Los Tesla y Edison del siglo XXI

Los Tesla y Edison del siglo XXI

En medio del aniversario, uno no puede menos que volver a acordarse de las dos pérdidas que en cuestión de días tuvo que sufrir el mundo de la tecnología. Vamos, el mundo en general.

No me refiero, por supuesto, a los que salieron de Croacia y Ohio, que llevan ya unas cuantas vueltas en el ciclo del carbono. Sin embargo, esa es una historia que por algún motivo que no alcanzo del todo a comprender se ha incrustado en el imaginario social. Hoy en día, casi cualquier persona con acceso a Internet y un mínimo de curiosidad sobre qué hay detrás de sus enchufes sabe que Tesla es el Bien y Edison es el Mal.

(¿Espera, no lo sabes?)

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Sin ellos, podríamos estar en este mundo. Yo estoy contento con mi aspiradora.  | Vía wikipedia.org

Ya, ya lo sé. No es tan simple. Sin buenos comerciantes del tipo de Edison – digamos, como su enemigo y patrocinador de Tesla, George Westinghouse, bien podría ser que las ideas del croata jamás hubiesen salido de su laboratorio, o más probablemente de su cabeza. Que sí, pero que todos sabemos también lo importante que es reconocer la labor del genio, y separarlo del charlatán. Que al señor empresario tanto le da vender algo que sea útil como algo que meramente lo parezca. Ya, ya, pero sin vender todas esas cosas inútiles jamás habría capital para investigar las útiles. La discusión sigue.

Pero lo importante, es que con años de retraso, las dos posiciones están claras, y todos admitimos que ambas son necesarias. ¿O no?

En un ejercicio de atención selectiva muy propio del ser humano, fuimos atrapados en el descomunal revuelo que se produjo tras la muerte de Steve Jobs. Quizá habríamos podido ahorrárnoslo si ciertos charlatanes no anduviesen sueltos por ahí, y resulta especialmente triste pensar que incluso un hombre que sabía como nadie venderle a la gente cosas que no necesitaban cayese ante ello. Lo cual me lleva a que, como hombre de negocios que fue, me quito el sombrero ante Jobs. Y me lo vuelvo a quitar. Las veces que haga falta. No niego que en medio de la vorágine de la ley de Moore recurriese a trucos de diversa legalidad (atención a la queja de Xerox) para poder estar siempre a la última – pero vamos, que la empresa que esté libre de plagio ponga la primera denuncia. Creo que aún así, debemos admitir que sin su habilidad para el marketing, el concepto de ordenador-en-casa no se habría vuelto lo común que es hoy. Y que es precisamente eso lo que inevitablemente (juicios con Apple mediante) abrió ese nicho a otras empresas. No me cabe duda de que Steve Jobs se merecía todos y cada uno de los homenajes que recibió por ello. Fue un pionero de la informática en el hogar.

 Debemos admitir que sin la habilidad de Jobs para el marketing, el concepto de ordenador-en-casa no se habría vuelto lo común que es hoy

Pero lo que he escuchado desde entonces no ha sido precisamente eso. Por lo visto, cualquiera diría leyendo según qué obituarios y biografías que Steve Jobs inventó la informática. La culpa no es de él – la culpa es de la necesidad de crear mitos que tiene la gente. Como un fulano vestido con trapos, lanzando rayos y disfrazándose de cisne para ir por la noche a Pachá ya no se lleva, pues tiramos de lo que haya a mano. Pioneering inventor. Y es The Guardian. Ajaj.

Sin Dennis Ritchie los ordenadores estarían más o menos al nivel de “aparatos en los que insertar unos y ceros y obtener resultados matemáticos”

Hay mil nombres que decir si queremos hablar de pioneros de la informática. Uno podría ponerse todo vintage y hablar de la gran Ada (esto va para el informático rancio de bocadillo grasiento y fondo de pantalla de hentai que dice que las mujeres no sirven para programar). Claro que uno también puede no ser un hipster y venirse al menos al siglo XX. Desde Turing hasta Knuth.

