Silencio, grabando algo imaginario
Si la máquina del tiempo funcionara correctamente, Rubén Darío, Federico García Lorca y Alejandra Pizarnik estarían preparando un cortometraje con el que competir amistosamente en el próximo Festival de Cine de Sundance. ¿Quién ganaría el Premio del Jurado? ¿y el Premio del Público? Solo Steve Jobs lo sabe. Ese año, hipotético, los poetas podrían alistar a un diseñador para que se encargase del vestuario de su corto y así dar más presencia a su obra. Así que, de darse esta serie de circunstancias poco probables, pero tampoco completamente imposibles, los argumentos de sus obras, desde luego, no serían algo así:
Ese año, hipotético, los poetas podrían alistar a un diseñador para que se encargase del vestuario de su corto y así dar más presencia a su obra
Elie Saab-Rubén Darío: “La princesa está triste”

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En la más alta torre del Upper West Side, apoyada levemente sobre el alféizar de la ventana, suspira una boca de fresa. Descalza, delgada, angustiada, baja al asfalto desnudo. Un dolor agudo en el corazón le oprime al respirar. Desalentada, busca cobijo en una ciudad sin nombre, un nombre en esa ciudad. En su ipod suena la canción más triste de Leonard Cohen. Pero de pronto ¿qué ven sus agitados ojos? ¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! ¡Una tienda de Elie Saab! Allí la princesa encuentra lo que buscaba, un vestido vaporoso, de cuento de hadas; ahora ya puede ser golondrina, ya puede ser mariposa y con sus alas ligeras sobre Manhattan volar.
“[…] La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor[…].”
Alexander McQueen-Alejandra Pizarnik: “La psico-estilista”

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Josefina Birretes regenta la más prestigiosa consulta de la República de Puerto Anclado, así lo confirma un reciente estudio de la Universidad de Massachusetts. Acompañada por su mano derecha, el diseñador Alexander McQueen, es desde hace 25 años la psico-estilista más visitada del territorio. Su método revolucionario abarca el segmento de los juegos de mesa: de 1 a 99 años.
Para los más despistados, estamos hablando del alma mater de la psico-estilogía, una rama de la psicología que se basa en un procedimiento lógico-inductivo de hipnosis recurrente; que consigue atrapar tu yo interno, desperezarlo, sacarlo a la luz, y convertirlo en tu yo externo. “Este proceso suele durar entre 3 o 4 semanas, dependiendo de la disposición que tenga el paciente” comenta la profesional. Una vez acabada la primera parte del proceso, de la mano de Josefina, Alexander coge como referencia los datos obtenidos en las sesiones y exprime una naranja, “ritual sagrado” según las palabras del artista. Así crea el atuendo que refleja tu esencia y tu motivación más reprimida. Los clientes satisfechos pueden salir a la calle seguros, sabiendo que sí, efectivamente, existen.
“[…] Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados, este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
“¿es que yo soy? ¿verdad que sí ?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia? […]”.
Dolce and Gabbana-Lorca: “Soledad Montoya”

thestylewatcher.wordpress.com
Había una vez, en un pequeñito pueblo en la cima de una montaña del sur de Italia, una mujer nonagenaria que conocía la receta más importante del mundo. ¿La de la Coca-Cola? Claro que no, ¡la de la pasta! Y cuenta la leyenda que esta receta se transmitía de generación en generación, con mimo y cariño, al oído de la siguiente mujer que cumpliese los cuarenta años. Albertina, la nonagenaria, esperaba con ansias que su sobrina Soledad, de treinta y nueve años, cumpliese pronto los cuarenta; para poder descansar de la dura tarea de preservar tan rica receta en su mente agotada.
Cuenta la leyenda, que Albertina murió sin poder transmitir la receta. El pueblo enloqueció de tal manera, por la falta de este carbohidrato, que ni los vestidos que mandaban semanalmente Domenico Dolce y Stefano Gabbana, para consolar a sus ciudadanos, lograban calmar esas almas desnutridas. Finalmente, el Comicio por Curias dictaminó la deportación de Soledad por no haber cumplido con más rapidez los cuarenta. Aquella pequeña comunidad se sumió en el caos, niños llorando, mujeres cantando opera desoladas… Aún a día de hoy, a la hora de la comida, las madres asustan a su prole nombrando a la pobre Soledad, como argumento para que finalicen su plato de spaghetti al frutti di mare.
“ […] Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca,
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.
No me recuerdes el mar,
que la pena negra, brota
en las tierras de aceituna
bajo el rumor de las hojas.
¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca […]”.
Foto de portada: fadwebsite.com