Hay Luz más allá del Arenal
– ¿Y todo esto es de Luz Casal?

Las otras víctimas del calor / © Irene Picallo Doce
No seríamos los últimos ni los primeros que soltaron esas palabras al llegar a Boimorto, un municipio de A Coruña. Allí nos esperaba un fin de semana rodeados de olor, sabor y sonido de nuestra tierra. La tercera edición del Festival de la Luz daba comienzo el sábado a las 11:30 con una acústica metalizada. La banda tributo a ACDC, Riff Raff, abría el telón y ponía la banda sonora a una atmósfera de calor y nervios. El escaso terreno que estaba preparado para canjear las entradas era un caldo. Las quejas no cesaban a nuestro alrededor.
“Esto está siendo un descontrol”, nos sonreía amablemente un miembro de la organización mientras secaba su sudor. Apenas cuatro trabajadores atendían a más de un centenar de personas. La espera por desgracia no bajaba de la hora.
El cartel de la entrada se alzaba orgulloso sobre tres columnas de maíz local. El mensaje que Luz Casal mandaba con el decorado era claro. Todo el proyecto aunaba tres ejes principales en su pueblo natal; solidaridad, buena música y comercio sostenible. La Federación Española de Enfermedades Neuromusculares, ASEM, sería la beneficiaria principal de la fiesta.
Por momentos nos encontrábamos en una gran reunión familiar, donde abuelos, padres e hijos intercambiaban sonrisas y resoplidos por la temperatura que el mercurio marcaba. Personas de todas las edades y tipos recorrían las grandes extensiones de terreno que Casal y vecinos habían prestado para la celebración. Boinas, sombrero de pajas y gafas-espejo de colores, unidos por unas horas.
El camping joven fue para muchos el gran atractivo del festival. Parecían llevar en la frente el lema Carpe Diem con sudor destilado. Era constante la aparición de grupos de gente joven entre gritos, risas, calimocho y Estrella Galicia a lo largo de todo el día.
“El cartel de este año no es tan bueno como el del año pasado”, escuchamos un par de veces en el recinto. Sin embargo, llegado el domingo, las opiniones del público tornaron el sentido. El nivel de casi todos los grupos invitados, que tocaron gratuitamente a favor de la causa, fue muy alto. Los más esperados del sábado eran Kepa Junquera, S.E.S, Antonio Orozco, Spin Doctors y Fuel Fandango. S.E.S se expresó reivindicativa, Spin Doctors, extasiados en el escenario y Fuel Fandango impresionó con la fuerza de la voz de su cantante, Nita, y con el sonido de sus canciones, muy diferente al que podemos escuchar en sus discos.
Pero no solo importa la música en este festival. La gastronomía local gallega estaba ahí para hacerle la boca agua a todo el mundo. Queso cremoso, jamón curado, membrillo, churrasco, mejillones, pan artesano hecho en horno de piedra… Era inevitable pararse a deleitarse y saborear lo mejor de cada lugar.
El comercio sostenible era la piedra angular en torno a la que el festival quiere articular todo. Resultaba imposible parar de dar vueltas observando la comida natural que los vendedores ponían en los morros de todo el festival. Oficios casi extintos como la cestería de mimbre se mantenían a flote entre canción y canción de Rozalén. Las manufacturas sumaban un valor añadido intangible a todo el ambiente rural deleitarse y saborear lo mejor de cada lugar.
El Festival de la Luz dijo se despidió con un plato fuerte; Quique González y Los Secretos. Tras más de 25 horas de música, Boimorto recuperaba ese ambiente apacible que lo caracteriza durante los 363 días restantes del año.
Realizado por Adrián González Placer e Irene Picallo Doce.
Foto destacada por Irene Picallo Doce.