Diez fragmentos que cambiarán tu filosofía de vida
“Algunos libros son probados, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos”.
Francis Bacon
Hay un elemento indispensable para quedar bien a la hora de contestar a la potencial encuesta de “¿qué llevarías a una isla desierta?”. Unos incluyen navajas, hachas, cuerdas y todo tipo de herramientas que pocos han sostenido previamente en la vida real. Sin embargo, lo que siempre está presente es un buen libro. Y aunque nuestras entrañas deseen pedir un teléfono móvil, ésta es seguramente la respuesta más válida de todas. Puede que estar atrapado en unos pocos metros cuadrados durante un tiempo indefinido sea más difícil de soportar al releer siempre la misma historia. De todos modos, existen fragmentos de estos textos que nunca nos cansaríamos de analizar, que marcan nuestras vidas y que incluso varían de significado con cada lectura. Siguiendo la lección de Francis Bacon os proponemos hacer la digestión de estos diez fragmentos.

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1) El extranjero, Albert Camus
“Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, no me queda más que desear en el día de mi ejecución la presencia de muchos espectadores que me acojan con gritos de odio”.
2) Todo é Silencio, Manuel Rivas
“A boca non é para falar. É para calar.
Era un dito de Mariscal que seu pai repetía como unha ladaíña e que Víctor Rumbo, Brinco, lembrou cando o outro mozo, abraiado, viu o que había no raro envoltorio que sacara do cesto e preguntou o que non tiña que preguntar.
-E iso que é? Que vas facer?
-Teñen boca e non falan – respondeu lacónico”.
3) On the Road, Jack Kerouac
“La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un ¡¡¡Ahh!!!”.
4) Doctor Zhivago, Boris Pasternak
“Creo que no te querría tanto, si no tuvieras algo que te hiciese sufrir, algo que lamentar. No suelo querer a los que siempre han tenido razón, que no han caído jamás, que nunca se torcieron. La suya es una virtud apagada, de poco valor. A ellos no se les revela la belleza de la vida”.
5) Doctor Zhivago, Boris Pasternak
“¡Rehacer la vida! Así sólo puede pensar la gente que acaso lo haya pasado muy mal, que jamás conoció la vida, ni sintió su espíritu y su alma. Para ésos la vida es un puñado de materia en bruto a la que no ha ennoblecido con su contacto y que por eso necesita una nueva elaboración. Pero la vida no es una materia, una sustancia. Le diré para que lo sepa que es un elemento que continuamente se renueva y reelabora. Externamente se rehace y recrea, y está muy por encima de todas nuestras obtusas teorías”.
6) Las uvas de la ira, John Steinbeck
“(…)Voy a trabajar en los campos, en los campos verdes, y a estar cerca de la gente. No intentaré enseñarles nada. Voy a tratar de aprender, voy a aprender por qué la gente camina sobre la hierba, voy a oírles hablar y cantar. Voy a oír a los niños comiendo gachas, al marido y a la mujer haciendo el amor en un colchón por la noche. Voy a comer con ellos y a aprender. Voy a hacer el amor sobre la hierba con quien quiera tenerme, abierta y honradamente(…). Voy a jurar y a soltar juramentos, a oír la poesía del habla de la gente. Antes no entendía que todo eso es sagrado, que son las cosas buenas”.
7) La peste, Albert Camus
“Estoy harto de la gente que muere por una idea. Yo no creo en el heroísmo, sé que eso es fácil, y he llegado a convencerme de que en el fondo es criminal. Lo que me interesa es que uno viva y muera por lo que ama (…). El hombre no es una idea”.
8) Al este del Edén, John Steinbeck
“Pero yo creo que la mente libre e investigadora del individuo es la cosa más valiosa del mundo. Y por eso lucharé a favor de la libertad de pensamiento, para que pueda seguir la dirección que desee, sin imposiciones ni ataduras. Y lucharé contra cualquier idea, religión o gobierno que limite o destruya al individuo. Así soy y así seré. Comprendo que un sistema construido sobre un molde determinado trate de destruir el espíritu libre, porque éste representa una amenaza para su supervivencia. Por supuesto que lo comprendo, pero lo detesto, y lucharé contra ello para preservar lo único que nos diferencia de las bestias incapaces de crear. Si la gloria puede ser aniquilada, estamos perdidos”.
9) Al este del Edén, John Steinbeck
“Creo que hay una sola historia en el mundo que ha conseguido espantarnos e inspirarnos de tal modo, que vivimos en una película de episodios a lo Pearl White, en la que se suceden alternativamente la reflexión y el asombro. Los humanos están atrapados –en sus vidas, en sus pensamientos, en sus anhelos y ambiciones, en su avaricia y crueldad, y también en su bondad y generosidad– en una red entretejida de bien y de mal. Yo creo que ésta es nuestra única historia y que tiene lugar en todos los niveles del sentimiento y de la inteligencia. La virtud y el vicio forman la urdimbre y la trama de nuestra primera codicia, y serán también la factoría de la última, y ello a pesar de los cambios que podamos imponer en las tierras, ríos y montañas, en la economía y en las costumbres. No hay otra historia. Un hombre, después de barrer el polvo y las astillas de su vida, tiene que enfrentarse tan sólo con estas duras y escuetas preguntas: ¿Fue mi vida mala o buena? ¿He hecho bien o mal? “
10) Al este del Edén, John Steinbeck
“Se puede haber vivido durante toda la vida de una manera gris, contemplando la tierra y los árboles oscuros y sombríos. Los acontecimientos, incluso los más importantes, se han deslizado inexpresivos y pálidos. Y de repente, surge la gloria; y entonces se encuentra dulce el canto de los grillos, y el perfume de la tierra se alza como una canción hasta el olfato, y la luz que forma motas bajo un árbol es una bendición para los ojos. Entonces, el hombre abre su corazón, pero no por ello se siente inferior. Y me atrevería a afirmar que la importancia de un hombre en el mundo puede medirse por la calidad y el número de sus momentos de gloria. Es un hecho aislado, pero que nos une al mundo. Es la fuente de toda creación, y lo que nos diferencia de los demás”.