MITO-SLAV
Apunta el libro de estilo de Compostimes en sus primeras líneas que NUNCA y BAJO NINGÚN CONCEPTO deben ir los títulos de los artículos en mayúscula, sin embargo, siento contradecirlo, ya que hay momentos y hombres con los que las normas no casan, y éste es sin duda, el caso del delantero que ocupa este artículo. Un mito del fútbol mayor a Compostimes y posiblemente superior a toda la humanidad junta. Un héroe del oportunismo llamado Miroslav Josef Klose (Opole, Polonia, 9 de junio de 1978), que como un asesino silencioso ha ido apareciendo cada cuatro años en diferentes partes del planeta hasta conseguir escribir su nombre en la historia del fútbol. Y por si fuera poco, por partida doble: ganando la Copa del Mundo y convirtiéndose en el máximo goleador del conjunto de Mundiales disputados hasta la fecha.
Nada más que 16 dianas, una más que el brasileño (y verdadero) Ronaldo engloban su palmarés mundialista desde que inaugurara su casillero en el debut alemán contra Arabia Saudí en 2002. Doce años en los que Klose ha sufrido lesiones y altibajos, pero en los que siempre ha llegado en forma a la Copa del Mundo.
Quince de los dieciséis goles de Klose han sido al primer toque, bien con la pierna, el muslo o la testa. ¿Para que perder el tiempo parando el balón pudiendo empujarlo?
Quizás esto no sonase raro si hablásemos de una estrella mundial en su equipo, pero para nada Klose ha refrendado esto en los clubes donde ha jugado. Tan solo cuatro años en un equipo de primer nivel (Bayern Munich, 2007-11) y únicamente una temporada liguera en su carrera con más de 16 goles (Werder Bremen 2005-06, 25 goles) hablan de un delantero irregular, si bien con Alemania ha sido todo lo contrario.

Klose celebra su primer gol en el Mundial 2002 | Fuente: depor.pe
Esto engrandece si cabe más la figura de un delantero venido de los años 80, buen cabeceador, rematador a un toque y para nada virtuoso con la pelota. Un punta que a los 21 años aún jugaba en las ligas regionales alemanas, y al que debió ser Otto Rehhagel (héroe griego en el 2004) quien lo rescatase para el filial del Kaiserslautern en 1999. A esa edad, donde ya muchos jugadores triunfan y han disputado ya un mundial, Klose debutaba en la Bundesliga. Pronto se hizo con un puesto en el conjunto alemán, y con la retirada de Klinsmann, el bajón de Kirsten, Bierhoff, Jancker o Zickler, Klose quedó posicionado como el delantero titular en el Mundial de Corea y Japón 2002. Un gran Mundial en una selección rocosa comandada por Oliver Kahn y Michael Ballack permitió a Klose marchar con 5 goles (segundo tras Ronaldo) y una plata mundialista. Había cumplido el expediente.
Junto a Klasnic, Klose popularizó una de las delanteras de moda en Europa en 2005 y 2006. Estos fueron sus mejores años a nivel individual, ya que en el Bayern su nivel bajó mucho
Sin embargo, con el Kaisersalutern Klose no explotó como un tremendo goleador y esto frenó su traspaso a un grande. Se quedó en la decena de goles dos temporadas y fue el Werder Bremen quien se fijó en él. Allí, junto a Klasnic, formó durante tres temporadas una de esas delanteras que quedan en la mente de los espectadores y vivió sus mejores años como killer. Con Borowski, Frings y, sobre todo, Micoud, generando juego, Klose podía rematar a gol. Sin controles ni pérdidas de tiempo. Solamente golpear. Lo mismo que hacía con la selección, vaya. 25 goles en la temporada 2005/06 marcaron su mejor temporada. Esto se refrendó, sin ningún tipo de dudas, en el Mundial. SU MUNDIAL. Bota de oro en su casa, sin embargo, Grosso evitó en semifinales que el premio fuera mayor.
Tras el Mundial, Klose fichó por el Bayern. Allí compitió, primero con Luca Toni y después con Mario Gomez, por un puesto en el once. Venció al primero, pero la frescura del segundo pudo con él. Logró al fin algún título serio (dos Bundesligas) pero su suplencia hizo que llegase al Mundial del 2010 tras anotar solo 3 goles en la temporada.Nadie apostaba por su titularidad en los días previos, pero Löw sí apostó por Klose. Cuatro nuevos goles mostraban al mundo el verdadero enigma del delantero germano-polaco con la selección, sin embargo, un tanto de Puyol llevaba otra ocasión más a Alemania al bronce.

Una de las delanteras de moda en la década pasada: Klose-Klasnic | Fuente: bundesliga.de
Una última temporada en el Bayern con tan solo un gol llevaba a Klose a dar un nuevo giro a su carrera. Su nueva parada, la Lazio. Un estilo más lento y adaptado a su juego le permitió enganchar dos buenas temporadas ya bien entrado en la treintena, sin embargo, una grave lesión a mediados de esta temporada pasada hizo a sus seguidores muy pesimistas con su llegada al Mundial que acaba de terminar. Pero el mito continuó, y aunque Klose distase un poco de su mejor versión, poco importa, pues Alemania venció y Klose logró su tan ansiado récord personal.
Un campeonato mundial, un subcampeonato y dos terceros puestos hacen de Klose el único jugador con cuatro mundiales disputados que haya terminado todos ellos en el podio
Posiblemente Miroslav no llegue al Mundial de Rusia 2018 (tendría 40 años, edad prácticamente imposible de alcanzar para un delantero), pero su nombre ya está elevado a los altares del deporte. Cuatro medallas mundialistas y un total de 16 goles llevan su marca. Una marca basada en lo breve, conciso y silencioso. Porque si no lo sabían, 15 de estos 16 tantos han sido al primer toque. Apareciendo simplemente lo mínimo necesario.

El mito | Fuente: goal.com
Quizás la velocidad, el regate y la potencia sea lo que más se ve a simple vista. La preparación cuidada, el saber colocarse y la adaptación a cualquier esquema son cosas que pasan más desapercibidas. Pues esas, y una pillería innata, han sido el sello de Klose. El último superviviente de la robusta Alemania de Kahn, Frings y Ballack y el primer comandante de la veloz Alemania de Löw, Neuer y Müller.
Un delantero inteligente, inusual y perspicaz que siempre durante su carrera ha convivido con 100 jugadores mejores que él, pero que ha aprovechado sus virtudes para marchar con un trocito de historia, y lo que es más importante, un trocito del recuerdo eterno de los aficionados, que si bien nunca hablarán de él como el mejor, siempre lo tratarán como un grande.