Los diez fragmentos más duros de la literatura

(Aviso: este artículo no trata sobre las tapas de los libros).
En Compostimes seguimos ofreciéndote los fragmentos de libros que obligan al lector a repetir su lectura una y otra vez. Son páginas dobladas o líneas subrayadas a lápiz. En este formato son galerías de frascos con olores favoritos, texturas rizadoras de cabellos o sabores de los postres probados. Con ellos reconstruimos escenas vividas, recordamos a personas que hemos conocido, ciudades visitadas y demás experiencias que la lectura nos brinda. Luego de cambiar nuestra filosofía de vida con estos diez párrafos, para más tarde enamorarnos de estos cuatro fragmentos femeninos, ha llegado el momento de sufrir un poco. Bien sea como muestra de fuerza y lucha, o de crueldad y dolor, éstos han sido escritos para reflejar la parte menos endulzada de la vida.

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Foto extraída de: athousandlives.org

1) El conde de Montecristo, Alexandre Dumas 

“Entonces se acercó a él una barca, lo recibió a bordo, y le condujo a un yate ricamente aparejado, sobre la cubierta del cual se abalanzó con la ligereza del marino; desde allí miró una vez más a Morrel, quien, llorando de dicha, destribuía cordiales apretones de manos a toda aquella multitud, y agradecía con una vaga mirada a aquel bienhechor desconocido que parecía buscar en el cielo.

-Y ahora -dijo el hombre desconocido-, adiós bondad, humanidad, gratitud… Adiós a todos los sentimientos que ensanchan el corazón. He sustituido a la Providencia para recompensar a los buenos…; que el Dios vengador me ceda su puesto para castigar a los malos.

A estas palabras hizo una señal, y, como si solo se esperase esa señal para partir, el yate hendió inmediatamente las aguas”.

2) Territorio Comanche, Arturo Pérez-Reverte 

“En la guerra, los ojos de un animal herido son idénticos a los de un niño, porque mira a los hombres como el chiquillo mira a los adultos: reprochándoles un dolor que siente y cuya causa no comprende.

Todos aquellos ojos de críos quemados por el napalm, desorbitados por el sufrimiento entre los vendajes que les cubrían la cara, en Jorramchar, en Estelí, en Tiro y en cientos de sitios que también eran siempre el mismo; todos los ojos de todos los niños de todas las guerras eran una larga recriminación sin palabras al mundo de los adultos”.

 

3) Fin de século en Palestina, Miguel-Anxo Murado 

“Ás veces chego a pensar que a violencia é unha fe. Ten os seus rituais, os seus símbolos, que son en ocasións os mesmos (a carne, o sangue), ten os seus sacerdotes terribles e os fieis que cren cegamente nela. A violencia é como a relixión, un estado mental, e os seus crentes atribúenlle o poder de cambiar o mundo”.

 

4) 1984, George Orwell

“-Vamos a ver, Winston, ¿cómo afirma un hombre su poder sobre otro?

Winston pensó un poco y respondió: -Haciéndole sufrir.

-Exactamente. Haciéndole sufrir. La obediencia no es suficiente. A no ser que sufra, ¿cómo se puede tener la seguridad de que está acatando tu voluntad y no la suya? El poder reside en infligir dolor y humillación. El poder radica en hacer trizas la mente humana para volver a remodelarla en la forma que se elija. ¿Empiezas a ver qué clase de mundo estamos creando? Es exactamente lo contrario de las estúpidas utopías hedonistas que imaginaron los viejos reformadores. Un mundo de miedo, traición y tormento; un mundo en el que pisotear y ser pisoteado; un mundo que no será progresivamente menos cruel, sino cada vez más brutal. En nuestro mundo el progreso será el progreso del dolor. Las viejas civilizaciones afirmaban que se basaban en el amor o la justicia. La nuestra se basa en el odio. En nuestro mundo no habrá otras emociones que no sean el miedo, la ira, el triunfo y la humillación. Destruiremos todo lo demás, absolutamente todo. Ya estamos arrasando los hábitos mentales que han sobrevivido desde antes de la Revolución”.

