Martina González: “Hay que dejar de preguntarse dónde se crea el orgasmo”
La plaza roja compostelana hacía justicia a su nombre, estaba colorada por dos razones. Una era el calor y otra, por lo que albergaba en uno de los pisos que se erguían sobre ella. Hacía un día propio de la época de las hormonas revolucionadas y no de la caduca y tercera estación de Vivaldi. Con Mucho Gusto nos recibía Ishai Bravo al centro de sexología, así mismo bautizado. El ambiente estaba cargado de incienso fruta pasión. Y Martina González, sexóloga y emprendedora, aparecería 20 minutos después de que Ishai nos explicase el nuevo mundo que teníamos ante nuestros ojos. Lubricantes, dildos, vibradores, huevos… Estábamos en un lugar acogedor, sensual y elegante. Todo lo contrario a lo que pueda parecer un sex shop. Como más tarde nos explicaría Martina, Con Mucho Gusto es un sitio luminoso y en pleno centro, porque hay que naturalizar la sexualidad.
¿Qué piensa la sociedad de los sexólogos?
Hay mucho mito. A mí me tienen llegado a preguntar si se tenían que desnudar. Aparte, mucha gente piensa que todo se reduce al acto sexual, y que lo que van a aprender conmigo son un montón de técnicas del kamasutra. Hay mucho desconocimiento todavía. Es que el sexo implica todo, incluso problemas de ruptura que pueden afectar a la sexualidad de la persona, crisis de pareja, comunicación… Hay que potencializar el erotismo. Hay muchas personas que no conocen su cuerpo.

© Alba Casais Ardao
Veo que tienes un sillón para los pacientes. ¿Para qué lo utilizas?
Lo utilizo para la relajación. A veces viene gente muy nerviosa e incluso con crisis de ansiedad. También lo utilizo para hacer ejercicios de toma de conciencia corporal. Les pongo música de fondo para que se relajen. Porque date cuenta de que si ya cuesta ir al psicólogo, venir a un centro de sexología cuesta aún más, porque de estas cosas hay gente que nunca ha hablado con nadie. Es un tema muy íntimo. Así que cuanto más cómodos estén, mejor.
¿Entonces el papel de una sexóloga también es la de una confidente y amiga para el paciente?
Todas las profesiones que tienen que ver con la rama sanitaria, tienen que establecer un clima de confianza, pero no de amiga. Porque tú eres un profesional y tienes que evaluar de forma objetiva, sin recurrir a tu parte emocional. Tanto en el ámbito de la psicología como en el de la sexología, lo que no se puede hacer es juzgar. Una cosa es lo que yo haría, las prácticas sexuales que a mí me puedes gustar y otra cosa es lo que le vaya bien a la persona que tengo enfrente. No hay dos personas iguales. Cada persona vive la sexualidad de una forma distinta. Cada persona tiene su educación, sus valores y su mochila sexual.
La gente piensa en sexualidad como acto sexual, heterosexual y con penetración
¿Con Mucho Gusto recibe todos los días a personas que tienen dificultades para tener orgasmos con otras personas y/o con la masturbación?
Sí. Hay muchas mujeres que vienen con ese problema. Es que hay mucho mito sobre el orgasmo. Mucha gente viene agobiada porque no consigue llegar al orgasmo solo con la penetración. “Tú no tienes ningún problema”, les digo.”Si tu eres capaz de llegar al orgasmo estimulando el clítoris, estimúlalo a la vez que estás teniendo relaciones”.
También vienen parejas. Los problemas sexuales en pareja muchas veces no se intentan solventar conjuntamente, sino que vienen a mi consulta por separado; una chica que tiene problemas de vaginismo, o un chico que tiene problemas con la erección.

Martina enseña a sus pacientes que los juguetes sexuales pueden servir no solo para divertirse, sino también para superar problemas/ © Alba Casais Ardao
¿Cómo les explicas a tus pacientes dónde se crea y cómo se crea el orgasmo?
Primero, evitar el dónde. Porque al final lo más importante para alcanzarlo es el cerebro. No es una cuestión solamente física, tiene que haber una excitación. Hay mujeres a las que les cuesta llegar al orgasmo y compran juguetería sexual, o tienen algún amante habilidoso. Pero si esas mujeres se bloquean, porque están pensando en otras cosas, o están vigilantes; llegaré, no llegaré, siento o no siento… Eso es el problema.
El clítoris no es solo lo que ves, rodea toda la vagina. Es una estructura grande y con un montón de terminaciones nerviosas. Además, puede llegar a medir 10 centímetros con la excitación
Y por otra parte, conocer el cuerpo es fundamental. El orgasmo es una respuesta involuntaria, como el estornudo. Llega cuando tú te lo estás pasando bien y hay un nivel de excitación alto junto a una estimulación adecuada. Al final, surge casi solo. De lo que se trata es de que dejes a tu cuerpo reaccionar.Tiene que llegar la sangre a los genitales. La vagina crece, lubrica, aumenta un 50% su tamaño y el clítoris entra en erección. Hay mujeres que llegan al orgasmo tocándose un pezón. Al final de lo que se trata es de pasártelo bien y el orgasmo llegará tarde o temprano. Y si no llega en ese momento, no pasa nada.
