Nicanora: “Partimos de la idea de recordar un día especial por el vestido que llevabas puesto”

Una del mediodía, Praza do Toural. La escalera nos conduce hasta el segundo nivel de un edificio restaurado que conoció tiempos mejores. En el interior, modernos y modernas, amantes de la moda, coolturetas, indies, nerds, compradores estándar, cazadores de chollos, coolhunters, curiosos infiltrados y demás familia recorren las diferentes habitaciones del piso, en el que encontramos desde viejas máquinas de coser hasta una mesa de billar. Cómic, música, pinchos. Como eje central, las diferentes marcas y tiendas que hoy traen sus últimos diseños, lo mejor de su vintage o sus accesorios más freaks. Estamos en la segunda edición del BBB Fest, showroom organizado por Nicanora Confecciones en su estudio del centro compostelano. Nos reunimos aquí con Lúa y Zeltia Mosquera, hermanas gemelas, responsables de todo este enredo y creadoras del universo Nicanora para hablar de iniciativas, de tradición, de cooperación, arte y cultura… En definitiva, de moda.

original

Luá y Zeltia Mosquera a.k.a. Nicanora| © Aida González

¿Cómo nace la idea de organizar este evento?

Lúa: A partir de cuando cogimos el estudio. Ahora ya lo tenemos todo más montado pero al principio dijimos “Cuánto espacio y qué bien situado, ¿cómo podemos aprovecharlo?”. Además de que apoyamos totalmente al comercio local de Santiago. Si necesitamos cien cremalleras, las cien las compramos en mercería local; o cincuenta telas. Estamos muy a favor de este tipo de comercio. No somos nada de comprar al por mayor ni comprar fuera ni muchísimo menos. Y después, que cuando estás dentro de este mundo, conoces a muchos como tú que están empezando, que no tienen un sitio físico; y nos pareció muy buena idea. Antes de tener el local participamos en muchos showrooms y por eso quisimos hacerlo aquí. El primero fue un éxito y pronto llegaron los siguientes.

¿Estáis satisfechas con la respuesta?

Zeltia: El primero fue increíble. Pasaron por aquí más de 500 personas.

L: Aparte nos dio muchísima promoción. Nos sentimos muy satisfechas porque el resto de firmas estaban contentísimas. Vendieron un montón y se dieron a conocer. Para nosotras fue perfecto.

IMG-20140615-WA0014

Andhrea & The Black Cats amenizando la velada a ritmo de blues | © Aida González

Es casi lo mismo que te puede costar en Zara pero, en cambio, es un vestido que no va a tener nadie más

En la línea de que cada vez más gente se anima a probar pequeños proyectos en el mundo de la moda, a escala local o incluso a nivel gallego, ¿cuál es el secreto para no ser uno más?

Z: Encontrar lo que te diferencia: qué es lo que puedes ofrecer tú que no ofrece nadie más.

L: Es buscar una necesidad y ahora todavía más. Todo inventado como quien dice, sobre todo en el mundo de la moda.

Z: Lo que ofrecemos con Nicanora, aparte del vintage, es la ropa a medida. Es una cosa que en realidad te puedes hacer en cualquier sitio, pero lo que vendemos es ese nuevo concepto de modista que a la vez te hace de estilista, y que además tiene un precio que está al alcance de todos. Normalmente no es así. Con una modista a lo mejor te gastas 200 euros en un vestido, y aquí un vestido te sale siempre con una base de 50 euros. Y es casi lo mismo que te puede costar en Zara pero, en cambio, es un vestido que no va a tener nadie más. Nos pides un vestido y, aunque alguien dentro de dos meses nos pida un vestido parecido, nosotras no lo hacemos porque ya te lo hicimos a ti.

L: Mucha gente nos define como retro porque nos inspiramos mucho en épocas pasadas, pero en realidad la esencia de Nicanora es la exclusividad. Nos ceñimos mucho a prendas únicas, ediciones muy limitadas.

¿Hay vida para las pequeñas marcas más allá de Vogue y de las grandes pasarelas?

Z: Yo creo que sí. Sobre todo últimamente. Se está estilando mucho más esto que las grandes firmas.

L: Y depende de los precios, pero la gente valora el venir aquí. No es sólo la prenda lo que gusta, le dan valor al proceso de la elaboración. Venir aquí, probárselo, hablar contigo, “quiero esto, quiero esta otra cosa”. La gente valora cada vez más el pequeño comercio, las pequeñas firmas.

Z: Lo exclusivo.

L: Y el cariño que le pone cada una. No es lo mismo.

Z: De hecho ves gente que quiere un vestido para una ocasión especial y les dices “Te lo puedo hacer con esta tela y te sale por veinte euros menos que si lo hacemos con esta” y ella “Me da igual lo que tenga que pagar con tal de que quede bien y no lo lleve nadie más”.

Lo que hacen Zara o Asos es dictar órdenes

En plena época de Zara y Asos, ¿pensáis que debería volver la modista de antaño?

L: Es lo que intentamos.