5)  La familia de Pascual Duarte, Camilo José Cela

“Fue el momento mismo en que pude clavarle la hoja en la garganta….

La sangre corría como desbocada y me golpeó la cara. Estaba caliente como un vientre y sabía lo mismo que la sangre de los corderos.

La solté y salí huyendo. Choqué con mi mujer a la salida; se le apagó el candil. Cogí el campo y corrí, sin descanso, durante horas enteras. El campo estaba fresco y una sensación como de alivio me corrió las venas.

Podía respirar…”.

6) Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes 

“No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía”.

7) El ahogado más hermoso, Gabriel García Márquez

“No tuvieron necesidad de mirarse los unos a los otros para darse cuenta de que ya no estaban completos, ni volverían a estarlo jamás. Pero también sabían que todo sería diferente desde entonces, que sus casas iban a tener las puertas más anchas, los techos más altos, los pisos más firmes, para que el recuerdo de Esteban pudiera andar por todas partes sin tropezar con los travesaños, y que nadie se atreviera a susurrar en el futuro ya murió el bobo grande, qué lástima, ya murió el tonto hermoso, porque ellos iban a pintar las fachadas de colores alegres para eternizar la memoria de Esteban, y se iban a romper el espinazo excavando manantiales en las piedras y sembrando flores en los acantilados, para que los amaneceres de los años venturos los pasajeros de los grandes barcos despertaran sofocados por un olor de jardines en altamar, y el capitán tuviera que bajar de su alcázar con su uniforme de gala, con su astrolabio, su estrella polar y su ristra de medallas de guerra, y señalando el promontorio de rosas en el horizonte del Caribe dijera en catorce idiomas: miren allá, donde el viento es ahora tan manso que se queda a dormir debajo de las camas, allá, donde el sol brilla tanto que no saben hacia dónde girar los girasoles, sí, allá, es el pueblo de Esteban”.

8) Al este del Edén, John Steinbec

“Cuando un hombre llega a las puertas de la muerte, no importa cuáles puedan haber sido sus talentos, su influencia y su genio, que si muere sin amor, su vida entera le parecerá un fracaso, y su muerte, un frío horror. Me parece que si estamos obligados a escoger entre dos líneas de pensamiento o de acción, sería bueno que pensásemos en nuestra muerte, y que, por lo tanto, nos esforzásemos en vivir de tal manera que nuestra muerte no le produjese ningún placer al mundo”.

9) The Captain is Out to Lunch and the Sailors have taken over the Ship, Charles Bukowski 

“Hay un pequeño balcón ahí fuera, la puerta está abierta y veo las luces de los coches en la Harbor Freeway, hacia el sur, nunca se detienen, ese flujo de luces, sin principio ni fin.

Toda esa gente. ¿Qué hace? ¿Qué piensa? Todos vamos a morir, todos nosotros, ¡menudo circo! Debería bastar con eso para que nos amáramos unos a otros, pero no es así. Nos aterrorizan y aplastan las trivialidades, nos devora la nada”.

10) The Captain is Out to Lunch and the Sailors have taken over the Ship, Charles Bukowski 

“No hay que lamentarse por la muerte, como no hay que lamentarse por una flor que crece. Lo terrible no es la muerte, sino las vidas que la gente vive o no vive hasta su muerte. No hacen honor a sus vidas, les mean encima. Las cagan. Estúpidos gilipollas. Se concentran demasiado en follar, ir al cine, el dinero, la familia, follar. Sus mentes están llenas de algodón. Se tragan a Dios sin pensar, se tragan la patria sin pensar. Muy pronto se olvidan de cómo pensar, dejan que otros piensen por ellos. Sus cerebros están rellenos de algodón. Son feos, hablan feo, caminan feo. Ponles la gran música de los siglos y no la oyen. La muerte de la mayoría de la gente es una farsa. No queda nada que pueda morir”.