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Dennis, siendo más majo que un croissant de chocolate | Vía wikipedia.org

Pero es que casual y desgraciadamente la muerte de Steve Jobs fue acompañada, en la misma semana, por la de un hombre que moldeó el concepto mismo de sistema operativo. Estamos hablando de que sin Dennis Ritchie los ordenadores estarían más o menos al nivel de “aparatos en los que insertar unos y ceros y obtener resultados matemáticos”, en vez de “máquina mágica a la que le puedo hablar en inglés y me hace caso – ¡dios mío, pero si puedo jugar en ella!”. Hubo más gente involucrada en este difícil proceso (su colega Ken, por decir algo). Y sí, si no hubiese existido Ritchie, habría existido otro, desde luego. Pero eso le quita tanto mérito como decir que si Steve Jobs hubiese acabado de teleoperador, malo sería que alguien no consiguiese vender los malditos trastos.

Sin embargo, creo que Ritchie es un caso especial. Por un lado, fue uno de los creadores de UNIX. ¿‘Isculpe? UNIX es lo que mantiene vivos a los servidores con los que te conectas a internet. UNIX es Linux. UNIX es, mira tú qué cosas, MacOS. Sí. Apple usa UNIX. Steve supo vender gracias a sí mismo, y tuvo algo que vender gracias a Ritchie.

Pero la cosa no termina ahí. El motivo por el que el concepto UNIX ha plagado de esta manera los microchips también se debe a otra genialidad, esta vez exclusiva, de Ritchie. Resulta que el colega no estaba nada contento con la tortura que suponía tener que diseñar un sistema para cada máquina – algo así como tener que explicarle las cosas a cada empleado que contratas en un idioma distinto. Pensó que sería mucho más fácil poder decirle a cada empleado “el baño está ahí” en inglés, y que ya cada uno tuviese su diccionario para traducirlo a “ванная там”. Por ejemplo.

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C es tan bonito que ajajaj es broma | Vía wikipedia.org

Así que eso hizo. El “inglés” de los ordenadores se llamó C (sí, hubo una versión anterior llamada B, yo qué le voy a hacer) y fue diseñado con el objetivo de poder ser utilizado para programar sistemas en cualquier máquina. No es por nada que C es antepasado de casi cualquier lenguaje decente que se utilice hoy en día (aquí, por mencionar los descendientes directos). (No sé si me leerá alguien que utilice FORTRAN, pero sí, eres mala persona).

Jobs hizo posible que te compres una máquina con una interfaz sencilla de usar y que supone una ayuda en tus tareas – u otras cosas, no voy a juzgar a nadie. Ritchie hizo posible que esa máquina e interfaz existan. Nuestro mundo no sería el que es sin gente como los dos. Sin embargo, si uno ha leído hasta aquí, no le habrá hecho falta mucho para darse cuenta de que el barbudo creador de C pasó a la historia sin mayor concierto de despedida que las quejas de cuatro o cinco personas metidas en el tema, típicamente empañadas por ataques a Jobs tan fanáticos como quienes le consideran el mesías.

Creo que es nuestra responsabilidad dar la brasa con recordar a gente como Ritchie. En primer lugar, para agradecerle su labor. Y en segundo lugar, para no olvidarnos de que gente con grandes ideas sigue estando ahí, entre nosotros. No llega con limpiarse la conciencia adorando a los Tesla como se hace con los mártires, o con demonizar a los Edison como si fuesen criminales de guerra, cuando ambos ya llevan años muertos. Necesitamos reconocer a quien tiene algo realmente interesante y útil que ofrecer. Y necesitamos que ese reconocimiento sea parte de nuestra cultura para que la próxima vez que un Steve Jobs tenga que elegir a alguien para que le proporcione un producto que vender, elija a un Dennis Ritchie, y no a un chiflado homeópata.

Jobs hizo posible comprar máquinas con una interfaz sencilla […] Ritchie hizo posible que existan