¿Podemos jubilarnos a los sesenta?

A día de hoy ya no resulta necesario presentar a Podemos, a su líder o a su controvertido programa. Los medios están saturados con polémicas, críticas y adulaciones a este nuevo movimiento. No es el objetivo de este artículo entrar a comentar todos los matices de su programa, sino que me centraré en uno de los aspectos que más quebraderos de cabeza ha traído a los tertulianos: la reforma de las pensiones para implementar una jubilación “justa” a los sesenta años, con una cuantía mínima igual al salario mínimo interprofesional. Los que se oponen a esta medida dicen que es irrealizable y un puro ejercicio de captura de voto fácil. Podemos responde a esto diciendo, en palabras del propio Juan Carlos Monedero (una de las mayores cabezas del partido), que el problema es una mera cuestión de voluntad política y no económica, y lo arguye afirmando que hay mucho fraude fiscal, que se pueden crear impuestos y que los economistas se equivocan en sus predicciones, y por ende sus cálculos al respecto no tienen validez alguna. Lo mejor será, por tanto, analizar estos argumentos paso por paso y ver si realmente podemos jubilarnos a los sesenta en estas condiciones.

En primer lugar, está el tema del fraude fiscal. España posee en torno a un 20% de economía sumergida, lo que la sitúa en la cola de la UE. Parece que Monedero tiene algo de razón cuando dice que tenemos un serio problema aquí, ¿pero realmente es tan fácil solucionarlo y aumentar la recaudación? Primero se debe considerar que esta actividad sumergida lo es en su mayor parte en sectores muy poco productivos que sobrevivirían a duras penas pagando impuestos (comentar aquí, por cierto, que la famosa estadística de un 70% del fraude cometido por grandes empresas es completamente falso e infundado). Usando unos cálculos bastante simples y con supuestos bastante laxos, el profesor Jesús Fernández-Villaverde estima la recaudación total en 0.5% del PIB si nos vamos a niveles de países como Alemania o Bélgica. No está mal, pero para ponerlo en términos relativos nuestro déficit público es del 7% y nuestro gasto en pensiones se sitúa en los mismos niveles.

Economía sumergida en España. Fuente: nadaesgratis

En segundo lugar, el tema de los impuestos. Es cierto que España tiene una recaudación menor a la media de la UE, y es uno de nuestros asuntos más pendientes. Pero el gasto en pensiones debe lidiar con otros cuyo coste se prevé que aumentará en los próximos años, como es el caso de la sanidad y otros gastos sociales. Además, no olvidemos que nuestro déficit público actual es del 7%, lo que significa que la mayor parte de nuestros nuevos ingresos irían destinados a cubrir ese vacío ya existente y no nos darían margen para nuevos gastos ¿Podemos mantener el sobrecoste de la medida sobre el sistema de pensiones con este esquema y mantener el resto de gastos sociales usando lo recaudado?

En tercer lugar, Monedero habla de las predicciones de los economistas. Esta crítica puede ser válida o no, pero no tiene sentido dentro del tema de las pensiones. ¿Por qué? Porque para ver si su propuesta es viable no es necesario realizar ninguna estimación a través de técnicas econométricas. Es tan simple como establecer varios escenarios tal y como lo deseemos (cómo va a crecer nuestra productividad, tasa de empleo…) y después hacer las sumas y restas, multiplicaciones y divisiones que corresponden. Esto implica que o bien Monedero no se ha molestado en leer sobre el tema y hacer la cuentas para ver si es posible, o que sí lo ha hecho pero no sabe diferenciar una estimación econométrica de un cálculo simple (en cuyo caso no entiendo por qué se atreve a afirmar tal cosa).

En cuarto y último lugar, el propio gasto de las pensiones. Michele Boldrin y Sergi Jiménez han realizado los cálculos que nos permiten evaluar bajo qué condiciones nuestro sistema de pensiones es viable. Estos cálculos también fueron realizados de forma más técnica por Rafael Doménech y Ángel Menguizo. En este último artículo realizan 27 proyecciones resultado de combinar tres escenarios demográficos, tres macroeconómicos (tasa de empleo y actividad) y tres institucionales (aumento del gasto de las pensiones en función de los aumentos de productividad) para evaluar el futuro del gasto en pensiones en España en 2060 si mantenemos el esquema vigente en 2008. ¿El resultado? El de la siguiente imagen:

Proyecciones sobre el gasto en pensiones 2008-2060. Fuente: Doménech & Melguizo (2010)

Proyecciones sobre el gasto en pensiones 2008-2060. Fuente: Doménech & Melguizo (2010)

Partimos de un gasto en torno al 6-7% del PIB en 2008 para alcanzar en el mejor de los casos un 12% en 2060, y un 22% en el peor. Y eso sin reducir la edad de jubilación y sin mantener los niveles de vida mínimos que propone Podemos, que dispararían ya de base el gasto en pensiones.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, ¿es razonable la propuesta de Podemos, tal y como afirma Monedero? La respuesta es un clarísimo NO. Ni siquiera en el mejor de los escenarios demográficos, macroeconómicos y admitiendo una reducción del pago de las pensiones resulta una idea con un mínimo de sentido. No es una cuestión de voluntad política, es una cuestión de sentarse en un ordenador, abrir una hoja de cálculo y hacer las cuentas. Y acabamos de ver que estas no encajan. Quizá por eso mismo a Monedero no le gusten los economistas: nos dedicamos a dar una dosis de realidad a los unicornios que tanto le gusta proponer. Es una pena que partidos supuestamente serios y que nacen con tanta fuerza e impulso se dediquen a proponer medidas que no tienen sentido económico alguno.