Z: A veces vienen chicas con sus madres y estás entallando a la chica con alfileres o se lo está probando y te preguntan “Cómo me saco esto”, y la madre “Cómo se nota que nunca te hiciste ropa”. Y realmente es lo que queremos, que se vuelva a tratar como antes. No hace tanto todo el mundo iba a la modista a hacerse la ropa, y ahora es extrañísimo decir que te vas a hacer un vestido a medida. Al tener el mismo precio casi que Zara, porque entre que Zara sube y nosotras somos muy bajas, existe esa opción de me lo compro o que me lo hagan. Te lo planteas como una opción al menos.

L: Ahora la gente tiene ese sentido de diferencialismo. Nosotras trabajamos mucho con el cliente, diseñamos entre las dos y con él, entonces, cuando te haces una prenda a medida, estás mostrando una parte de tu personalidad, una parte de tu esencia. Eso es muy importante ahora mismo. Lo que hacen Zara o Asos es dictar órdenes al final.

La moda, ¿arte o industria?

L: Arte, sin duda. Pero no un arte conceptual, tipo pasarela. Admiramos muchísimo esos diseños pomposos desde la perspectiva estética… Pero al final se trata de un proceso artesano, de elaborar cada prenda con mimo… Partimos de la idea de recordar “aquel día” por el vestido que llevabas puesto. Y al final la cumplimos, porque la gente que viene a hacerse un vestido lo hace pensando en un día especial.

Z: ¡Claro! Por ejemplo, recordamos “el vestido del premio de Madrid”, el vestido que te pongas esa vez y algún día puedas decir “Este es el vestido que llevaba puesto el día que conocí a mi marido.” Y no es de Zara. Aunque haya que hacerlo y deshacerlo una y otra vez, aunque haya que darle mil vueltas, que el vestido que te lleves a casa sea tu vestido.

Aunque haya que hacerlo y deshacerlo una y otra vez, aunque haya que darle mil vueltas, que el vestido que te lleves a casa sea tu vestido

Lo que comentáis resume un poco lo relacionado con vuestro mensaje como marca… ¿Qué más destacaríais?

L: La exclusividad, el proceso artesanal…

Z: Si no pudiésemos hacer lo que hacemos, nos gustaría poder comprarlo, en el sentido de que los precios nunca sean demasiado altos. Un vestido de 200 euros al mes no te lo vas a comprar, pero al final, de los de cincuenta siempre acabas comprándote uno o dos.

Retales y recuerdos | © Aida González

Retales y recuerdos | © Aida González

¿Qué proyectos tenéis ahora mismo a corto plazo?

L: ¡Morirnos!

Z: Ahora mismo, la carga de trabajo es enorme. Nos sorprendió mucho, porque nosotras empezamos como pequeña empresa, pero desde que abrimos el estudio en diciembre estamos cargadas de trabajo. De hecho, no cogeremos ningún pedido nuevo hasta octubre, que nos hace muchísima ilusión, pero claro…

L: Acabar los encargos que tenemos, que son muchísimos… y luego, sacar nuevas colecciones, ampliarlas a tiendas… Y salir un poco del pueblo. Hasta ahora estamos en Santiago, Cambados, Coruña, Palma de Mallorca… Pero nos gustaría llegar a más sitios.

¿Veremos algún día una red de tiendas o estudios Nicanora por toda Galicia?

L: ¡Ojalá!

Z: Ese sería nuestro sueño.

L: Sería genial tener un estudio Nicanora en cada ciudad… Diseños personalizados, ediciones limitadas, diseños a medida…

Nicanora es su ropa, sus vídeos, su comunidad, sus eventos… pero en el fondo, Nicanora sois vosotras. ¿Os veis hoy en día haciendo otra cosa?

L: Hombre, pues somos camareras desde hace varios años, pero eso es un trabajo. Esto es una pasión. Por ejemplo, yo estudié Filología Gallega y mi sueño es ser profesora de instituto.

Z: Nicanora ya se sale de la marca, alcanza toda una filosofía. Hoy aquí veis un showroom con artistas gráficos, hay música, ropa… Todo se aúna. Incluso se han venido los amigos de La Flor, que son muy Nicanora. Al final acabas creando una comunidad de gente que se vuelca muchísimo en tu proyecto.

L: Incluso gente a la que sólo conoces de haberles hecho un vestido, luego les ves y son tus amigos. Ves un showroom como este y ves unas doce firmas de ropa, pero cada una de ellas se ha volcado muchísimo en el proyecto, porque nosotras sólo ponemos el espacio.

La gente iba a nuestra casa y se probaba la ropa en el baño y, en realidad, esto fue el año pasado

Después de toda la ilusión, de todo el riesgo y el esfuerzo… ¿Ha merecido la pena?

Z: A día de hoy sigue habiendo riesgo y esfuerzo.

L: Claro, pero ahora encuentras gente que viene y te dice que se acuerda de que le hiciste un vestido. La gente iba a nuestra casa y se probaba la ropa en el baño y, en realidad, esto fue el año pasado. Pero notas muchísimo el avance. En los últimos años, cada mes ha sido un paso de gigante.

Z: El esfuerzo sigue siendo mucho, y más con esta carga de trabajo, pero toda recompensa, por pequeña que sea, vale muchísimo.

L: Pasas aquí dieciocho horas al día y, de repente, te llega una foto de una chica con un vestido y dices: ya mereció la pena. Porque ver a una chica con un vestido tuyo puesto es… es la bomba.

Entrevista realizada por Aida González y Natalia Saavedra.