta respuesta positiva por parte de los mercados (que incrementó notablemente el valor de las acciones de BlackBerry) ha coincidido con la presentación de su último smartphone: el nuevo BlackBerry Passport. Jonh Chen anunció orgulloso que ya han recibido doscientos mil pedidos, lo que anima a la compañía a seguir desarrollando nuevos modelos. Datos que sorprenden si tenemos en cuenta que este último teléfono presenta un diseño cuadrado que choca con las propuestas del resto de fabricantes. Una vez más su apuesta por un teclado QWERTY y el poco convincente sistema operativo BlackBerry 10 parecen destinar este producto a cubrir un nicho de mercado empresarial en el que Samsung y Apple dominan a su antojo.
Con todo, parece que la compañía ha mejorado sus perspectivas de futuro. Muchos se atreven a augurar una recuperación definitiva y el sector de las telecomunicaciones debería celebrar el regreso de una compañía histórica, que durante varios años marcó el camino a seguir.
Los orígenes de BlackBerry
Research in Motion, más conocida como RIM, fue creada en 1984 en Waterloo (provincia de Ontario, Canadá) por dos estudiantes canadienses llamados Mike Lazaridis y Douglas Fregin. La sociedad formada por estos dos amigos completó varios proyectos de éxito relativo hasta que en 1987 fijaron sus aspiraciones en la prometedora tecnología inalámbrica para el envío de datos. Así, RIM consiguió contratos con importantes operadoras telefónicas para las que desarrollaron productos basados en la tecnología Mobitex de Ericsson. El dominio de Mobitex permitió a la compañía recaudar dinero suficiente para dar el salto a la creación de dispositivos propios.
Con la idea de introducir un producto que sobrepasara en prestaciones a las PDAs (personal digital assistant) del momento, en 1996 RIM lanza el Inter@ctive Pager 900, dispositivo de permitía el envío de mensajes, faxes, y correo electrónico mediante la conexión con redes basadas en Mobitex. Este aparato incluía un pequeño teclado QWERTY que contrastaba con los que ofrecían los teléfonos móviles (basados en teclado numérico). Aquel era solo un anticipo, el origen del que en pocos años sería su producto estrella.
Tras presentar un par de versiones más del Inter@ctive Pager, RIM intenta un salto comercial que le permita incrementar su cuota de mercado. Para ello inicia una fuerte campaña de promoción basada en atraer a usuarios de ámbitos profesionales que pudieran sacar el mayor partido a sus productos. Uno de los grandes aciertos de esta promoción fue el de renombrar su dispositivo estrella, que desde su siguiente versión pasaría a llamarse BlackBerry. Era el año 1999.
Desde entonces, la estrategia de RIM pasó por asentarse entre el creciente número de empresarios que adquirían sus dispositivos y expandir la marca BlackBerry por el mundo. En 2003 BlackBerry dejaba atrás las comparaciones con las PDAs convencionales al introducir funcionalidades de teléfono móvil. Nacía así el primer teléfono inteligente con posibilidades de introducirse en el mercado de masas.
Un salto global
Durante años los terminales evolucionaron lentamente y de forma conservadora para mantener una identidad reconocida del producto BlackBerry. La revolución impuesta por Steve Jobs y su iPhone en 2007 no supuso una amenaza inmediata para RIM, pues los teléfonos de Apple contaban con precios prohibitivos y las dificultades añadidas de introducirse en un mercado nuevo (un mercado que cambiarían para siempre). Por el contrario, la nueva fiebre por los smartphone fomentó la compra de más productos BlackBerry, que contaban con precios mucho más asequibles.
RIM consiguió por fin expandir su cuota de mercado. Todo el mundo compraba BlackBerrys y aunque el avance de la nueva generación de smartphones con sistemas operativos de Android e iOS se había hecho pronunciado en Norteamérica, los resultados cosechados en el resto del planeta convirtieron a BlackBerry en el teléfono más vendido del mundo. La aplicación de mensajería instantánea BlackBerry Messenger tuvo gran parte de culpa, convirtiéndose en todo un fenómeno que triunfó especialmente entre la gente joven, deseosa de comunicarse de forma inmediata desde cualquier parte.
Y en este momento de la historia, cuando el presente de BlackBerry parecía más brillante, comienza el demoledor y fulminante desplome. Si en Agosto de 2009 cada acción de RIM llegó a valer más de ochenta dólares, en octubre de 2013 su valor era inferior a 6. Entre medias, una larga serie de productos fracasados que no supieron adaptarse a las propuestas ofrecidas por la competencia.
La caída
En 2012 todo fueron malas noticias para RIM, que fracasó profundamente con su nueva tablet BlackBerry PlayBook después de haber invertido una fortuna en su desarrollo. No obstante, las críticas más profundas las recibió el software usado por la compañía, con un sistema operativo que no podía competir con el ecosistema de aplicaciones ofrecido por Android e iOS. Las ventas descendieron estrepitosamente y RIM decidió apostarlo todo a una carta: en 2013 presentaría su nuevo Smartphone, su nuevo sistema operativo e incluso cambiaría el nombre de la compañía, que pasaría a llamarse como su producto más universal: BlackBerry.
Todo fue un fracaso. Ni el nuevo BlackBerry Z10 ni el sistema operativo BlackBerry 10 salvaron a una compañía destinada a la ruina, que venía de cambiar su directiva en 2012 y de despedir a un 40% de su plantilla en los últimos dos años. Finalmente un nuevo cambio de dirección y la venta no consumada sitúan a BlackBerry donde la dejamos al principio del artículo, con John Chen al frente de las operaciones.
Llegados a este punto cabría hacerse dos preguntas.
¿Qué salió mal? Es imposible reducir a un par de razones el descalabro de una compañía líder a nivel mundial, pero los problemas más visibles que presentó BlackBerry fueron su rigidez ante el cambio (el teclado QWERTY que mantuvo como signo de identidad se vio superado por las alternativas táctiles) y la falta de adaptación de su ecosistema, que quedó reflejada en el fracaso de BlackBerry Messenger frente a otras aplicaciones de mensajería como Whatsapp (las aplicaciones móviles han dominado el mundo gracias a su multiplataforma, que permite su instalación en diferentes dispositivos y sistemas operativos).
¿Cuál es el futuro de BlackBerry? En vista de las últimas declaraciones de John Chen, BlackBerry seguirá produciendo smartphones de manera regular, aunque no volverá a aspirar a conquistar grandes mercados. Sin embargo varios expertos apuntan que la compañía invertirá en el desarrollo de software especializado (para otras compañías), materia en la que históricamente ha obtenido buenos resultados.