Y sobre el sexo tántrico, ¿es realizable o es una forma exótica de denominar al ‘sexo sin prisas’?
Yo no soy especialista en sexo tántrico. Pero sí que tiene mucho que ver con tener conciencia corporal, sentir mucho más el cuerpo. Es lo que se llama también slow sex. Esta práctica tiene más en cuenta la respiración. Acelerar el ritmo también hace que se acelere la intensificación de la excitación. Ayuda a controlar la eyaculación. Si alguien quiere aprender bien a practicar el sexo tántrico, que recurra a profesionales.
¿En este sentido, no crees que hay sobreinformación sobre si el orgasmo es vaginal o clitoriano? E incluso contradicciones en los medios o en publicaciones científicas.
Hay desinformación y falta de educación. Yo también me doy cuenta en las reuniones de juguetería sexual. Está bien que haya investigaciones. Pero que sirvan para algo. Porque muchas veces, esas investigaciones están hechas por hombres. No por mujeres, con vulva y vagina. Hay un porcentaje elevadísimo de mujeres en mi consulta que nunca se habían mirado sus partes en un espejo. La mayor parte de las mujeres le llamamos vagina a todo. Ni siquiera sabemos el nombre técnico de nuestros genitales. Y en un montón de artículos aparece la palabra vagina para referirse a la vulva. Partiendo de esa base, enséñales a las mujeres a que sepan cuáles son sus genitales, a que no les de vergüenza. Porque no mirarse también implica que no sepas, por ejemplo, que te salga una berruga, con lo cual no vas a ir al ginecólogo, y eso es poner en riesgo tu salud.
La gente que tiene la musculatura del suelo pélvico trabajada
tiene orgasmos más profundos
Hay una tendencia que es el Coregasmo, alcanzar el orgasmo a partir del ejercicio físico. Se realiza a través de la tensión de la zona pélvica y por la contracción de las paredes vaginales. ¿Influye esto también a la hora de alcanzar el orgasmo?
Sí. Yo trabajo mucho el suelo pélvico y creo que es fundamental. Esto hace años que se sabe, pero es otra de las partes olvidadas de la mujer. Ahora hay fisioterapeutas especialistas. El suelo pélvico hay que trabajarlo, pero como con todo, sin obsesionarse. Esto pasa con los jueguetes. Todo en su justa medida. Previene un montón de problemas de incontinencia urinaria. También influye mucho en el orgasmo. Cuando tú tienes un orgasmo se producen contracciones musculares de la vagina, del útero, del esfínter anal…Por ende, de la musculatura del suelo pélvico. Si tú tienes un músculo fuerte, las contracciones en el orgasmo, las notas más. De hecho la gente que tiene la musculatura del suelo pélvico trabajada tiene orgasmos más profundos.
Cada persona necesita unas técnicas específicas
¿Combinas los juguetes sexuales con los ejercicios pélvicos en tu consulta?
Sí que es verdad que la juguetería erótica nos proporciona herramientas a la hora de los tratamientos sexológicos, un montón. Ya sea para introducir algo novedoso en las parejas, para explorar el cuerpo. También sirve para controlar la erección y la eyaculación. Los masturbadores que se utilizan en estos casos son más similares a la vagina. Los lubricantes son un básico. Muchas veces en las relaciones sexuales los problemas que hay es por la falta de lubricación. También existen las cremas frías y de calores.
Los vibradores, los dildos y las bolas chinas, sirven para fortalezar el suelo pélvico y para el vaginismo, que es la incapacidad que tienen las mujeres para la penetración. Tienen espasmos involuntarios en la vagina y no son capaces de introducir el pene. Pues gracias a este tipo de juguetes, ayudan a relajarse, a ir dilatando la vagina y descontracturar la zona. Resulta más sencillo llegar al orgasmo también. Incluso para la gente con discapacidades que les cuesta de forma manual.
¿Eres una de las precursoras en Galicia del Tupper Sex?
No soy de las precursoras. Los Tupper Sex se llevan haciendo desde hace tiempo aquí. Lo que diferencia a los de Con Mucho Gusto de los demás es el punto de vista no solo divertido, también informativo. Porque hoy en día cualquier persona puede hacerlo. Contactas con una empresa, te explican y te dan la maleta. Todo el mundo puede opinar sobre sexo. Todo el mundo ha tenido experiencias vitales. Pero una cosa es que puedas hablar en base a eso y otra que sepas sobre sexualidad y sexología. La gente que vende juguetes, te puede explicar cómo funcionan, pero sigue teniendo sus tabúes, sus mitos. Lo que intentamos hacer es darle un punto de vista profesional.
