Cara a cara: ¿Es el fútbol el único deporte capaz de llegar a las masas?

A favor: Andrea Oca

Aficionados con lágrimas en los ojos observando cómo su equipo desciende de categoría. Decepción tras perder una final. Incredulidad ante ese penalti que no entra. Millones de personas siguiendo el Mundial de Brasil. Esto es provocado por un fenómeno de masas, un deporte que llega a todos los rincones y que es capaz de dejar helada a toda una población: el fútbol. Es el rey y nadie como él puede suscitar las más extremas emociones. ¿Por qué?

En un gran número de países del mundo los niños juegan al fútbol y existen jugadores profesionales de diversos lugares. El fútbol llega a todos los sitios gracias a su facilidad, no cuesta entender las normas de juego ni lo que ocurre en el campo. Lejos de la complejidad de deportes estupendos como la gimnasia o el patinaje, el fútbol ofrece en su forma de jugar una oportunidad para todos. Lo que también distingue al fútbol de otros como el baloncesto, el tenis o los antes mencionados es su duración. Los noventa minutos de juego, si no hay prolongaciones, son perfectamente adaptables al marco televisivo y radiofónico. 

Es el rey y nadie como él puede suscitar las más extremas emociones

Además, su carácter colectivo trae consigo que cada club tenga una historia detrás a la que sus seguidores se aferran: uno es de un equipo pase lo que pase. Los deportes individuales nunca serán capaces de enganchar de la misma forma. Lo vemos perfectamente con el caso de la Fórmula 1: ¿cuántos aficionados se han bajado del carro ahora que Fernando Alonso ya no está al mismo nivel? Toda esa pasión por los colores de una camiseta llega a su culmen en ese gran protagonista del fútbol que es el gol. Cuando se trata este tema, la mayor parte de los opinadores señalan el carácter único del gol como garantía fundamental de éxito para este deporte. Los goles son tesoros, cosa de la que carecen las anotaciones en baloncesto o en rugby, entre otros.

Por todo esto y por otras razones, el fútbol es el único capaz de hacer que todos los continentes estén pendientes de un acontecimiento. Con el fútbol se forjan lazos de unión, se crean fuertes rivalidades e, incluso, con el fútbol se hace política.

En contra: Carlos Rey

Leo las emociones que describes y no puedo evitar pensar que eso mismo es lo que viven tanto los aficionados al fútbol como los de otros muchos deportes. ¿Que el fútbol es el que arrastra una mayor cantidad de aficionados? Desde luego, pero no es ni de lejos el único. Detrás de estas palabras está, indudablemente, el hecho de que vivimos en un país en el que el fútbol es religión única. No hay que alejarse mucho de nuestras fronteras para encontrar lugares en los que los demás deportes no sólo existen cuando llega la victoria.

El fútbol parte de premisas muy claras: es un deporte simple, aunque también esconde complejidad. La mayor parte de los deportes colectivos también son fáciles de entender desde un primer momento. El problema de otros es que necesitan un material específico, más allá del balón que protagoniza el fútbol. Los tiempos del deporte son una cuestión cultural, basta con cruzar el charco para comprobar que los noventa minutos no funcionan tan bien. En Estados Unidos, los deportes con más interrupciones y pausas publicitarias se adaptan perfectamente a los formatos televisivos y radiofónicos. El problema es que en España cuesta imaginarse una retransmisión o narración de cualquier deporte que no sea fútbol que sepa mantener el ritmo y el interés del consumidor, mientras que en otros lugares pasa justo lo contrario.

Que el balón entre en la portería es la línea roja entre el elogio desmesurado y la crítica más descarnada

La supremacía del deporte colectivo sobre el individual es innegable. Las historias personales, por emocionantes que puedan ser, pasan a un segundo plano cuando se enfrentan a décadas de tradición que muchos equipos (no sólo de fútbol) tienen a sus espaldas. En lo que es imposible no discrepar es en la importancia del gol sobre cualquier otra forma de anotación. A pesar de ser un deporte colectivo, el gol consigue destrozar por completo el espíritu de grupo, situando una acción concreta, un instante, por encima del esfuerzo de todo un equipo.

Además, el fútbol lleva consigo una emoción nada positiva que en otros deportes aparece con menos frecuencia: la frustración. El propio carácter único del gol acaba dando lugar a injusticias, ya que no siempre se reconoce el buen hacer y la dedicación. De hecho, las incongruencias que provoca el gol no se viven en ningún otro deporte: que el balón entre en la portería es la línea roja entre el elogio desmesurado y la crítica más descarnada, cuando la verdad probablemente sea más gris. Las rivalidades, los lazos de unión y los eventuales usos políticos no son patrimonio exclusivo del fútbol: lo son del deporte, capaz de lo mejor y lo peor.

Foto de portada: ©Christopher Lee / Getty Images South America