Semana loca en Los Ángeles

La calma parecía haber llegado al fin al eterno hermano pobre. Los Ángeles Clippers, la franquicia maldita de la NBA había logrado escapar a su eterno destino de fatalidad. Las lesiones, la mala suerte o el sambenito de ser el pez pequeño a la sombra de los Lakers, parecían por fin olvidados. Los Clippers, tras años de penurias y decepciones lograban llegar por fin a los play-offs como auténticos contenders. Desde el banquillo, con Doc Rivers a los mandos, hasta el roster formado por jugadores como Chris Paul o Blake Griffin, todo parecía estar a punto para competir por el anillo. Todo parecía perfecto hasta que falló el eslabón de la cadena más inesperado, si es que puede considerarse algo poco previsible que Donald Sterling meta la pata. Lo que si sorprende es que sea el propietario de una franquicia el que eche por tierra un año de trabajo bien hecho. Hasta llegar al punto de que una conversación que nada tienen que ver con el baloncesto pueda acabar con el mejor proyecto deportivo que ha tenido entre sus manos en más de treinta años.

Y es que el dueño de la franquicia californiana ha logrado lo que parecía imposible, hacer zozobrar una nave sin fisuras en la que todos sus componentes remaban al fin en una misma dirección. Una plantilla y un equipo técnico perfectamente acoplados que parecía tener todo bajo control, y un objetivo claro, pelear por el anillo. Hasta que la bomba calló justo en medio de sus narices.

El escándalo no tardó en aparecer cuando la prensa filtró una conversación del propietario del equipo californiano con su exnovia, En ella, Sterling pretendía humillar a su expareja diciendo textualmente y entre otras lindezas “Puedes acostarte con negritos, pero no me los traigas a casa”, esto último referido al Stapples Center. Unas declaraciones, mezcla de racismo y chulería, impropias de una sociedad avanza e inaceptables en una personalidad del deporte y las distintas cabeceras no tardaron en hacerse eco de semejante despropósito.

“Lo que de veras me irrita no es el racismo de Sterling. Sino ver que todos actúan ahora como si eso fuera una sorpresa”

Hasta cierto punto resulta sorprendente el revuelo creado por las declaraciones racistas de Sterling. No por su contenido, impropio e injustificable en la mentalidad  del siglo XXI, sino porque no debería suponer ninguna novedad para cualquiera que conozca un poco la vida del propietario de los Clippers.  Incluso el exjugador Elgin Baylor llegó a denunciarle por racismo. Hasta una leyenda de la NBA como Kareem Abdul-Jabbar dejaba claro que para él esto no era inesperado “Lo que de veras me irrita no es el racismo de Sterling. Sino ver que todos actúan ahora como si eso fuera una sorpresa”.

Con el escándalo en plena ebullición las reacciones no se hicieron esperar. Los propietarios de las demás franquicias y la propia NBA mostraron desde el principio su total desaprobación a semejante discurso. El entrenador Doc Rivers dejó claro que no seguiría como Head Coach si Sterling no dejaba el club, DeAndre Jordan y Chris Paul mostraron su total rechazo a la actitud de su jefe en las redes social. Hasta LeBron James y Michael Jordan saltaron a la palestra para cantarle las cuarenta a Dolan.

Por el camino quedaron importantes patrocinadores como State Far, Carmax, Red Bull y Virgin America. La oposición a Sterling se iba incrementando poco a poco y la situación se aproximaba cada vez más a un punto de no retorno. La plantilla al completo de los Clippers valoró la posibilidad de no disputar el quinto partido de su serie de Play Offs contra Golden State, al que finalmente si acudieron, y como acto de protesta saltaron a la cancha con sus camisetas de entrenamiento al revés, para no mostrar el logo de la franquicia, y dejar claro su descontento. La posterior derrota por un claro marcador de 118-97 ante la franquicia de la bahía de Oakland encendía las alarmas. Todo el trabajo parecía irse por la borda.

sbnation

Sterling, o como calladito se está más guapo.
Sacada de sbnation.com

Mientras tanto se esperaba la resolución de otros frentes abiertos. La propia liga calculaba de forma metódica su próximo movimiento. El nuevo comisionado, Adam Silver, el heredero de Stern, ya no tendría como primer gran asunto a tratar el sistema de conferencias o la edad mínima exigida para entrar en la liga como posibles debuts en asuntos espinosos. Su primera patata caliente como comisionado se transformó de repente en tratar un tema que comprometía, y de forma seria, la reputación de la NBA. Y lo cierto es que su respuesta terminó siendo relativamente rápida y sobretodo, muy contundente.

La reacción de la liga ante Sterling fue realmente demoledora. Una multa de 2,5 millones de dólares, lo máximo permitido por el reglamente de la organización y la prohibición de por vida para acceder a cualquier otra franquicia. Además de dejarle claro que le quería fuera y que harán todo lo posible para que su estancia en la franquicia angelina sea lo más corta posible. Queda claro que Stern dejó una lección muy bien aprendida a su heredero, la imagen de la liga es siempre lo más importante, sea cual sea la situación, el objetivo es mantener su prestigio por encima de todo.

A parir de ahí las aguas comenzaron a volver a su cauce. Las gradas del Stapples Center entendieron que su equipo merecía más que nunca el apoyo de su público. Con el eslogan “One Team” como símbolo de la comunión entre seguidores y jugadores, con las gradas llenas para el sexto partido, el conjunto angelino logró la victoria, pero sobretodo recuperó sensaciones tras su mala actuación en el partido anterior. Su buen rendimiento en la pista dejó claro que no tirarán la temporada por la ventana por las desafortunadas palabras del propietario de la franquicia. Una victoria fundamental para una plantilla que busca escapar de la maldición que parece perseguir al equipo californiano.

la imagen de la liga es siempre lo más importante, sea cual sea la situación, el objetivo es mantener su prestigio por encima de todo

Tras lograr superar una gran piedra que se interpuso en su camino, la plantilla afronta un match-ball en el séptimo y definitivo enfrentamiento en primera ronda de las series eliminatorias. Una semana agitada, larga y sobretodo de contrastes, deja a los Clippers con ánimos renovados y una meta difícil de alcanzar, pero por la que merece luchar, un título que pueda terminar, de una vez por todas, con la leyenda negra del eterno “hermano pobre”. Después de una tempestad que parecía capaz de hacer temblar hasta los cimientos del Stapples Center, Donald Sterling sale como claro y justo damnificado, mientras los Ángeles Clippers y la NBA salen reforzados tras mostrar su mejor cara ante la adversidad.