Hemos visto que los Tupper Sex son muy interesantes si hay un clima de confianza porque surgen las dudas, los mitos, explicación de cosas… Sería ideal que se apuntasen más hombres. Porque no nacen con un gen de máquina sexual. En tuppers mixtos sí que se animan. Pero ellos solos no. Estoy deseosa de un Tupper Sex solo de hombres.

Un huevo masturbador. Recubre el pene y tiene rugosidades por dentro. Es de los juguetes sexuales más económicos/ © Alba Casais Ardao
¿Que son más reacios los hombres jóvenes o la gente más mayor?
Ishai Bravo (el segundo empleado del negocio, lleva la parte administrativa y de ventas): Los hombres mayores son más dados a escuchar y a aprender. Los hombres jóvenes utilizan el humor como escudo. Se sienten amenazados por algo de lo que ellos deberían saber y no lo saben.
¿Y respecto a las mujeres, tienen más prejuicios a la hora de masturbarse?
Sí, pero por suerte cada vez está mejor visto. Una de las razones es porque los genitales femeninos están hacia dentro y los masculinos hacia afuera. Y partiendo de esa base lo tenemos más complicado. Los hombres están más acostumbrados a medirse, a tocarse el pene, a compararlo… La masturbación en niños siempre ha estado normalizada, desde el momento que tiene poluciones nocturnas.
¿Cuál es el mayor problema de comunicación en pareja al que te has enfrentado como profesional?
La incomunicación. Te encuentras a parejas que llevan un montón de años juntas y no saben todavía lo que les gusta a cada uno. Si ya nos cuesta hablar de emociones, cómo no nos va a costar hablar de esas cosas. Sí que he visto parejas que tienen muchísima confianza en todo, menos en el tema de la sexualidad. Por otra parte, hay parejas que tienen incomunicación en el sentido de que se dicen las cosas cuando no se tienen que decir o además de forma bestia. La solución a estos problemas es la terapia, que ayuda a mejorar la calidad de la relación sexual y de la relación en general.
Las personas tienen prejuicios y un miedo a la hora de acudir al sexólogo de la misma forma que al psicólogo, ¿no?
Claro.
¿Y del mismo modo que hay psicólogos clínicos en la sanidad española, debería haber sexólogos clínicos también?
Sería ideal.
¿Estamos a años luz de esto?
Sí. Que conste que cada vez que hay más profesionales de salud tanto pública como privada, sobre todo ginecólogos o psicólogos, que llevan a los pacientes al terreno de la sexualidad. Muchas veces ellos mismos recomiendan a sus pacientes que asistan a centros de sexología. Pero no creo que mis ojos vean sexólogos en la sanidad pública.
Con Mucho Gusto nace en 2011. ¿Cómo lo fundas y por qué aquí, en Santiago?
Yo soy de Pontedeume, pero estudié en Santiago y me enamoró. Hice mis prácticas de Psicología en un centro de planificación familiar y vi que lo mío era la sexología.
¿Por qué?
Ha sido siempre algo vocacional, me ha interesado mucho. Cuando estaba haciendo las prácticas conocí a un psicólogo del centro que me dio varios libros de sexología, vídeos, recursos sobre este mundo y me explicaba sus experiencias con pacientes que tenían problemas con la sexualidad. Yo hacía las prácticas y volvía muy feliz a mi casa. Siempre me gustó la parte clínica de la psicología. Pero la sexología me fascinó. Más adelante hice el máster en Madrid y tuve la suerte de formarme con dos de los mejores profesionales de la sexología en España, Paco Cabello y Miren Larrazábal.
Después me dediqué al mundo de la divulgación y participé en congresos. Hasta que me quedé en paro. Fue cuando me dije que era el momento de emprender. Tenía muy claro que no quería poner la típica clínica fría que a la gente le da miedo venir. Muchos me decían: “Tienes que poner el negocio en un sitio apartado, cómo vas a ponerlo en sitio céntrico”. Busqué herramientas para que la gente me encontrase y conociese el negocio. Y al final se me ocurrió coger un primer piso, que es un sitio discreto.
Está bien ver porno, pero no puede ser el único método educativo que tengamos
¿Cuál es el público de Con Mucho Gusto? ¿Asiste una cantidad importante de universitarios?
Estudiantes universitarios vienen bastantes. Más mujeres que hombres en ese ámbito. En otros rangos de edad no hay tanta diferencia entre la cantidad de hombres y mujeres. El rango de edad de la gente más mayor es de de 30 a 50 años.
Aparte de la publicidad que podáis hacer sobre el negocio, salir en los medios, colaboraciones con Radio Obradoiro. ¿Qué influye más a la hora de daros a conocer las recomendaciones, de boca a boca?
Sí. La ubicación estratégica para el lugar, estamos en la Plaza Roja. Y otro modo de darse a conocer son los Tupper Sex y los talleres.
Foto de portada de Alba Casais.