La paradójica financiación del terrorismo
Para muchos fans de las películas y series de acción, bélicas o de política, la frase “Estados Unidos no negocia con terroristas” no les resultará novedosa. Sin embargo, esta frase ha estado recientemente en boca del público, no por un estreno taquillero, sino por la ejecución del periodista estadounidense James Foley, quien fue secuestrado en Siria en noviembre de 2012 y no pudo ser rescatado tras un fallido intento de las fuerzas armadas estadounidenses.
La política de no pagar rescates, que en el caso de Foley eran 132 millones de dólares, no solo es practicada por EEUU, sino también por Reino Unido. Tanto Londres como Washington se niegan a pagar rescates, argumentado que una política así conllevaría más secuestros y la financiación de actividades terroristas. Sin embargo, este no era un caso normal. 132 millones de dólares es una cifra del todo desorbitada, probablemente más pensada para no ser pagada y mostrarle al mundo el poder del Estado Islámico. Por lo tanto, es necesario tener en cuenta que en este caso no se demandaba la tarifa habitual. Las mismas tarifa que a día de hoy pagan muchos países europeos.
Tanto Londres como Washington se niegan a pagar rescates, argumentado que una política así conllevaría más secuestros y la financiación de actividades terroristas.
A pesar de que oficialmente numerosos Estados europeos no pagan rescates a grupos terroristas, estas políticas oficiales no siempre son verídicas. Sobre el papel, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad una resolución, propuesta por Reino Unido, para que los demás países no pagaran esta clase de extorsiones. De hecho, el propio G8 también decidió negarse a pagarlos. Sin embargo, los hechos parecen decir otra cosa.
Según investigaciones del New York Times, Europa, a excepción de Londres, ha pagado y paga rescates por sus ciudadanos a Al Qaeda, que en algunos casos han llegado a los 10 millones de dólares. De hecho, en los últimos cinco años, han sido secuestrados más de 50 ciudadanos europeos por parte de Al Qaeda y la tarifa de rescate no ha hecho más que aumentar. Estas mismas investigaciones encontraron que Al Qaeda se había ingresado la friolera de al menos 125 millones de dólares en los últimos cinco años y 66 millones sólo en el último. El problema es que si a estas cantidades le sumamos lo que habría tenido que pagar en ese mismo tiempo EEUU, la cifra asciende nada más y nada menos que a 165 millones de dólares; un dinero más que importante para financiar la yihad. No debemos olvidar, que estos datos son solo para Al Qaeda, y no con otras organizaciones terroristas que operan en cualquier rincón del planeta.

Momentos antes de la ejecución del periodista James Foley a manos del grupo terrorista Estado Islámico. | Fuente: dailymail.con.uk
Con estos números más de una persona, especialmente aquellas que caen en las redes del terrorismo, considera que es un precio elevado pero justo por salvar la vida de ciudadanos inocentes, que en muchos casos, como Foley; estaban dedicándose a informar al mundo de lo que acontece en algunas de las partes más duras del globo. En otros casos, son cooperantes de ONGs los que son atrapados por guerrillas y grupos terroristas cuando su trabajo estaba encaminado a mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos, conscientes del peligro que ello puede entrañar.
Por el otro lado, la inflexible postura de Washington y Londres – que no siempre ha demostrado ser tan inflexible en negociaciones con canjes de presos por soldados – viene defendida por una idea, para muchos etérea y poco realista, de cómo afrontar a un grupo que se dedica a sembrar el terror entre los inocentes. En ese sentido, esta etérea idea, más parecida a un código moral; toma forma cuando somos conscientes de que Al Qaeda dispone de más de 100 millones de dólares para financiar sus actividades por todo el globo, incluso en Europa o América, gracias a los mismos países que invierten millones en defensa e inteligencia para acabar con ellos. Paradójicamente, Europa, de facto financia el mismo terrorismo que vuelve contra ella y alimenta la maquinaria del terror que ha visto un lucrativo filón para continuar con sus ataques indiscriminados contra inocentes con la intención de alcanzar los más fanáticos e inhumanos ideales.
En la ejecución de James Foley había otro periodista americano junto el, Steven Sotloff. El vídeo nos muestra cómo los terroristas del Estado Islámico dejan la pelota en el tejado del presidente Obama al advertirle de que la liberación de este rehén solo depende de él. Además de Sotloff, decenas de periodistas son mantenidos como rehenes por grupos terroristas como Al Qaeda, el Estado Islámico, u otros muchos. La reciente guerra civil en Siria ha sido uno más de los eventos en los cuales los occidentales son capturados para ser vendidos o ejecutados. Todos estos grupos dejan la responsabilidad en manos de los distintos gobiernos para que paguen o sean culpables de las muertes de sus ciudadanos.
Paradójicamente, Europa, de facto financia el mismo terrorismo que vuelve contra ella y alimenta la maquinaria del terror.
Si la situación sigue como hasta ahora, Obama mantendrá la misma política que se ha hecho famosa y conocedora por todos en la televisión y en estas dolorosas situaciones, que EEUU no paga rescates. Por el contrario, al mismo tiempo, Alemania y Francia seguirán sin dar la cara y oficialmente tampoco pagarán rescates, se limitarán a desviar fondos extraoficiales como ayuda humanitaria. Al final, la premisa de la que parte tanto el ejecutivo americano como el británico es la de no echar más leña al fuego, al contrario que sus homólogos europeos. Sin embargo, lo que queda claro es que en ocasiones un grupo de fanáticos armados puede poner de rodillas a un gobierno democrático e instaurar el miedo entre su población, llevándoles a financiar auténticas atrocidades. Mientras unos ataquen a Londres y Washington por no proteger a sus ciudadanos, y afirmar que EEUU mató a James Foley, otros continuarán con la firme convicción de que el terror puede llegar a cualquier parte y que para vencerlo hay que afrontar duras pérdidas humanas. Porque al final, ni el mundo es justo, ni ninguna guerra termina sin bajas inocentes.
Foto de portada: Milicianos del grupo terrorista Al Shabaab. | Fuente: businessinsider.com